Oh, Divino Cristo Transfigurado,
Vos, sois el Hijo del Dios de la vida,
y que, os mostrasteis vuestra Pasión
y Muerte antes de padecerla. Y,
de testigos a Pedro, Santiago y
Juan, quienes, os Vieron en toda
vuestra gloria; pues, mientras orabais,
vuestro cuerpo se transfiguró y,
vuestros vestidos se volvieron más
blancos que la nieve, y, vuestro
rostro, resplandeciente más que el
sol y, en medio se aparecieron del
Testamento Antiguo Moisés, por la
la Ley; y Elías, en nombre de los
profetas; que, se alegraron, porque
Sois Vos, el enviado del Dios eterno,
para, al mundo salvar y del pecado
librarlo. Entonces, emocionado Pedro,
os dijo: “Señor, si os parece, hacemos
aquí tres campamentos, uno para Vos,
otro para Moisés y otro para Elías”.
Y, en seguida los envolvió una nube
y se oyó, la voz de Vuestro Padre,
que decía: “Este es mi Hijo muy
amado, escuchadlo” . Y, Su voz, se
oye, eterna en los corazones todos,
por los siglos de los siglos, Amén;
oh, Divino Cristo, “Transfigurado”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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La Transfiguración del Señor
Señor Jesús: transfigúranos también a nosotros en nuevas creaturas, totalmente agradables al Padre Dios.
Narra el santo Evangelio (Lc. 9, Mc. 6, Mt. 10) que unas semanas antes de su Pasión y Muerte, subió Jesús a un monte a orar, llevando consigo a sus tres discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan. Y mientras oraba, su cuerpo se transfiguró. Sus vestidos se volvieron más blancos que la nieve,y su rostro más resplandeciente que el sol. Y se aparecieron Moisés y Elías y hablaban con El acerca de lo que le iba a suceder próximamente en Jerusalén.
Pedro, muy emocionado exclamó: -Señor, si te parece, hacemos aquí tres campamentos, uno para Ti, otro para Moisés y otro para Elías. Pero en seguida los envolvió una nube y se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo muy amado, escuchadlo”.
El Señor llevó consigo a los tres apóstoles que más le demostraban su amor y su fidelidad. Pedro que era el que más trabajaba por Jesús; Juan, el que tenía el alma más pura y más sin pecado; Santiago, el más atrevido y arriesgado en declararse amigo del Señor, y que sería el primer apóstol en derramar su sangre por nuestra religión. Jesús no invitó a todos los apóstoles, por no llevar a Judas, que no se merecía esta visión. Los que viven en pecado no reciben muchos favores que Dios concede a los que le permanecen fieles.
Eso sigue sucediendo a las personas que rezan con fervor. La oración les transfigura y embellece el alma y les vuelve mucho más agradables a Dios. Dos personas muy famosas del Antiguo Testamento; Moisés en nombre de la Ley, y Elías en nombre de los profetas, venían a respaldar y felicitar a Jesucristo y a proclamar que El es el enviado de Dios para salvar al mundo.
Es un elogio hermosísimo hecho por el Padre Dios, acerca de Jesucristo. Es su Hijo Unico. Es amadísimo por Dios, y es preferido por El a todos los demás seres que existen. Verdaderamente merece nuestro amor este Redentor tan amado por su Padre que es Dios.