¡Ha Resucitado!
Devorada ha sido la muerte en victoria.
¿Dónde está, ¡oh! Muerte, tu victoria?
¿Dónde , ¡oh! sepulcro, tu aguijón?
¿Lo veis?
Os lo dije:
¡Velad y veréis!:
¡Ha resucitado!
El Rey del Universo.
¡Ha resucitado!
¡Él Vive!
¡Él Vive!
¡El Vive!
Por los Siglos de los Siglos
Amén.
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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La Resurrección
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los
cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Contempla los lugares
donde Cristo se apareció después de Su Resurrección
Domingo de Resurrección
Importancia de la fiesta
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante
para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando
adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del
Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran
alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo
resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión,
cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre
otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a
sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando
también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de
la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si
Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos
puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues
podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si
hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que
gozaremos de Dios para siempre.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el
aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera
realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte
y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros
resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y
de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los
cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de
resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido
a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe
irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la
alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su
trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de
Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza,
debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en
nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este
tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que
recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de
subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
¿Cómo se celebra el Domingo de Pascua?
Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el cirio
pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las gentes.
En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a cabo una procesión que se llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas llevan la imagen de la Virgen y se encuentran con otro grupo de personas que llevan la imagen de Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al Señor.
En algunos países, se acostumbra celebrar la alegría de la
Resurrección escondiendo dulces en los jardines para que los niños
pequeños los encuentren, con base en la leyenda del “conejo de pascua”.
La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la
Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los
amigos.
A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevitos
escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.
La tradición de los “huevos de Pascua”
El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes
acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por
ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el
mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían
como adornos en sus casas.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros
cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes
de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer
sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer
huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus
casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos
se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban
festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo
que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a
regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde
entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que
Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer
huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que
regalamos hoy en día.
Leyenda del “conejo de Pascua”
Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas,
cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa
Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue
incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se
empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania, esto
dio orígen también a una curiosa leyenda que cuenta que, cuando
metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro
de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda
la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la
piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien
sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche,
cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y
dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la
piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que
nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que
tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no
tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba
un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así
lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de
Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al
mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Sugerencias para vivir la fiesta
Contempla los lugares donde Cristo se apareció después de Su
Resurrección EL CAMINO DE LA LUZ, Fotos y meditaciones para aprovechar y
rezar durante los días de Pascua.
Dibujar en una cartulina a Jesús resucitado
Dibujar en una cartulina a Jesús resucitado
Adornar y rellenar cascarones de huevo y regalarlos a los vecinos y amigos explicándoles el significado.
(http://www.aciprensa.com/Semanasanta/tri-pascua.htm)