¡Oh! Señora Nuestra de Lourdes, Vos, sois la Santa Madre
del Dios de la Vida, y la que le dijisteis a Santa Bernardita:
“No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”.
Y, así fue. Ella, su hermana y otra niña iban al campo a buscar
leña seca, cerca de una gruta y cuando empezó a sacarse los
zapatos, escuchó un ruido proveniente de la gruta, acercándose
a ver lo que pasaba y os vió María, envuelta en una luz
refulgente con un traje blanco, una cinta azul en la cintura,
un largo velo blanco y dos rosas doradas brillantes que le
cubrían los pies. En vuestras manos, portabais un largo rosario blanco
y dorado y juntas empezaron a rezarlo. Así sucede el domingo
donde Bernardita reza la primera decena del Rosario y Vos, María
os apareceis. La niña os tira agua bendita para asegurarse que
no erais una obra del enemigo, y Vos, sonreís, os persignasteis
con el Rosario y lo rezasteis juntas. El jueves siguiente, Vos, Virgen
Santa, pedís a Bernardita que regrese por quince días seguidos a
la gruta y por ello, Vos, María le prometeis hacerla dichosa en el
otro mundo. Y, así, Bernardita va con una vela bendecida
y encendida, y Vos, Señora Nuestra, le enseñasteis una oración
personal. El siguiente domingo, la niña os vió triste y ella os
preguntó el por qué y Vos le contestasteis: “Rogad por los
pecadores”. Y, claro, desde entonces las autoridades amenazan
a Bernardita con llevarla a la cárcel y todos se burlaban de ella.
Un día, diez mil personas fueron a ver lo que pasaba. Vos os
aparecisteis a Bernardita y le pedisteis que les diga a los
sacerdotes que eleven ahí un santuario, a donde se debe ir en
procesión. Y así lo hace, comentándole al sacerdote, quien a
cambio le pide el nombre de la Señora y que florezca un rosal
silvestre sobre el que se aparecía. Y, Bernardita, os contó
todo a Vos, María y Vos, le regalasteis un hermosa sonrisa.
Vos, le mandasteis a rogar por los pecadores y exclamasteis:
“¡Penitencia, penitencia, penitencia!… ¡Ruega a Dios por los
pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!”
Y, Bernardita así lo hizo y pidió a los espectadores que
hicieran lo mismo. Mas adelante Vos, le dijisteis a Bernardita
que bebiese, lavase los pies en la fuente y comiese hierba.
Y luego que escarbase en el fondo de la gruta y empezó
milagrosamente a brotar agua. Allí, el pobre obrero Bourriete,
que tenía el ojo izquierdo mutilado, ora y se frota el ojo
con el agua de la fuente y luego empezó a gritar de alegría
y recuperó la vista. Bernardita va a la gruta, pero luego
es llevada a casa el juez y es amenazada de ir a cárcel. En
la noche, Catalina Latapie moja su brazo dislocado y el brazo
y la mano recuperan su agilidad, produciéndose un segundo
milagro. Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle
el pedido de la Virgen, luego la pequeña os pregunta de nuevo
vuestro nombre, y Vos, le sonríes. Ese día, una madre en su
desesperación lleva en brazos a su hijo que estaba medio
muerto, sumergiendo quince minutos en el agua fría y al llegar
a casa notó mejoría en la respiración del niño, pues estaba
estaba lleno de vida y completamente sano. Vos, os aparecisteis
una vez más a Bernardita y levantando los ojos hacia el cielo,
juntasteis en signo de oración las manos y tendidas hacia
el suelo y le dijisteis a Bernardita: “Soy la Inmaculada
Concepción”. Bernardita, salió corriendo a decirle al párroco,
quien se conmueve ante la revelación del nombre ya que cuatro
años antes se había proclamado el dogma de la Inmaculada
Concepción. Bernardita en la gruta y en éxtasis pone su mano
sobre la llama de la vela encendida que había llevado
y no se quema quedando ilesa y comprobada por un médico que
vió el hecho. Bernardita sintió una misteriosa llamada
y al llegar a la gruta se dio cuenta que estaba vallada
y no se podía pasar, dirigiéndose al otro lado, enfrente
de la gruta, y pudo veros Santa Madre de Dios, y exclamó:
”Me pareció que estaba delante de la gruta, a la misma
distancia que las otras veces, no veía más que a la Virgen.
¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.
Muchos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes
es un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada
Concepción y es exaltación a las virtudes de pobreza
y humildad como la que tenía la pequeña Bernardita y un llamado
a aceptar la cruz para ser felices en la otra vida, la importancia
de la oración, del Santo Rosario y la penitencia con una
misericordia infinita por los pecadores y los enfermos. El agua
de la gruta, agua virgen es, pues los químicos dijeron
que es pura, natural, sin propiedad térmica y en la que
ninguna bacteria, ni microbio sobrevive. Prueba clara
y fehaciente de la “Inmaculada Concepción”. !Aleluya!
¡Oh! Nuestra Señora de Lourdes, “Viva e Inmaculada Concepción”
© 2019 by Luis ernesto Chacón Delgado
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11 de Febrero
Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes
Cada 11 de febrero la Iglesia celebra la Fiesta de
Nuestra Señora de Lourdes, quien en una de sus apariciones le dijo a
Santa Bernardita: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el
próximo”. Aquí el significado de sus apariciones, el mensaje que dejó y
los milagros que se dieron con su intercesión.
