30 septiembre, 2013

San Jerónimo, Traductor de la Sagrada Biblia


Oh, San Jerónimo, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo,
y, el que, la Sagrada Biblia amando,
la estudiasteis y practicasteis y la
tradujisteis para el mundo todo, honor
haciendo, al significado de vuestro
nombre: “sagrado nombre”. Vuestra
vida, la pasabais a Cicerón, Virgilio
Horacio, Tácito, Homero y Platón
leyendo y memorizando. Pero, de aquél
sueño luego, que sólo vos, conocéis,
dijisteis: “Nunca más me volveré a
trasnochar por leer libros paganos”.
Y, dicho ello, al desierto marchasteis,
a penitencias hacer por vuestros pecados.
Y, sabia decisión tomasteis, El Libro
Sagrado Traduciendo, para el pueblo.
Y, entonces brilló la Vulgata en toda
la Iglesia Católica, por quince siglos.
Vuestros últimos años, en la tierra
de Jesús, y Belén, vivisteis, conventos
levantando y, prestando vuestra sabiduría
y vuestro apoyo espiritual. “Jerónimo
¿Qué me vais a regalar en mi cumpleaños?”
Os preguntó el Niño Jesús. Y, vos,
respondisteis: “Señor os regalo mi salud,
mi fama, mi honor, para que dispongas
de todo como mejor os parezca” Y,
el Niño Jesús, os dijo: “¿Y ya no me
regalas nada más?” ¡Oh! mi amado Salvador,
-exclamasteis-, por Vos, repartí ya
mis bienes entre los pobres. Por Vos,
he dedicado mi tiempo a estudiar las
Sagradas Escrituras. ¿Qué más os puedo
regalar? Si quisieras, os daría mi cuerpo
para que lo quemaras en una hoguera
y así poder desgastarme todo por Vos”
Y, el Divino Niño os dijo: “Jerónimo:
regálame tus pecados para perdonártelos”
Y, al escucharlo, vos, de emoción llorasteis
y exclamasteis impresionado: “¡Loco debéis
estar de amor, cuando me pedís esto!”.
Y, os disteis cuenta de que, lo que más
desea Dios, es que, le ofrezcamos
los pecadores, un corazón arrepentido,
contrito y humillado. Santo Patrono
de todos los que, enseñan a comprender
y entender las escrituras, vuestra alma
voló al cielo, dejándonos la Palabra
Eterna de Dios. Y, por ello y mucho más,
coronado estáis hoy, con corona de luz
y eternidad, como justo premio a vuestra
entrega total de amor, fe y esperanza;
oh, San jerónimo, “fuente eterna de luz ”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Septiembre

San Jerónimo
Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420).
Etimología: Jerónimo = Aquel que lleva nombre santo, viene del griego. El IV siglo después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.
Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.
Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.
La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.
Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y biblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la larga lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.

29 septiembre, 2013

San Miguel,San Gabriel y San Rafael Arcángeles




Oh, Santos Arcángeles
“¿Quién como Dios?”:
Miguel Arcángel.
“Dios es mi protector”:
Gabriel Arcángel.
“Medicina de Dios”:
Rafael Arcángel.
Oh, Santos Arcángeles
guardianes del Dios
eterno, en el amor la
justicia y la verdad.
Dios, protector, medicina,
Miguel, Gabriel y Rafael;
Oh, Santos Arcángeles.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Oh, Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael,
vosotros, sois, los hijos
del Dios de la vida, y,
sus amados Arcángeles
que custodiáis Su eterna
vida y estáis a Su exclusivo
servicio y adoración perpetua
por los siglos de los siglos.

A Dios, acompañáis desde
la creación misma, y, seguís
los pasos del hombre.
¿Cuántos mensajes para
su pueblo? A cada instante
y a cada nada, el tiempo
todo . Y, el más grande,
de todos ellos, a María
Virgen y Señora Nuestra.

