¡Oh¡, Santa Angela Merici; vos, sois la hija del Dios
de la vida y su amada santa, que, alumbrasteis siempre
con la luz de la fe, a las niñas de vuestro tiempo,
fundando las “Hermanas Ursulinas”, primera comunidad
religiosa femenina para a las niñas educar, en honor
a Santa Úrsula, la santa mártir del siglo IV, que
dirigía el grupo de muchachas llamadas “Las once mil
vírgenes, que murieron por defender su religión y su
castidad. Como Terciaria Franciscana y sin muchos
estudios, con vuestro “Don del Consejo”, supisteis
aconsejar, qué es lo que hay que hacer, y qué dejar
de hacer en la vida. Por ello, gobernadores, obispos,
doctores y sacerdotes, sabios consejos de vos recibieron.
En una visión contemplasteis un enorme grupo de jóvenes
vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una
voz os dijo: “Estas son tus religiosas educadoras”. Y,
con el tiempo, así fue. Alguien os preguntó un día: ¿Qué
consejo me recomienda para comportarme debidamente?
Y respondisteis “Compórtese cada día como deseara
haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse
y de darle cuenta a Dios”. “Dios mío, yo te amo”,
fueron vuestras últimas palabras, dejando volar vuestra
alma al cielo, para ser premiada con corona de luz
como justo premio a vuestra entrega de amor y fe,
¡oh!, Santa Angela de Merici, “mensaje del Dios vivo”.
de la vida y su amada santa, que, alumbrasteis siempre
con la luz de la fe, a las niñas de vuestro tiempo,
fundando las “Hermanas Ursulinas”, primera comunidad
religiosa femenina para a las niñas educar, en honor
a Santa Úrsula, la santa mártir del siglo IV, que
dirigía el grupo de muchachas llamadas “Las once mil
vírgenes, que murieron por defender su religión y su
castidad. Como Terciaria Franciscana y sin muchos
estudios, con vuestro “Don del Consejo”, supisteis
aconsejar, qué es lo que hay que hacer, y qué dejar
de hacer en la vida. Por ello, gobernadores, obispos,
doctores y sacerdotes, sabios consejos de vos recibieron.
En una visión contemplasteis un enorme grupo de jóvenes
vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una
voz os dijo: “Estas son tus religiosas educadoras”. Y,
con el tiempo, así fue. Alguien os preguntó un día: ¿Qué
consejo me recomienda para comportarme debidamente?
Y respondisteis “Compórtese cada día como deseara
haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse
y de darle cuenta a Dios”. “Dios mío, yo te amo”,
fueron vuestras últimas palabras, dejando volar vuestra
alma al cielo, para ser premiada con corona de luz
como justo premio a vuestra entrega de amor y fe,
¡oh!, Santa Angela de Merici, “mensaje del Dios vivo”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Enero
Santa Angela de Mérici
(+ 1540)
Santa Angela de Mérici
(+ 1540)
Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa
“Mensaje de Dios”. Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber
fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.
Se crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían
la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba
por la religión.
Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la
impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a
Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la
Providencia Divina que a nadie abandona.
Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente pero esto
la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que
necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.
Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de
primaria, llega a ser Consejera de gobernadores, obispos, doctores y
sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo,
que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada
ocasión.
Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de
peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer
organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de
Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Úrsula, la santa mártir del siglo
IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas “Las once mil vírgenes,
que murieron por defender su religión y su castidad).
Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos
que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no
sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus
amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y
en cada vereda.
Ángela era de baja estatura pero tenía todas las cualidades de líder y
de guía para influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y
agradabilidad en su trato.
En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de
Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se
vino a vivir en casa de Ángela y con ellas fundó la Comunidad. En una
visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que
volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: “Estas son tus religiosas
educadoras”.
La gente consideraba a Santa Úrsula como una gran líder o guía de
mujeres. Por eso Ángela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.
La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después
murió su fundadora, Santa Ángela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada
en 1807.
Un hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me
recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió:
“Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la
hora de morirse y de darle cuenta a Dios”.
Sus últimas palabras fueron: “Dios mío, yo te amo”. Que estas sean
también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de morir,
sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.