¡Oh!, María,
Maravillosa
Cuando
Respondisteis a la
Pregunta del ángel:
“He aquí la esclava del Señor;
Hágase en mí según tu palabra”.
Y, bastó ese momento
En la eternidad del universo
Para que Vos, os
Convirtierais en
“Mater Christi”
“Mater Ecclesiae”
“Mater Universalis”
¡Oh!, María Santísima.
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________________
Maravillosa
Cuando
Respondisteis a la
Pregunta del ángel:
“He aquí la esclava del Señor;
Hágase en mí según tu palabra”.
Y, bastó ese momento
En la eternidad del universo
Para que Vos, os
Convirtierais en
“Mater Christi”
“Mater Ecclesiae”
“Mater Universalis”
¡Oh!, María Santísima.
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________________
25 de Marzo
La Anunciación del Ángel a la Virgen María Solemnidad Litúrgica
Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Solemnidad Litúrgica
Martirologio Romano: Solemnidad de la Anunciación del
Señor, cuando, en la ciudad de Nazaret, el ángel del Señor anunció a
María: Concebirás y darás a luz un hijo, y se llamará Hijo del Altísimo.
María contestó: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra. Y así, llegada la plenitud de los tiempos, el que era antes de
los siglos el Unigénito Hijo de Dios, por nosotros los hombres y por
nuestra salvación, se encarnó por obra del Espíritu Santo de María, la
Virgen, y se hizo hombre.
Breve Reseña
La última fase de toda la apoteosis salvadora comenzó en Nazaret.
Hubo intervenciones angélicas y sencillez asombrosa. Era la virgen o
pártenos del Isaías viejo la destinataria del mensaje. Todo acabó en
consuelo esperanzador para la humanidad que seguía en sus despistes
crónicos e incurables. Los anawin tuvieron razones para hacer fiesta y
dejarse por un día de ayunos; se había entrado en la recta final.
La iconografía de la Anunciación es, por copiosa, innumerable: Tanto
pintores del Renacimiento como el veneciano Pennacchi la ponen en silla
de oro y vestida de seda y brocado, dejando al pueblo en difusa
lontananza. Gabriel suele aparecer con alas extendidas y también con
frecuencia está presente el búcaro con azucenas, símbolo de pureza.
Devotas y finas quedaron las pinturas del Giotto y Fra Angélico, de
Leonardo da Vinci, de fray Lippi, de Cosa, de Sandro Botticelli, de
Ferrer Bassa, de Van Eyck, de Matthias Grünewald, y de tantos más.
Pero probablemente sólo había gallinas picoteando al sol y grito de
chiquillos juguetones, estancia oscura o patio quizá con un brocal de
pozo; quizá, ajenos a la escena, estaba un perro tumbado a la sombra o
un gato disfrutaba con su aseo individual; sólo dice el texto bíblico
que “el ángel entró donde ella estaba”.
Debió narrar la escena la misma María a san Lucas, el evangelista que la refiere en momento de intimidad.
Así fue como lo dijo Gabriel: “Salve, llena de gracia, el Señor es
contigo”. Aquel doncel refulgente, hecho de claridad celeste, debió
conmoverla; por eso intervino “No temas, María, porque has hallado
gracia ante de Dios; concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo a quien
pon-drás por nombre Jesús. Éste será grande: se llamará Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará por
los siglos sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin”. La
objeción la puso María con toda claridad: “¿Cómo será esto, pues no
conozco varón?” No hacía falta que se entendiera todo; sólo era precisa
la disposición interior. “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá será
llamado santo, Hijo de Dios”.
Luego vino la comunicación del milagro operado en la anciana y
estéril Isabel que gesta en su sexto mes, porque “para Dios ninguna cosa
es imposible”.
Fiesta de Jesús que se encarnó -que no es ponerse rojo, sino que tomó
carne y alma de hombre-; el Verbo eterno entró en ese momento histórico
y en ese lugar geográfico determinado, ocultando su inmensidad.
Fiesta de la Virgen, que fue la que dijo “Hágase en mí según tu
palabra”. El “sí” de Santa María al irrepetible prodigio trascendental
que depende de su aceptación, porque Dios no quiere hacerse hombre sin
que su madre humana acepte libremente la maternidad.
Fiesta de los hombres por la solución del problema mayor. La
humanidad, tan habituada a la larguísima serie de claudicaciones,
cobardías, blasfemias, suciedad, idolatría, pecado y lodo donde se
suelen revolcar los hombres, esperaba anhelante el aplastamiento de la
cabeza de la serpiente.
Los retazos esperanzados de los profetas en la lenta y secular espera
habían dejado de ser promesa y olían ya a cumplimiento al concebir del
Espíritu Santo, justo nueve meses antes de la Navidad.
¡Cómo no! Cada uno puede poner imaginación en la escena narrada y
contemplarla a su gusto; así lo hicieron los artistas que las plasmaron
con arte, según les pareció.
(http://es.catholic.net/op/articulos/32009/la-anunciacin-del-ngel-a-la-virgen-mara.html)