22 noviembre, 2011

Santa Cecilia


Oh, Santa Cecilia, vos, sois la hija
del Dios de la vida, que, vuestra
virginidad consagrasteis a Dios y que,
vuestros padres, os entregaron en
matrimonio a Valeriano, pero vos, le
dijisteis, que, de virginidad voto
habíais hecho, y persuadiéndolo, él
también fue bautizado. Y, Vos, no
contenta con ello, también a Tiburcio
convencieron, haciéndose hijo de Dios.
Vos, a vuestro ángel de la guarda
veíais, como alma buena que erais;
y supisteis por él, que Valerio y
Tiburcio, muertos habían sido, por
negarse a adorar, paganos dioses, no
sin antes, animar a los demás cristianos
a con gusto sufrir, los horrores todos
con tal de no abdicar, de nuestra santa
religión. Vos, entonces, arrestada
fuisteis y os exigieron a que dejaseis
vuestra fe en Cristo y os negasteis
la muerte prefiriendo, y condenada
junto al horno, cantabais y cantabais
cánticos de alabanza, celestial voz
en vez de sofocaros y asfixiaros. Y,
viendo que, imposible era acabar con
vos, vuestro verdugo Almaquio, ordenó
que os cortaran vuestra santa cabeza,
pero vuestra alma, voló al cielo y
hoy, coronada luce de eternidad y gloria,
Patrona de los Músicos de la tierra;
oh, Santa Cecilia, “virgen y mártir”.


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Noviembre
Santa Cecilia
Mártir
Año 177

Santa Cecilia bendita, dile a Dios que también nosotros prefiramos mil muertes antes que ser infieles a nuestra santa religión. No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco (S. Biblia Ecl. 5, 15).

Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica. Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad. Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.

Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte.

Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión. En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos).

Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.

En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada de lado y parece que habla. En Roma había ya en el año 545 un templo dedicado a esta gran Santa.