No en vano vuestros
nombres significan:
“¿Quién como Dios?”,
San Miguel Arcángel.
“Dios es mi protector”,
San Gabriel Arcángel.
“Medicina de Dios”,
San Rafael Arcángel.
Oh, Santos Arcángeles,
Miguel, Gabriel y Rafael.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Septiembre
San Miguel
San Gabriel y
San Rafael Arcángeles

Hoy celebramos la fiesta de los tres Arcángeles que nombra la Sagrada Escritura. La palabra Arcángel proviene de dos palabras. Arc = el principal. Y ángel. O sea “principal entre los ángeles. Arcángel es como un jefe de los ángeles.

San Miguel

Este nombre significa: “¿Quién como Dios? O: “Nadie es como Dios”.

A San Miguel lo nombre tres veces la S. Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel a donde se dice: “Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno”.

En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente: “Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo”.

En la Carta de San Judas Tadeo se dice: “El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: ‘Que te castigue el Señor’”. Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal. La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.

San Gabriel

Su nombre significa: “Dios es mi protector”

A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: “Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos” (Dan. 9). Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad. Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta: “Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios” (Luc. 1, 19).

San Lucas dice: “Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: ‘Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin’”.
San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.

San Rafael

Su nombre significa: “Medicina de Dios”

Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa. Su interesante historia está narrada en el día 7 de febrero. San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Miguel_Gabiel_Rafael.htm)



28 septiembre, 2013

San Wenceslao de Bohemia



Oh, San Wenceslao de Bohemia, vos, sois
el hijo del Dios de la vida, y su amado
santo, que antepusisteis el reino de los
cielos, al terrenal. Y, aunque, vuestra
madre, el poder asumió, preferencias dando
a anticristianas políticas y convirtió
a vuestro amado pueblo en un caos, de las
leyes ausente y peor aún, alejado de Dios.
Pero, Él, sus extraños caminos tiene, y,
proclamado fuisteis rey, por la voluntad
del pueblo y apoyando la Ley de la Iglesia
de Dios, e instaurasteis el orden social,
con misericordia, y, con justicia social
gobernasteis. Pero, el mal carne hizo, y
la codicia por el poder de Boleslao, vuestro
hermano, vuestra muerte tramó y creyó, el
incauto, que al hacerlo, acabaría con vos,
sin saber que, os convertiría en mártir
de la fe, por Cristo. Y, así, consumado
vuestro fin, vuestra alma, voló al cielo,
para coronada ser, con corona de luz. Hoy,
en San Vito, el pueblo todo, os venera con
gran fe. Santo patrón del pueblo de Bohemia
y de Checoslovaquia, por siempre jamás;
oh, San Wenceslao de Bohemia, “fe y luz”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de septiembre
San Wenceslao de Bohemia
Mártir


Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión, que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.

Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.

Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.


27 septiembre, 2013

San Vicente de Paúl



Oh, San Vicente Paúl, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y, su amado santo,
que, honor, al significado de vuestro
nombre hicisteis. Y, Dios, “ayudaros”
quiso y lo hizo y os purificó regalándoos
el cautiverio, la difamación y las tentaciones
contra la fe. Vos decíais: “Me di cuenta
de que yo tenía un temperamento bilioso
y amargo y me convencí de que, con un modo
de ser áspero y duro se hace más mal que
bien en el trabajo de las almas. Y, entonces
me propuse pedir a Dios que me cambiara
mi modo agrio de comportarme, en un modo
amable y bondadoso y me propuse trabajar
día tras día por transformar mi carácter
áspero en un modo de ser agradable”. Y,
Dios, así lo hizo. A vos, os debemos las
santas Comunidades de los Padres Vicentinos
y de las hermanas Vicentinas. Repetíais
vos, cada vez que os querían daros honores:
“Yo soy un pobre pastorcito de ovejas,
que dejé el campo para venirme a la ciudad,
pero sigo siendo siempre un campesino
simplón y ordinario”. Y, desesperabais
por que la gente a Dios no amaba, y, decíais:
“No es suficiente que yo ame a Dios. Es
necesario hacer que mis prójimos lo amen
también”. Y, así, un día, os tocó partir
hacia el cielo, para justo premio recibir,
coronado ser, con corona de luz eterna,
como premio a vuestra entrega de amor y fe;
oh, San Vicente de Paúl, “el victorioso”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Septiembre
San Vicente de Paúl
Fundador
Año 1660

