Oh, Señora Nuestra de Chiquinquirá
Vos sois, la Madre del Dios de la
vida y que, pintada fuisteis como
la advocación de la Virgen del
Rosario, con Jesús el Niño, Vuestro
amadísimo Hijo y por compañía a
San Andrés el Apóstol y San Antonio
de Papua; guardia haciéndoos y el
día aquél, pasó enfrente vuestro,
Isabel e hijo humildes y gritó ella
a María, vuestra cuidadora, con gran
admiración y asombro: “mire, mire
señora…” y dirigió ella su mirada
hacia la pintura y de pronto apareció
Vuestra imagen, toda de colores y
resplandores vivos rodeada. Rasguños
y agujeros del lienzo, desaparecido
habían y con este milagro maravilloso,
hacia Vos, la devoción surgió. Santa
Madre del Redentor, Virgen del Rosario;
oh, Nuestra Señora de Chiquinquirá.
© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado
________________________________
9 de julio
Nuestra Señora de Chiquinquirá
Patrona de Colombia
La tradición nos cuenta que hace cuatro siglos don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez (h. 1560) que pintara una imagen de la Virgen del Rosario, para colocarla en una pequeña capilla. La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho, Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua.
El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta, estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa. Tras la muerte de Santana, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá, hacia el año 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido usada como oratorio.
Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España), la señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla, la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario.
El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento Isabel grito a María “mire, mire Señora…” Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.