Oh, Santa Cecilia, vos, sois la hija del Dios
de la vida y su amada santa, que, vuestra cuya
virginidad consagrasteis al Dios Trino, y que,
cuando vuestros padres os entregaron en matrimonio
a Valeriano, le dijisteis, que, de virginidad
voto habíais hecho, y persuadiéndolo, también
bautizado fue él. Y, no contenta con ello, vos,
también a Tiburcio convencieron, haciéndolo
de Dios, hijo. A vuestro ángel de la guarda
veíais a cada nada, como alma buena que erais,
y supisteis por él, que Valeriano y Tiburcio,
muertos habían sido, por negarse a “falsarios
dioses adorar”, no sin antes, a los cristianos
animar, y con gusto sufrir, los horrores todos,
con tal de no abdicar de nuestra santa religión.
Entonces, arrestada fuisteis y os exigieron a
que dejaseis vuestra fe en Cristo y os negasteis,
la muerte prefiriendo. Y, así, condenada ya,
junto al horno, cantabais y cantabais, cánticos
de alabanza, con celestial voz, en vez de sofocaros
y asfixiaros. Y, viendo que, imposible acabar
con vos, era, vuestro verdugo, Almaquio, ordenó
que os cortaran la cabeza, volando vuestra alma
al cielo, para coronada ser de luz y eternidad,
Santa Patrona de todos los Músicos de la tierra;
oh, Santa Cecilia, “virgen mártir, cantora de Dios”.
de la vida y su amada santa, que, vuestra cuya
virginidad consagrasteis al Dios Trino, y que,
cuando vuestros padres os entregaron en matrimonio
a Valeriano, le dijisteis, que, de virginidad
voto habíais hecho, y persuadiéndolo, también
bautizado fue él. Y, no contenta con ello, vos,
también a Tiburcio convencieron, haciéndolo
de Dios, hijo. A vuestro ángel de la guarda
veíais a cada nada, como alma buena que erais,
y supisteis por él, que Valeriano y Tiburcio,
muertos habían sido, por negarse a “falsarios
dioses adorar”, no sin antes, a los cristianos
animar, y con gusto sufrir, los horrores todos,
con tal de no abdicar de nuestra santa religión.
Entonces, arrestada fuisteis y os exigieron a
que dejaseis vuestra fe en Cristo y os negasteis,
la muerte prefiriendo. Y, así, condenada ya,
junto al horno, cantabais y cantabais, cánticos
de alabanza, con celestial voz, en vez de sofocaros
y asfixiaros. Y, viendo que, imposible acabar
con vos, era, vuestro verdugo, Almaquio, ordenó
que os cortaran la cabeza, volando vuestra alma
al cielo, para coronada ser de luz y eternidad,
Santa Patrona de todos los Músicos de la tierra;
oh, Santa Cecilia, “virgen mártir, cantora de Dios”.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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22 de Noviembre
Santa Cecilia
Mártir
Año 177
Santa Cecilia
Mártir
Año 177
Santa Cecilia bendita, dile a Dios que también nosotros
prefiramos mil muertes antes que ser infieles a nuestra santa religión.
No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco (S. Biblia Ecl. 5, 15).
Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia
Católica. Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las
principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela
muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad. Sus padres la
comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero
Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si
él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se
hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y
Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que
también se hiciera cristiano.
Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la
guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los
cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a
sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso
fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que
declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente
adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces
fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte.
Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a
sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la
santa religión. En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que
renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte
antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a
un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que
salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás
por eso la han nombrado patrona de los músicos).
Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel
Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le
pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para
orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había
repartido todos sus bienes entre los pobres.
En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de
la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la
cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada
de lado y parece que habla. En Roma había ya en el año 545 un templo
dedicado a esta gran Santa.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cecilia.htm)