20 de Febrero
San Eleuterio de Tournai
Obispo
Martirologio Romano: En Tournai, en la Galia Bélgica, san Eleuterio, obispo
(c. 530). Etimológicamente: Eleuterio = Aquel que se comporta con generosidad y
libertad, es de origen griego.
Este nombre, raro en nuestros días, era muy común en los primeros siglos del
cristianismo, y lo llevan catorce santos, entre los cuales un Papa que gobernó
la Iglesia del año 175 al 189 y que parece murió mártir.
Hoy el Martirologio Romano recuerda a dos obispos con el mismo nombre: San
Eleuterio de Constantinopla, que gobernó a la Iglesia bizantina a comienzos del
siglo II o a fines del siglo V. La fecha es muy imprecisa. EL otro es San
Eleuterio, obispo de Tournai (Bélgica), en donde se le tiene mucha devoción.
Este santo, muy popular en el norte de Europa, vivió en un periodo sumamente
difícil en la historia de Francia: probablemente nació en el año 456, y murió en
el 531.
Es la época en que la Galia, ya meta de varias migraciones bárbaras, como la
de los Burgundes y la de los Visigodos – convertidos mal al cristianismo, pues
pasaron de la idolatría a la herejía arriana – se convirtió en tierra de
conquista de los Francos del rey Clodoveo. A la conversión de estos
contribuyeron la esposa cristiana, Clotilde, venerada como santa, el obispo de
Reims, San Remigio, y San Eleuterio, elegido obispo de Tournai en el 484, cuando
Clodoveo había hecho de esta ciudad la capital de su reino, antes de emprender
la conquista de la región parisiense.
Aunque no poseamos ningún documento históricamente seguro sobre la actividad
de este santo obispo y sobre su obra misionera, una biografía atribuida a San
Medardo, coetáneo y hasta compañero de juegos en la infancia, cuenta muchas
anécdotas de la vida de San Eleuterio y sobre sus contactos con el rey pagano
Clodoveo. EL mismo Medardo le predijo que un día llegaría a ser obispo, pero esa
profecía equivalía a un augurio de vida difícil, incluyendo el martirio.
Los pueblos bárbaros, que de las regiones orientales se iban trasladando
hacia las verdes colinas de Francia, no conocían otra autoridad sino la de su
rey. A1 obispo de Tournai le correspondió la tarea de sembrar la palabra de Dios
entre un pueblo rudo e idólatra, los Francos, que en el 506 recibirán en masa el
bautismo, siguiendo el ejemplo de su rey, después de la victoria contra los
Alemanes de Tolbiac. Pero el honor de esta abundante mies le corresponderá a San
Remigio. En la catedral de Tournai, meta de numerosas peregrinaciones, reposan
los restos de San Eleuterio, el humilde e infatigable obrero del Evangelio, que
tuvo como campo de trabajo la nueva frontera del cristianismo, representada por
los pueblos bárbaros.