Era el 11 de febrero de 1858, Bernardita, su hermana y otra niña iban
al campo a buscar leña seca, cerca de una gruta. Para llegar ahí tenían
que pasar por un arroyo. Bernardita no se atrevía a adentrarse porque
el agua estaba muy fría. Se empezó a sacar los zapatos, cuando de pronto
escuchó un ruido fuerte proveniente de la gruta.
Se acercó a ver lo que pasaba y ahí en ese lugar sucio y pedregoso se
apareció la Virgen envuelta en una luz resplandeciente, con un traje
blanco de un tejido desconocido, una cinta azul en la cintura, un largo
velo blanco y dos rosas doradas brillantes que le cubrían la parte
superior de los pies.
En sus manos, la Virgen tenía un largo rosario blanco y dorado.
Entonces juntas empezaron a rezarlo. El domingo 14 de febrero,
Bernardita en la gruta reza la primera decena del Rosario y María se
aparece. La niña le tira agua bendita para asegurarse que no era una
obra del enemigo. La Virgen sonríe, se persigna con el Rosario y lo
rezan juntas.
El jueves 18 la Virgen le pide a Bernardita que regrese por quince
días seguidos a la gruta. Ante la aceptación y promesa de la pequeña,
María le promete hacerla dichosa en el otro mundo. Los rumores de las
apariciones se empiezan a esparcir.
El 19 de febrero, Bernardita va con una vela bendecida y encendida.
Es así que nace la costumbre de ir con velas para encenderlas ante la
gruta. El 20 de febrero la Señora le enseña una oración personal a
Bernardita.
El domingo 21, la niña ve que la Virgen estaba triste, le pregunta lo
que le pasa y Nuestra Señora le contesta: “Rogad por los pecadores”.
Para ese entonces las autoridades amenazaron a Bernardita con llevarla a
la cárcel y todos se burlaban de ella.
El 22 la Virgen no se le apareció, pero la niña no perdía la
esperanza de volverla a ver. El 23, diez mil personas fueron a ver lo
que pasaba. La Virgen se le apareció a Bernardita y le pidió que les
diga a los sacerdotes que eleven ahí un santuario, a donde se debe ir en
procesión.
La niña va y le comenta al sacerdote, quien a cambio pide el nombre
de la Señora y que florezca un rosal silvestre sobre el que se aparecía.
El 24 la pequeña le cuenta todo a la Virgen, quien sólo sonrió. Luego
María la mandó a rogar por los pecadores y exclamó: “¡Penitencia,
penitencia, penitencia!… ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la
tierra en penitencia por los pecadores!” Bernardita así lo hizo y pedía a
los espectadores que hicieran lo mismo.
El 25 de febrero la Virgen le ordena beber, lavarse los pies en la
fuente y comer hierba. Bernardita, por indicación de María, escarbó en
el fondo de la gruta y empezó a brotar agua.
El 26 se produce el primer milagro. El pobre obrero Bourriete, que
tenía el ojo izquierdo mutilado, ora y se frota el ojo con el agua de la
fuente. Luego empezó a gritar de alegría y fue recuperando la vista. El
27 la Virgen permanece en silencio, Bernardita bebe del agua del
manantial y hace los gestos recurrentes de penitencia.
El 28 Bernardita va a la gruta, pero luego es llevada a casa el juez y
amenazada de ir a cárcel. En la noche, Catalina Latapie moja su brazo
dislocado y el brazo y la mano recuperan su agilidad, produciéndose un
segundo milagro.
El martes 2 de marzo, Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle el pedido de la Virgen.
El 3 de marzo la pequeña le pregunta de nuevo su nombre y la Virgen
sonríe. Ese día, una madre en su desesperación lleva en brazos a su hijo
que estaba medio muerto. Lo metió 15 minutos en el agua fría y al
llegar a casa notó mejoría en la respiración del niño.
Al día siguiente, el niño estaba lleno de vida y completamente sano.
Los médicos certificaron el milagro y lo llamaron de primer orden.
El 4 de marzo, al finalizar los quince días, la visión permanece
silenciosa. El 25 de ese mes la Virgen se apareció a Bernardita, levantó
los ojos hacia el cielo, juntó en signo de oración las manos que tenía
abiertas y tendidas hacia el suelo y le dijo a Bernardita: “Soy la
Inmaculada Concepción”.
La pequeña salió corriendo a decirle al párroco, quien se conmueve
ante la revelación del nombre ya que cuatro años antes se había
proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción.
El 7 de abril, Bernardita en la gruta y en éxtasis pone su mano sobre
la llama de la vela encendida que había llevado y no se quema. Después
de la aparición, su mano estaba ilesa y fue comprobado por un médico que
presenció el hecho.
El 16 de julio se produjo la última aparición. Bernardita sintió la
misteriosa llamada y al llegar a la gruta se dio cuenta que estaba
vallada y no se podía pasar. Se dirige entonces al otro lado, enfrente
de la gruta, y vio a la Madre de Dios. ”Me pareció que estaba delante de
la gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a
la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.
Algunos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es
un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y
es exaltación a las virtudes de pobreza y humildad como la que tenía la
pequeña Bernardita.
Asimismo afirman que es un llamado a aceptar la cruz para ser felices
en la otra vida, la importancia de la oración, del Santo Rosario y la
penitencia con una misericordia infinita por los pecadores y los
enfermos.
El agua de la gruta ha sido analizada por químicos, quienes señalaron
que es un agua virgen, pura, natural, sin propiedad térmica y en la que
ninguna bacteria sobrevive. Para los cristianos esto es símbolo de la
Inmaculada Concepción.
(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-los-catolicos-celebramos-a-la-virgen-de-lourdes-70994)