El Señor Dios que es tan bueno, siga enviando al mundo muchos Vicentes como este, para bien de todos los necesitados. Dichoso el que se compadece del pobre. Dios lo bendecirá (Salmo 41).

Vicente significa: “Vencedor, victorioso”. Nació San Vicente en el pueblecito de Pouy en Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres. Los papás lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado de sacerdote. Dice el santo que al principio de su sacerdocio lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.

1º. El Cautiverio. Viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años 1605, 1606 y 1607 en continuos sufrimientos.

2º. Logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se hospedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente y por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: “Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero”. A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar más tarde este caso a sus discípulos les decía: “Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa”.

3º. La tercera prueba fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma “la noche oscura”.

A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos piensa pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Cae a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa. Hace voto o juramento de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, y en adelante ya no pensará sino en los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule (futuro cardenal) sabio y santo, hace Retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volver famoso.

Dice el santo “Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable”. Y en verdad que lo consiguió de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: “Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?”. San Vicente contaba a sus discípulos: “Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades”. Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión”.

Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con este santo fueron muy buenos amigos. Vicente se hace amigo del Ministro de la marina de Francia, y este lo nombra capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Y allí descubre algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación (lo cual se llama galera) estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos pesados remos, en un ambiente sofocante, en medio de la hediondez y con hambre y sed, y azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.

San Vicente se horrorizó al constatar aquella situación tan horripilante y obtuvo del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad. Y hasta un día, él mismo se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres. 

El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.

El santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Son ahora 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.

San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban cuanto dinero encontraban a la mano. La reina (que se confesaba con él) le dijo un día: “No me queda más dinero para darle”, y el santo le respondió: “¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?”, y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.

Parece casi imposible que un solo hombre haya podido repartir tantas, y tan grandes limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Había hecho juramento de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de la guerra. Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos formados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos.

Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio. San Vicente caminaba muy agachadito y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y le dio un cabezazo. El otro le dio un terrible bofetón. El santo se arrodilló y le pidió perdón por aquella su falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde le santo celebraba misa y le pidió perdón llorando, y en adelante fue siempre su gran amigo. Se ganó esta amistad con su humildad y paciencia.

Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: “Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario”. En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. Exclamaba: “No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también”.

El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años. El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Vicente_de_Paul.htm)

