26 de Abril
San Rafael Arnáiz Barón
Religioso Cisterciense
Martirologio Romano: En
el monasterio de San Isidoro de Dueñas, en España, san Rafael Arnáiz
Barón, religioso de la Orden Cisterciense, que, aquejado todavía novicio
por una grave enfermedad, soportó con gran paciencia su maltrecha
salud, confiando siempre en el Señor. († 1938)
Fecha de canonización: 11 de octubre de 2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI
Nació
en Burgos (España) el 9 de abril de 1911, de una familia de alta
sociedad y profundamente religiosa. En esa misma ciudad fue bautizado y
confirmado. Comenzó sus estudios en el colegio de los padres jesuitas y
recibió por primera vez la Eucaristía en 1919.
En esos años tuvo la primera visita de la que habría de ser su asidua
compañera: una enfermedad de fiebres colibacilares que le obligó a
interrumpir sus estudios. Cuando se recuperó, su padre, en
agradecimiento a lo que consideró una intervención especial de la
santísima Virgen, a finales del verano de 1921 lo llevó a Zaragoza,
donde lo consagró a la Virgen del Pilar.
Su familia se trasladó a Oviedo, y allí continuó sus estudios de
bachillerato, en el colegio de los padres jesuitas y al terminar se
matriculó en la Escuela superior de arquitectura de Madrid, donde supo
unir el estudio con una ardiente y asidua vida de piedad; había
introducido en su horario de estudio una larga visita diaria a "el Amo"
en el oratorio de Caballero de Gracia, y participaba puntualmente en su
turno de adoración nocturna.
De inteligencia brillante y ecléctica, Rafael tenía destacadas dotes
para la amistad y buen trato. Poseía un carácter alegre y jovial; era
deportista, rico en talento para el dibujo y la pintura; le gustaba la
música y el teatro. A la vez que crecía en edad y desarrollaba su
personalidad, crecía también en su experiencia espiritual de vida
cristiana.
En su corazón bien dispuesto a escuchar Dios quiso suscitar la
invitación a una consagración especial en la vida contemplativa. Había
conocido la trapa de San Isidro de Dueñas y se sintió fuertemente
atraído porque la percibió como el lugar que correspondía a sus íntimos
deseos. Así, en diciembre de 1933 interrumpió sus cursos en la
universidad, y el 16 de enero 1934 entró en el monasterio de San Isidro.
Después de los primeros meses de noviciado y la primera Cuaresma vividos
con entusiasmo en medio de las austeridades de la trapa, de improviso
Dios quiso probarlo misteriosamente con una penosa enfermedad: una aguda
diabetes sacarina, que lo obligó a abandonar apresuradamente el
monasterio y a regresar a casa de sus padres para ser cuidado
adecuadamente.
Regresó a la trapa apenas restablecido, pero la enfermedad le obligó a
abandonar varias veces el monasterio, donde volvió otras tantas veces
para responder generosa y fielmente a la llamada de Dios.
Se santificó en la gozosa y heroica fidelidad a su vocación, en la
aceptación amorosa de los planes de Dios y del misterio de la cruz, en
la búsqueda apasionada del rostro de Dios; le fascinaba la contemplación
de lo Absoluto; tenía una tierna filial devoción a la Virgen María —la
"Señora" como le gustaba llamarla—. Falleció en la madrugada del 26 de
abril de 1938, recién cumplidos los 27 años. Fue sepultado en el
cementerio del monasterio, y después en la iglesia abacial.
Muy pronto su fama de santidad se extendió fuera de los muros del
convento. Sus numerosos escritos ascéticos y místicos continúan
difundiéndose con gran aceptación y para el bien de cuantos entran en
contacto con él. Ha sido definido como uno de los más grandes místicos
del siglo XX.
El 19 de agosto de 1989 el Papa Juan Pablo II, con ocasión de la Jornada
mundial de la juventud en Santiago de Compostela, lo propuso como
modelo para los jóvenes del mundo de hoy y el 27 de septiembre de 1992
lo proclamó beato.
La canonización la realizó el Papa Benedicto XVI el 11 de octubre de
2009. Con su canonización el Papa Benedicto XVI lo presenta como amigo,
ejemplo e intercesor a todos los fieles, sobre todo a los jóvenes.
Su fiesta se celebra el 26 de abril.
Algunas máximas espirituales de San María Rafael
¡Sólo Dios llena el alma..., y la llena toda!
La verdadera felicidad se encuentra en Dios y solamente en Dios.
El que no tiene a Dios necesita consuelo; pero el que ama a Dios, ¿qué más consuelo?
Honrando a la Virgen, amaremos más a Jesús; poniéndonos bajo su manto, comprenderemos mejor la misericordia divina.
¡Qué grande es Dios, qué dulce es María!
ORACIÓN
Señor omnipotente
que glorificas a los humildes
y abates a los soberbios,
te suplicamos por la gloria de tu Santo Nombre
ensalces la memoria de San Rafael,
concediéndonos la gracia que te pedimos por intercesión del mismo,
que vivió y murió para glorificarte a Ti, Señor,
que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
(https://es.catholic.net/op/articulos/34610/fray-mara-rafael-arniz-barn-santo.html#modal)