02 septiembre, 2014

San Moisés

 
  
Oh, San Moisés, Profeta, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y su amado santo, que,
salvado de las aguas del Nilo, criado junto
al Faraón y elegido para salvar a vuestro
pueblo fuisteis. Instrumento de Dios en las
plagas y caudillo desde el mar Rojo. Y, ya
en el desierto, el hombre de la Alianza:
Amigo de Dios, padre de vuestro pueblo,
legislador, juez, guerrero y libertador.
Os resististeis a aceptar las debilidades
de vuestro pueblo y viendo ya la Tierra
Prometida, expirasteis tal y conforme, os
lo había dicho Dios. Vos, que extendisteis
vuestra mano sobre el mar Rojo y lo secasteis,
y, brotar agua de la roca en el desierto
hicisteis; conseguisteis de Dios el maná y
las codornices para quitar la hambruna
de vuestro pueblo. “Yo soy el Señor tu Dios,
que te saqué de Egipto, de la esclavitud.
No tendrás otros dioses rivales míos. Honra
a tu padre y a tu madre. No matarás. No
cometerás adulterio. No robarás. No darás
testimonio falso contra tu prójimo. No
codiciarás los bienes de tu prójimo: ni
la mujer, ni su esclavo, ni su buey, ni
su asno, ni nada que sea de él”. La Ley
por Moisés y la Gracia por Jesucristo;
Oh, San Moisés, “luz de la fe y de la ley”. 


© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Septiembre
San Moisés
Profeta del Antiguo Testamento

Salvado de las aguas. Criado junto al Faraón. Elegido para salvar a su pueblo. Instrumento de Dios en las plagas. Caudillo desde el mar Rojo. Y ya en el desierto, el hombre de la Alianza: Amigo de Dios, padre del pueblo, legislador, juez, guerrero, libertador…

Es el hombre fuerte como un titán que se resiste a aceptar las debilidades de su pueblo.
Dios permite su fracaso. Viendo ya la Tierra Prometida, muere con la esperanza incumplida de entrar en la tierra de Canaán.

El que extendió su mano en el mar y lo secó o hizo brotar agua de la roca en el desierto, o consiguió de Dios el maná y las codornices para quitar la hambruna no disfruta su máximo proyecto humano: entrar en la Tierra de Promisión.

El sinsabor de la derrota humana es permitido por Dios para que reconozcamos nuestra flaqueza. El fracaso en lo humano marca la dependencia del creador.