26 septiembre, 2013

Santos Cosme y Damián


Oh, Santos Cosme y Damián, vosotros,
sois los hijos del Dios de la vida y sus 
amados santos, dedicados siempre 
a curar y recetar sin cobro alguno 
a los desposeídos y pobres, el tiempo 
todo, tanto que, de vosotros decían:
“los no cobradores”. Y, en medio 
de aquella tarea noble, el precioso 
legado de Cristo compartíais. Gemelos
hermanos, amados y queridos erais 
en vuestro tiempo, tanto que, cuando 
dañaros quisieron, así lo hicieron 
y os echaron a la mar, pero, una 
ola gigante, los sacó sanos y salvos.
Y, cuando, vivos quisieron quemaros,
las llamas no os tocaron. De rabia 
entonces los impíos, os cortaron 
la cabeza. Y, solo así, con vuestras 
santas vidas terminaron, convirtiéndoos 
para alegría del cielo, en mártires. 
Así, vuestras almas, al cielo volaron 
para coronadas ser, con justicia, con 
gloria y eternidad, como premio 
a vuestra entrega de fe y de amor,
oh, Santos Cosme y Damián, “luces”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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26 de Septiembre
San Cosme y San Damián
Mártires
Siglo III
Quiera Dios enviarnos muchos médicos generosos que, a imitación de Cosme y Damián, se dediquen a recetar gratuitamente a los pobres, y a aprovechar su ascendiente para propagar la santa religión de Jesucristo. Qué hermoso fuera que hubiera muchos médicos así.
“Lo que habéis recibido gratis, dadlo también gratuitamente” (Jesucristo Mt. 10, 8).
Cosme significa “adornado, bien presentado”. Damián: domador. Estos dos santos han sido (junto con San Lucas) los patronos de los médicos católicos. En oriente los llaman “los no cobradores”, porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres.
Eran hermanos gemelos y nacieron en Arabia, en el siglo tercero. Se dedicaron a la medicina y llegaron a ser muy afamados médicos. Pero tenían la especialidad de que a los pobres no les cobraban la consulta ni los remedios. Lo único que les pedía era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su evangelio.
Las gentes los querían muchísimo y en muchos pueblos eran considerados como unos verdaderos benefactores de los pobres. Y ellos aprovechaban su gran popularidad para ir extendiendo la religión de Jesucristo por todos los sitios donde llegaban. Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó muchísimo porque estos dos hermanos propagaban la religión de Jesús. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza, y así derramaron su sangre por proclamar su amor al Divino Salvador.
Y sucedió entonces que junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, Cosme y Damián, empezaron a obrarse maravillosos curaciones. El emperador Justiniano de Constantinopla, en una gravísima enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente. Con sus ministros se fue personalmente a la tumba de los dos santos a darles las gracias.
En Constantinopla levantaron dos grandes templos en honor de estos dos famosos mártires y en Roma les construyeron una basílica con bellos mosaicos.

25 septiembre, 2013

San Cleofás

25 de Septiembre 
San Cleofás 
Discípulo del Señor 

Martirologio Romano: Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan. 
Dos veces aparece este nombre en los Evangelios. Una en San Lucas cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús (cfr San Lucas 24; 13, ss) y la otra en San Juan cuando habla de una “María, la mujer de Cleofás” que estaba presente en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y moría Jesús (cfr San Juan 19; 25,ss). Sin que pueda establecerse con certeza que estos dos personajes fueran marido y mujer, ya que varones llamados Cleofás debía haber bastantes en Jerusalén, sí parece que el esposo de esa María del Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos, cuando San Juan escribe su evangelio y también que ambos estuvieron muy cerca de los acontecimientos que hoy narramos. Es la alborada del Domingo. 

Unas mujeres, quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cuerpo de Jesús, ya que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro. El sepulcro está vacío, no tiene cuerpo dentro. Unos ángeles avisan que está vivo el Señor Jesús . Las mujeres, locas de alegría, nerviosas, corren y transmiten la nueva a los discípulos. Pedro y los demás no pueden creer ese inusitado acaecimiento. La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados. Las pisadas son pesadas porque llevan la amargura en el pecho. 

Son tantos años juntos, tantas ilusiones truncadas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas… hasta los proyectos del Reino se esfumaron con los clavos, la cruz y la lanza. Con Jesús muerto mal se anda. Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos temían “ofuscada la mirada”. Al preguntar qué les pasa, Cleofás con tono enojado casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó que ya estaba previsto por los profetas. Al acercarse a la aldea, el caminante hace intención de proseguir. Cleofás y su amigo le insistieron: “Quédate con nosotros, que el día ya declina”. 

El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le reconocieron. Ahora, desandar lo andado para decirle a los hermanos que las mujeres mañaneras tenían razón no es pesado, es alegría; avanzan en la noche tan seguros como a pleno día porque lucen mucho las estrellas, los pasos se han tornado ágiles y firmes, el corazón late con fuerza, el gozo se ha hecho vida. Notan la vehemencia de decir pronto a los otros que Jesús sí es el Mesías.Con Jesús Vivo bien se camina. 

