¡Oh!, San Zaqueo de Jerusalén, vos, sois
el hijo del Dios de la vida, su amado santo
y Obispo, y el mismo, que, por ser de pequeña
estatura, pero, gigante de fe, queriendo
ver a Jesús, a un árbol subisteis, y Él,
viéndoos, os invitó a bajar y fue con vos,
a comer a vuestra casa. ¡Qué grande alegría
debiste sentir al ser visitado por el Dios
Vivo! Os confesasteis y le dijisteis: “Señor,
yo doy la mitad de mis bienes a los pobres,
y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro
veces más.” Venerado sois, por la gente
de vuestro tiempo y del nuestro. A Dios,
amabais de manera tal, y os entregasteis
en cuerpo y alma a servirlo en imitación
santa de vuestro Maestro y amigo: ¡Cristo!
A San Santiago, Apóstol seguisteis y, a
san Justo I, Obispo de Jerusalén sucedisteis.
Y, así, en recompensa por vuestro grande
amor, hoy, lucís corona de viva de luz eterna;
¡oh!, San Zaqueo “vivo amor por el Dios Vivo”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 de Agosto
Zaqueo de Jerusalén
Obispo
Fue el cuarto obispo de Jerusalén. De él habla el Evangelio en aquel episodio en que Zaqueo, por ser de pequeña estatura y queriendo ver a Jesús que pasaba por el lugar, subió a un sicomoro. Jesús entonces lo invitó a bajar y fue a comer a su casa. Zaqueo murió en Jerusalén el año 116, a edad muy avanzada.