¡Oh!, San Martín, Papa, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y, el mismo que, abominables maltratos padecisteis. Despreciado
y hambriento; miserable y olvidado; y, como malhechor vil,
expuesto ante los ojos de vuestros enemigos. Nunca la fe
perdisteis en el Dios de la vida. Así, jamás con vos pudieron
vuestros herejes e impíos enemigos. ¿Vuestra culpa? condenar
la herejía de los monotelitas en pleno Concilio de Letrán, y
por orden del Constante II, fuisteis de vuestra sede arrancado,
por Calíopa, que por la fuerza entró en la Basílica, y enviado
fuisteis a Constantinopla, a una mísera mazmorra, y luego
desterrado al Quersoneso. Y, de la negra noche aquella, se
alegró el cielo para recibiros, conforme Cristo lo había dicho:
“Dichosos vosotros, cuando os persigan por mi causa. Alegraos
porque grande es vuestro premio”. Y, así fue, vuestra alma,
al cielo voló, para coronada ser con corona de luz y eternidad,
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor y fe;
¡oh!, San Martín, “destierro y martirio, antes que traición”.
y, el mismo que, abominables maltratos padecisteis. Despreciado
y hambriento; miserable y olvidado; y, como malhechor vil,
expuesto ante los ojos de vuestros enemigos. Nunca la fe
perdisteis en el Dios de la vida. Así, jamás con vos pudieron
vuestros herejes e impíos enemigos. ¿Vuestra culpa? condenar
la herejía de los monotelitas en pleno Concilio de Letrán, y
por orden del Constante II, fuisteis de vuestra sede arrancado,
por Calíopa, que por la fuerza entró en la Basílica, y enviado
fuisteis a Constantinopla, a una mísera mazmorra, y luego
desterrado al Quersoneso. Y, de la negra noche aquella, se
alegró el cielo para recibiros, conforme Cristo lo había dicho:
“Dichosos vosotros, cuando os persigan por mi causa. Alegraos
porque grande es vuestro premio”. Y, así fue, vuestra alma,
al cielo voló, para coronada ser con corona de luz y eternidad,
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor y fe;
¡oh!, San Martín, “destierro y martirio, antes que traición”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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13 de Marzo
San Martín I
Papa y Mártir
Papa y Mártir
Martirologio Romano: San Martín I, papa y mártir, que
tras condenar la herejía de los monotelitas en el Concilio de Letrán,
por orden del emperador Constante II fue arrancado de su sede por el
exarca Calíopa, que entró por la fuerza en la Basílica de Letrán, y lo
envió a Constantinopla, donde primero quedó encerró en una dura mazmorra
bajo estrecha vigilancia y después fue desterrado al Quersoneso, lugar
en el que, pasados unos dos años, concluyeron sus tribulaciones y
alcanzó la corona eterna. († 656)
Breve Biografía
Oriundo de Todi y diácono de la Iglesia romana, Martín fue elegido
Papa para suceder al Papa Teodoro, muerto el 13 de mayo del 649.
Inmediatamente demostró mucha firmeza en la conducción de la Iglesia. En
efecto, no pidió ni esperó el consentimiento para su elección por parte
del emperador Constante II que un año antes había promulgado el Tipo,
un documento en defensa de la tesis herética de los monotelitas. Para
acabar con la difusión de esta herejía, a los tres meses de su elección,
el Papa Martín convocó en la basílica lateranense un gran concilio, al
que fueron invitados todos los obispos de Occidente.
La condena de todos los escritos monotelitas, decretada en las cinco
solemnes sesiones conciliares, suscitó la furiosa reacción de la corte
bizantina. El emperador ordenó al exarca de Rávena, Olimpio, que fuera a
Roma y arrestara al Papa. Olimpio no sólo se propuso cumplir las
órdenes imperiales, sino que trató de asesinar al Papa por medio de un
sicario durante la celebración de la misa en Santa María Mayor.
En el momento de recibir la Hostia de manos del Pontífice, el vil
sicario sacó el puñal, pero en ese momento quedó repentinamente ciego.
Probablemente este hecho convenció a Olimpio de cambiar de actitud y a
reconciliarse con el santo Pontífice y a proyectar una lucha armada
contra Constantinopla. En el 653, muerto Olimpio de peste, el emperador
pudo llevar a cabo su venganza, haciendo arrestar al Papa por medio del
nuevo exarca de Rávena, Teodoro Caliopa.
Martín, acusado de haberse apoderado ilegalmente del alto cargo
pontificio y de haber tramado con Olimpio contra Constantinopla, fue
llevado por mar a la ciudad del Bósforo. El largo viaje, que duró quince
meses, fue el comienzo de un cruel martirio. Durante las numerosas
escalas no se permitió a ninguno de los fieles que salieron a saludar al
Papa que se acercaran a él. Al prisionero no se le daba ni siquiera el
agua para bañarse. EL 17 de septiembre del 654 llegó a Constantinopla,
fue colocado en una camilla y expuesto durante todo un día a los
insultos del pueblo, y después lo encerraron durante tres meses en la
cárcel Prandiaria. Después comenzó un largo y extenuante proceso,
durante el cual fueron tales las sedicias que le hicieron murmurar al
imputado: “Hagan de mí lo que quieran; cualquier clase de muerte será un
bien para mí”.
Degradado públicamente, desnudo y expuesto a los rigores del frío,
encadenado, fue encerrado en la celda reservada a los condenados a
muerte. El 26 de marzo del 655 lo hicieron partir secretamente para el
destierro en Crimea. Sufrió el hambre y padeció en el abandono más
absoluto durante cuatro meses más, hasta cuando la muerte le llegó,
agotado en el cuerpo pero no en la voluntad, el 16 de septiembre del
655.
Monotelismo: Es una herejía en la que se aceptaba las dos naturalezas de Jesús, pero tan sólo una voluntad: la divina.