San Cleofás Oración 

Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de San Cleofás venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Otras celebraciones de hoy: Nuestra Señora de la Fuencisla. Santos: Alberto de Jerusalén, Atanasio, Irene, Baldovino, Sergio, Aurelia, Neomisia, confesores; Arnolfo, Fermín, Solemnio, Lupo, Cástor, obispos; Antila, Bardomiano, Eucarpo, Herculano, mártires; Ermenfredo, abad; Pafnucio, monje; Cleofás, discípulo del Señor. Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com 

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

24 septiembre, 2013

Nuestra Señora de las Mercedes


Oh, Señora Nuestra de las Mercedes,
Vos, sois la tierna y amorosa Madre,
del Dios de la vida, y la misma que,
os aparecisteis, a San Pedro Nolasco,
que fundara una comunidad religiosa
pidiéndole, para que, se dedicara a
socorrer a cautivos, a sitios lejanos
llevados y que, él, no tardó en hacer
realidad. Misericordia, ayuda y caridad
significa “merced”. Y, la “Vuestra”
tiempo mucho, lleva, a los prisioneros
consolando y ayudando materialmente.
Y, Dios, jamás la ha abandonado, pues
mártires y santos tiene. Vuestros religiosos,
muchos cautivos rescataron, que presos
estaban, en poder de los sarracenos.
Desde entonces, los Padres Mercedarios,
a difundir empezaron, la devoción a Vos,
Señora Nuestra de la Merced, expandiéndola
por el mundo todo. “Estuve preso y me
ayudaste. Todo el bien que le hiciste
a los demás, aunque sea a los más humildes,
a Mí me lo hiciste”. Dice Jesús, Dios
y Señor Nuestro. Patrona Santa de los
presos, hoy, os recordamos con amor,
pues Vos, sois la Madre de Dios, que
dejasteis en nuestra tierra, a vuestros
hijos mercedarios, como viva prueba
del amor que les tenéis desde siempre;
oh, Señora Nuestra de las Mercedes.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Septiembre
Nuestra Señora de las Mercedes
Patrona de los Presos
Una antigua tradición narra que en el año de 1218 la Sma. Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos.
San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.
Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los feroces sarracenos.
Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.
Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: “Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste”(Mat. 25, 40).

23 septiembre, 2013

San Pío de Pietrelcina (Francisco Forgione)

Oh, San Pío de Pietrelcina, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su amado
santo, y, que, a lo largo de vuestra vida,
os abrazasteis a la cruz de Cristo, para
vivir en oración y sufrimiento constantes,
a la dirección espiritual y la reconciliación
de los penitentes dedicado, sin olvidar a
los pobres y necesitados. “Siempre humíllense
amorosamente ante Dios y ante los hombres.
Porque Dios, le habla a aquellos que son
verdaderamente humildes de corazón, y, los
enriquece con grandes dones”. Decíais vos,
muy a menudo. Y, es verdad, vos, teníais
el vivo carisma de la bilocación, y, por ello,
estabais en dos lugares al mismo tiempo,
curando almas y cuerpos, en diversos lugares
del mundo, en épocas distintas. Las almas
de los hombres veíais, porque, confesaros
con vos, desnudarse ante Dios era, pues
vos, decíais los pecados y los relatabais
con dureza y enojo, y, más, cuando el ofendido,
Dios era. Poseíais, el don de sanación,
con el cual, curasteis a hermanos nuestros,
de los males del alma y del cuerpo. Con
vuestro don, de la profecía, anticipabais
los hechos, que más tarde se cumplieron.
Vuestra vida, siempre rodeada estuvo de Jesús
y María, los santos, los ángeles y las almas

del Purgatorio, de vuestra oración necesitadas.
Y, así, viéndoos, Dios, os regaló vuestros
estigmas y, cinco fueron vuestras llagas,
que os duraron, vuestra vida toda. Y, vuestro
cuerpo, aroma a rosas expelía, como premio
divino, de vuesto amor a Dios. El demonio,
nunca os dejó en paz y sus ataques constantes
sufristeis, más, cuando, más conversos lograbais
y más, la fe, crecía a vuestro alrededor. Hoy,
corona de luz eterna, lucís, como premio justo,
a vuestra entrega de amor a Cristo Jesús;
Oh, San Pio de Pietrelcina, “vivo Cristo”.


