01 septiembre, 2015

San Egidio

 


¡Oh!, San Egidio; vos, sois el hijo del Dios
de la vida, y, el mismo que honor y brillo,
disteis al significado de vuestro nombre: “El
Protegido o defendido”. Del Ródano, ermitaño y
anacoreta; milagros por cientos se os atribuyen,
y, en el Medioevo, como prueba de ello os llamó:
“Abogado de los pecadores, protector de pobres,
tullidos y arqueros, abogado contra el miedo y
el incubo, defensor contra el cáncer y la epilepsia.
Hasta hoy, se os representa como anacoreta, con
varios atributos: cierva, lirio, flecha clavada
en el brazo, dos puertas, regalo del Papa a
vuestro monasterio y un mensaje celeste en una
filacteria por haber descubierto un pecado oculto
del Rey Carlos y hacérselo confesar. Eso erais y
sois, y por ello, hoy, con justicia lucís, corona
eterna de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Egidio, “amor y defensa del Dios vivo”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1º de septiembre
San Egidio

(“El Protegido o Defendido” en latín; o “cabrito” en griego).

Martirologio Romano: En la región de Nimes, de la Galia Narbonense (hoy Francia), san Egidio o Gil, cuyo nombre adopta la población que después se formó en la región de la Camargue y donde se dice que el santo había erigido un monasterio y acabado el curso de su vida mortal (s. VI/VII). (http://www.es.catholic.net/op/articulos/32158/gil-o-egidio-santo.html)

Ermitaño de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII. Algunas leyendas piadosas lo consideraban un rico heredero emigrado de Marsella y establecido como anacoreta en un bosque, en la desembocadura del río Ródano. Con el tiempo edificó un monasterio.

Se le atribuyen algunos milagros y la piedad en el Medioevo lo llamó: Abogado de los pecadores, por haber ayudado en su conversión al Rey Carlos; Protector de pobres, tullidos y arqueros, por haber sido herido por una flecha; Abogado contra el miedo y el incubo, por ayudar a una cierva en peligro; y Defensor contra las enfermedades del cáncer y la epilepsia, llamada “mal de San Gil”.

Se le consideró uno de los “14 santos auxiliares”. Se le representa como anacoreta, con varios atributos: cierva, lirio, flecha clavada en el brazo, dos puertas (regalo del Papa a su monasterio) y un mensaje celeste en una filacteria por haber descubierto un pecado oculto del Rey Carlos y hacérselo confesar.