¡Oh!, San Alberto Magno; vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo. Y, que, fuisteis además,
el hombre más sabio y amoroso de vuestro tiempo, porque,
confiando en Nuestra Señora, vuestra cerviz reclinasteis
y sabiduría le pedisteis y, ella, os fue en el acto
concedida de manera maravillosa, cuando ella misma os
dijo: “Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio,
no me rezas a Mí que soy “Trono de la Sabiduría?”. Y,
así, ya con ella, en vuestro corazón, la compartisteis
con el mundo todo de vuestro tiempo, y en blanco y
negro plasmasteis el saber todo de Dios, en temas
de Teología, Filosofía, Geografía, Química, Astronomía
y muchos otros saberes más. No en vano, llamado erais
“El Magno”, “el grande” y “Doctor Universal”, porque,
de todo sabíais, cuando erais consultado. Vos, que
habiendo sido de familia pudiente, y de alta alcurnia,
recorristeis Alemania toda, predicando, y viajando
de limosna y, hospedándoos como un simple limosnero,
con el sólo afán, de aumentar vuestra humildad. Y,
así, un día, os llegó la hora de entregar vuestra alma
a Dios, para coronada ser con corona de luz y de gloria,
como justo premio a vuestra entrega de amor, pues,
vuestra santa vida, llevar fue, a todas las almas
hacia Dios, pues, es Él, “vida verdadera y caridad”;
¡oh!, San Alberto Magno; “el vivo amor del Dios vivo”.
de la vida y su amado santo. Y, que, fuisteis además,
el hombre más sabio y amoroso de vuestro tiempo, porque,
confiando en Nuestra Señora, vuestra cerviz reclinasteis
y sabiduría le pedisteis y, ella, os fue en el acto
concedida de manera maravillosa, cuando ella misma os
dijo: “Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio,
no me rezas a Mí que soy “Trono de la Sabiduría?”. Y,
así, ya con ella, en vuestro corazón, la compartisteis
con el mundo todo de vuestro tiempo, y en blanco y
negro plasmasteis el saber todo de Dios, en temas
de Teología, Filosofía, Geografía, Química, Astronomía
y muchos otros saberes más. No en vano, llamado erais
“El Magno”, “el grande” y “Doctor Universal”, porque,
de todo sabíais, cuando erais consultado. Vos, que
habiendo sido de familia pudiente, y de alta alcurnia,
recorristeis Alemania toda, predicando, y viajando
de limosna y, hospedándoos como un simple limosnero,
con el sólo afán, de aumentar vuestra humildad. Y,
así, un día, os llegó la hora de entregar vuestra alma
a Dios, para coronada ser con corona de luz y de gloria,
como justo premio a vuestra entrega de amor, pues,
vuestra santa vida, llevar fue, a todas las almas
hacia Dios, pues, es Él, “vida verdadera y caridad”;
¡oh!, San Alberto Magno; “el vivo amor del Dios vivo”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de Noviembre
San Alberto Magno
Doctor de la Iglesia
Año 1280
San Alberto Magno
Doctor de la Iglesia
Año 1280
La Virgen Santísima nos conceda como a su buen devoto San Alberto, el
don de la sabiduría, para hacer mucho bien. El primer paso para
adquirir sabiduría es tener un gran deseo de instruirse. (S. Biblia.
Proverbios).
Alberto significa: “de buena familia” (Al = familia. Bert = buena).
Ya en su tiempo la gente lo llamaba “El Magno”, el grande, el magnífico,
por la sabiduría tan admirable que había logrado conseguir. Lo llamaban
también “El Doctor Universal” porque sabía de todo: de ciencias
religiosas, de ciencias naturales, de filosofía, etc. Era geógrafo,
astrónomo, físico, químico y teólogo. La gente decía “Sabe todo lo que
se puede saber” y le daba el título de “milagro de la época”, “maravilla
de conocimientos” y otros más. Tuvo el honor San Alberto de haber sido
el maestro del más grande sabio que ha tenido la Iglesia Católica, Santo
Tomás de Aquino, y esto le aumentó su celebridad. El descubrió el genio
que había en el joven Tomás.
Nació en Alemania en 1206. Era de familia rica y de importancia en el
gobierno y en la alta sociedad. Su padre era Conde, o sea gobernador de
la región. Estudió en la Universidad de Padua. Allí se encontró con el
más grande pescador de vocaciones, el beato Jordán de Sajonia, sucesor
de Santo Domingo, y aunque el papá de Alberto se oponía a que su hijo se
hiciera religioso, sin embargo la personalidad de Jordán fue tan
impresionante para él, que dejó todo su futuro de hacendado, político y
hombre de mundo, y entró de religioso con los Padres Dominicos.
Él mismo contaba que de joven le costaban los estudios y por eso una
noche dispuso huir del colegio donde estudiaba. Pero al tratar de huir
por una escalera colgada de una pared, en la parte de arriba, le pareció
ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo: “Alberto, ¿por qué en
vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy ‘Trono de la
Sabiduría?”.
Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y
para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a
morir, olvidarás todo lo que sabías”. Y así sucedió. Y al final de su
vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que sabía, y dijo: “Es
señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció la Virgen
Santísima”. Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a prepararse
para morir, y a los pocos meses murió.
En Colonia, en París y en varias otras universidades fue profesor
brillantísimo y de muchas naciones iban estudiantes a escuchar sus
clases. Él tuvo el mérito de haber separado la teología de la filosofía,
y de haber descubierto que el filósofo Aristóteles tiene un gran
parecido con las ideas cristianas (lo cual perfeccionará luego su
discípulo Santo Tomás).
Escribió 38 volúmenes, de todos los temas. Teología, filosofía,
geografía, química, astronomía, etc. Era una verdadera enciclopedia
viviente. Fue nombrado superior provincial de su comunidad de Dominicos.
Y el Sumo Pontífice lo nombró Arzobispo de Ratisbona, pero a los dos
años renunció a ese cargo para dedicarse a dar clases y escribir, que
eran sus oficios preferidos.
Habiendo sido de familia muy rica y de alta posición social, recorrió
Alemania predicando, y viajando de limosna y hospedándose donde le
dieran posada como a un limosnero. Era una buena práctica para aumentar
la virtud de la humildad.
El 15 de noviembre de 1280, mientras charlaba tranquilamente con unos
religiosos de su comunidad, quedó muerto plácidamente. Tenía 74 años.
Dejaba fama de haber sido más sabio que todos los sabios de su tiempo.
Todas las enseñanzas tenían por fin llevar el alma hacia Dios que es
amor.