© 2013 Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 Septiembre
San Pío de Pietrelcina (Francisco Forgione)
Presbítero Capuchino 

Un hombre de oración y sufrimiento

Martirologio Romano: San Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado (1968).

“Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Porque Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones.” (San Giovanni Rotondo, Italia).

En un convento de la Hermandad de los Capuchinos, en la ladera del monte Gargano, vivió por muchísimos años el que probablemente fuera el Sacerdote Místico más destacado del siglo XX, a punto actualmente de ser declarado Santo por el Vaticano. El Padre Pío, nacido en Pietrelcina en 1887, fue un hombre rico en manifestaciones de su santidad. Enorme cantidad de milagros rodearon su vida, testimoniados por miles de personas que durante décadas concurrieron allí a confesarse. Sus Misas, a decir de los concurrentes, recordaban en forma vívida el Sacrificio y Muerte del Señor a través de la entrega con que el Padre Pío celebraba cada Eucaristía.

Es notable su carisma de bilocación: la capacidad de estar presente en dos lugares al mismo tiempo, a miles de kilómetros de distancia muchas veces. El Padre Pío raramente abandonó San Giovanni Rotondo; sin embargo se lo ha visto y testimoniado curando almas y cuerpos en diversos lugares del mundo en distintas épocas. También tenía el don de ver las almas: confesarse con el Padre Pío era desnudarse ante Dios, ya que él decía los pecados y relataba las conciencias a sus sorprendidos feligreses (a veces con gran dureza y enojo, ya que tenía un fuerte carácter, especialmente cuando se ofendía seriamente a Dios). Tenía también el don de la sanación (a través de sus manos Jesús curó a muchísima gente, tanto física como espiritualmente) y el don de la profecía (anticipó hechos que luego se cumplieron al pie de la letra).

Vivió rodeado de la Presencia de Jesús y María, pero también de Santos y Angeles, y de almas que buscaban su oración, para subir desde el Purgatorio al Cielo. Pero su gracia más grande radicó, sin duda alguna, en sus estigmas: en 1918 recibe las cinco Llagas de Cristo en sus manos, en sus pies y en su costado izquierdo. Estas llagas sangraron toda su vida, aproximadamente una taza de té por día, hasta su muerte ocurrida en 1968. Múltiples estudios médicos y científicos se realizaron sobre sus Estigmas, no encontrándose nunca explicación alguna a su presencia u origen.

Su sangre y cuerpo emanaban un aroma celestial, a flores diversas, que acariciaba no solo a los asistentes a sus Misas, sino también a quienes se encontraban con él en otras ciudades del mundo, a través de sus dones de bilocación. Vivió sufriendo ataques del demonio, tanto físicos como espirituales, que se multiplicaron a medida que las conversiones y la fe crecían a su alrededor.

En diciembre de 2001 el Vaticano emite el decreto que aprueba los milagros necesarios para canonizar a nuestro héroe, San Pío de Pietrelcina y fué canonizado el 16 de julio de 2002.

Vivimos en un mundo que niega lo sobrenatural, se aferra a lo material y a todo lo que pueda ser explicado a través de la razón, o percibido por los sentidos. Sin embargo, Dios prescinde de nuestra razón y de nuestros sentidos, a la hora de someternos a las pruebas de nuestra fe. De cuando en cuando nos prodiga con regalos del mundo sobrenatural, a través del testimonio y el acceso a la divinidad de los seres Celestiales. El Padre Pío es una puerta abierta a Cristo, a María, a los ángeles y los santos. Es también un testimonio de la pequeñez del ser humano y una invitación a creer y dejar de buscar explicación a los hechos de la Divina Providencia (la voluntad de Dios), sino simplemente a unir nuestra voluntad a la de Dios, y ser lisa y llanamente su instrumento, como el Padre Pío lo fue.

