04 enero, 2016

Santa Dafrosa

 


¡Oh!, Santa Dafrosa, vos, sois la hija del Dios de la vida
y su amada santa, que siendo cristiana, esposa y madre
de familia anhelasteis desde siempre el cielo tanto para
vos y para los vuestros. Vuestro marido Flaviano, muere
mártir en Roma y por casada estar con cristiano, vos,
sois condenada al destierro y cuando volvisteis, Aproniano,
os encarcela porque seguisteis aferrada a Jesucristo,
enferma y de hambre. Así y todo, buscó el impío prefecto
recasaros, con un tal Fausto, esperanzado de que cambiaríais,
pero, vos, terminasteis convirtiéndolo y bautizándolo,
para terminar aquél, muriendo mártir y su cuerpo expuesto
a los perros. Vos, recogisteis sus restos dándole sepultura
cristiana, gesto que os llevó al martirio, en tiempos de
Juliano emperador. Y, así, abrazada a la cruz de Cristo,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona
de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor.
Más tarde, vuestra sangre derramada, invitó al resto de vuestra
familia, a imitaros, pues, vuestras hijas, Demetria y Bibiana
como mártires os imitaron sin dudar, impulsadas por vos,
con la firmeza de vuestra fe, en el Dios de la vida. Aproniano
vil adulador, y Juliano, moran por la eternidad en el eterno
fuego y vos, reunida de una vez y para siempre con vuestra
familia, en la gloria eterna, al lado de quien os dio la vida;
¡oh! Santa Dafrosa, “vivo” ejemplo de amor y fe por Jesús.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de Enero
Santa Dafrosa de Roma
Viuda y Mártir

Viuda y Mártir


Mujer fuerte, cristiana de cuerpo entero. Esposa y madre de familia que tiene bien grabado en su alma el principio y fin de su estado y su función: ganar el cielo para ella y para los suyos. Sí, es como si la vida consistiera en un desbaratarse en el ámbito del Amor.

Primero a su marido y a sus hijos, luego al prójimo restante y al mundo, todo en el amplio ámbito de Dios que da sentido a los amores, sanos y nobles, pero con minúscula.

Y como el amor lleva a darse en búsqueda del bien de quien se ama, ahí la vemos dejando su casa en Sevilla y emigrando a la cabeza del Imperio con toda su familia a la búsqueda de un bienestar mejor. Porque era española y sevillana, de los de siempre, aún antes de que se llamaran andaluces o existiera la Giralda y antes de que fueran sus señales el toro, el albero, los palillos, el faralai y el ´`ozú ¡que caló!.

Su marido Flaviano, muere mártir en Roma. Por estar casada con un cristiano irreductible ella es condenada al destierro. A su vuelta el prefecto Aproniano la encarcela porque sigue aferrada a su principio de no sacrificar y casi enferma de hambre. El prefecto prepara las cosas para recasarla con un tal Fausto con la esperanza de que la obligue a cambiar; pero resulta el cazador casado, porque Dafrosa lo instruye en la fe cristiana, lo bautiza el presbítero Juan y acaba muriendo mártir. Como su cuerpo fue expuesto a los perros, por la noche lo recoge Dafrosa y le da sepultura cristiana. Esto la llevó definitivamente al martirio, el 4 de Enero del 362, cuando era ya único emperador Juliano.

Encantador relato que realza la entereza y la actuación, desde la feminidad, de esta mujer cristiana cabal ¿verdad? Se conocen los hechos -posiblemente agrandados en los siglos y en la distancia- por el historiador hagiógrafo hispalense Antonio Quintana quien a su vez los retoma de Pedro Julián. Cuando se narra la vida y muerte de Dafrosa se habla de toda una familia mártir – también se afirma que sus hijas Demetria y Bibiana murieron mártires en Roma, en el 362- cuya fuente impulsora es la madre, firme, fuerte y muy capaz.

Es curioso ver en la historia el papel de los aduladores del que manda. No fue precisamente el tiempo de Juliano uno de los que se caractericen por violenta persecución. El Apóstata sólo estuvo preocupado por la restauración en el Imperio del paganismo como religión oficial, al tiempo que mejoraba la administración e impulsaba la economía. Juliano no quiso mártires, sólo paganos. Pero, bien fuera por adulación, bien por odio a la fe, dicen que el prefecto Aproniano llevó esta familia a la muerte porque eran seguidores cabales del judío Cristo, el Señor.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/31764/dafrosa-de-roma-santa.html)