¡Oh!, San
Octavio, vos, sois el hijo del Dios de la vida y
su amado
santo, y que, como San Ambrosio de Milán
decíais:
“Comenzad en vosotros la obra de la paz, una
vez que
vosotros estéis pacificados, llevaréis la paz a
los demás”.
Y, así lo hicisteis, conjuntamente que
Solutor y
Adventor, vuestros compañeros, y que hoy,
os celebran
en la iglesia de Turín. Y que, valientes y
valerosos
como eran, su fe, confesaron en Cristo Jesús,
Dios y Señor
Nuestro. A vosotros, de tanta entrega militar,
se os
compuso una “Pasión”, donde se os resaltaba
vuestra
entrega y vuestra vida como mártires, en plena
persecución.
Vuestra “Pasión”, narra, de cómo escapar
lograron de
la masacre de Agaunum, pero, capturados
y
encarcelados, luego fugaron de ella, y caminaron
largos días
por inhóspitos parajes. Y, esta vez, atrapados
entregaron
vuestras vidas, felices por vuestra fe en Dios,
quien os
recibió y premió, con justicia, con coronas
de luz y
eternidad. Templo primero y más tarde monasterio
benedictino,
luego la demolición y al fin, la “Consolata”,
os recibió,
hasta descansar vuestros restos en Iglesia
de los
Mártires, en la que hoy, están, como vivos testigos
de vuestra
entrega maravillosa de amor, fe y esperanza;
¡oh!, San
Octavio, “viva guía de la paz y la luz de Cristo”.
© 2015 by
Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de
Noviembre
San Octavio
u Octaviano
Mártir
Etimológicamente
significa “octavo hijo”. Viene de la lengua latina.
La paz sobre
la tierra comienza en nosotros mismos. Ya en el siglo IV, san Ambrosio de Milán
decía: “Comenzad en vosotros la obra de la paz, una vez que vosotros estéis
pacificados, llevaréis la paz a los demás”.
Este joven,
juntamente con Solutor y Adventor, se celebran hoy en la iglesia de Turín,
Italia.
Eran
soldados de la Legión Tebea. Combatían valientemente durante el imperio que
mandaba por aquel tiempo Maximiano.
Eran
valientes en la lucha y valientes en confesar su fe en Cristo el Señor. El clima
y el ambiente no les eran propicios. Ya habían visto con sus propios ojos morir
a muchos cristianos.
No hay datos
exactos de cómo murieron. Sin embargo, a personas de tanto brillo militar y de
tanta fama entre los creyentes, fue fácil componerles un teatro o “Pasión”
entre los años 432-450.
Ellos
murieron como mártires en el siglo III, es decir cuando las persecuciones
arreciaron como nunca.
La “Pasión”
narraba que lograron escapar de la masacre de Agaunum.
Su fuga no
pasó desapercibida. La policía militar los cogió en seguida. Los llevaron
presos a Turín.
También se
escaparon de la prisión. Empezaron a caminar por lugares inhóspitos. Y ya esta
vez, fueron enviados a la muerte por su fe en Dios único y verdadero.
Los
turineses le levantaron pronto un templo en su honor. Este templo se
convertiría más tarde, por mandato del obispo Gezone, en un monasterio
benedictino.
Cuando los
franceses ordenaron la demolición del monasterio en 1536, los tres cuerpos
fueron llevados a la Consolata y finalmente a la iglesia de los mártires, en la
que están hoy en día.
(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=13932)