La vida entera del Padre Pío no puede ser explicada a través de la razón o la lógica humana. La fe y fuerza del Santo del Gargano dan por tierra con todas las escuelas filosóficas terrenales, dejando una sola salida a todo intento de crecimiento del hombre: el encuentro con el Dios eterno, el que nos mira desde lo alto y nos pide, por medio de Su infinita Misericordia, que nos entreguemos simplemente a Su Voluntad. La negación de nuestro yo (la muerte de nuestro ego), se constituye en la principal meta de nuestra evolución, porque SÓLO DIOS ES !

Debemos negarnos a nosotros mismos y vivir para y por Él. El Padre Pío vivió en la más absoluta humildad y negación de sí mismo, y miren los prodigios que Jesús hizo a través suyo!

Fuente:(www.reinadelcielo.org)
(http://www.es.catholic.net/santoraldehoy/)

22 septiembre, 2013

San Mauricio y Compañeros Mártires


Oh, San Mauricio y compañeros mártires,
vosotros, sois los hijos del Dios de la vida
y sus amados santos. Aquellos que, rehusaron
honores rendir a dioses falsos, y, por el contrario, 
se abrazaron a la verdadera religión, reafirmándose 
de tal forma,que, todos manifestaron que no, 
podían al juramento prestado a Dios, desobedecer
y, que, al emperador, obedecerían, siempre 
que, su fe, no se lo impidiera. Y, así,sus vidas 
santas ofrecieron a la espada,dejándose degollar 
como mansos corderos.Entre ellos, Exuperio, 
Cándido y Víctor.Los restantes nombres, inscritos 
están en el libro de la vida. Y, así, todos juntos 
a la vez, la inmortalidad alcanzaron de la vida,
y volaron sus preciosas almas, para, premios 
recibir justos y, ser todos coronados,con coronas 
de luz de eternidad y de gloria por siempre jamás;
oh, San Mauricio, y compañeros mártires.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de septiembre
San Mauricio y Compañeros Mártires

(Fines del siglo III)


Diocleciano había asociado a su Imperio a Maximiano Hércules. Ambos, feroces enemigos del nombre cristiano, decretaron la última y la más terrible de las persecuciones. Maximiano hubo de acudir a las Galias para reprimir un intento de sublevación de aquellos pueblos, y entre las tropas que reunió se encontraba la legión Tebea, procedente de Egipto y toda compuesta de cristianos. Al ir a incorporarse a su destino, Mauricio, comandante de dicha legión, visita en Roma al papa Marcelo, Llegados a Octadura, la actual Martigny en el Valais, junto a los desfiladeros de los Alpes suizos, Maximiano ordena un sacrificio a los dioses para impetrar su protección en la campaña que pensaba emprender.
Los componentes de la legión Tebea rehusan sacrificar, apartándose del resto del ejército y yendo a acampar a Agauna, entre las montañas y el Ródano, no lejos del lado oriental del lago Lemán. Maximiano monta en cólera cuando conoce el motivo de la deserción, dando orden de que los legionarios rebeldes sean diezmados y pasados a espada. Los sobrevivientes se reafirman en su fe y se animan a sufrir todos los tormentos antes que renegar de la verdadera religión.
Maximiano, cruel más que una bestia feroz, ordena diezmar por segunda vez a los soldados cristianos. Mientras se lleva a cabo la orden imperial, el resto de los tebanos se exhortan mutuamente a perseverar, sostenidos por sus jefes: Mauricio, a quien el narrador llama primicerius, o comandante en jefe de la legión, aunque en la terminología castrense romana no designara tal nombre esa función; Exuperio, campidoctor (término equivalente a lo que hoy llamaríamos un oficial de menor graduación) y Cándido, senator militum, también oficial. Encendidos con tales exhortaciones de sus jefes y oficiales, los soldados envían una delegación a Maximiano para exponerle su resolución.
Al describir tales incidentes, Euquero pone en las bocas de los protagonistas largos discursos, a la manera de Tito Livio y los historiadores clásicos. Los legionarios tebanos declaran que no pueden faltar al juramento prestado a Dios. Que obedecerán al emperador siempre que su fe no se lo impida, y que si determina hacerlos perecer, renuncian a defenderse, como tampoco lo hicieran sus camaradas, cuya suerte no temen seguir.
Viéndoles tan obstinados, Maximiano envía a sus tropas contra ellos, que se dejan degollar como mansos corderos, Corren arroyos de sangre como jamás se viera en las más cruentas batallas. Víctor, veterano licenciado de otra legión, pasa casualmente por el lugar del suceso, mientras los verdugos festejaban su crueldad. Inquiere la causa, y al informarse lamenta no haber podido acompañar a sus hermanos en la fe. Entonces los verdugos le sacrifican juntamente con los demás.
Según Euquero, toda la legión Tebea, compuesta de 6.600 soldados, fue pasada por las armas, si bien de entre tantos mártires sólo se conoce el nombre de Mauricio, Exuperio, Cándido y Víctor. “Los restantes nombres, que nosotros ignoramos, están inscritos en el libro de la vida.” De la lectura de la pasión se destaca un dato incontrovertible: En el siglo V y aun en el IV se daba culto en Agauna a unos soldados mártires, y esto representa un testimonio de la mayor importancia.
Las circunstancias del martirio aparecen ya menos claras, y el sincronismo establecido por Euquero no concuerda con la historia general que conocemos. Sitúa el suceso durante la gran persecución de Maximiano, cuando ya la Galia estaba gobernada por Constancio Cloro, que no aplicó los decretos persecutorios. Además, resulta improbable que los soldados martirizados fuesen 6.600, pues ésta era la cifra teórica de los hombres de una legión, que por aquellas fechas se reducía en la práctica al millar de combatientes.
Sea lo que fuere de estos detalles, lo que no cabe dudar es que a finales del siglo III ocurrió en Agauna un martirio colectivo de soldados cristianos, hecatombe de la que existen casos parecidos, como los cuarenta mártires de Sebaste. ¿Procedían aquellos soldados de la Tebaida egipcia? Bien pudiera ser, aunque los legionarios tebanos no estuvieran normalmente de guarnición en la región del Valais. No veamos en ellos un puro simbolismo, como si hubieran sido calificados de tebanos por ser la Tebaida la tierra clásica de santos y ermitaños del primitivo cristianismo.
Acerca de los nombres de los oficiales que nos ha transmitido Euquero, corresponden perfectamente a soldados de entonces, y no hay por qué dudar de su autenticidad. Mauricio significa “negro” (moro), Cándido, “blanco”; Exuperio, “levantado en alto “, y Víctor,“victorioso”.
Ya en el siglo IX la fiesta de San Mauricio y de sus compañeros mártires de la legio felix Agaunensis era celebrada en Roma y en toda la cristiandad. Merece destacarse el hecho de que el ceremonial de la coronación de los emperadores, compuesto hacia el siglo XI, determina que el Papa corone al emperador en la basílica de San Pedro, en el altar de San Mauricio, invocando su protección sobre el ejército “romano y teutónico”.
Según refiere el citado Euquero, fue San Teodoro, obispo del Valais, quien hizo exhumar los restos de los mártires tebanos, levantando en su honor una pequeña basílica, de la cual se han encontrado huellas en excavaciones efectuadas en el pasado siglo, corno también de otros santuarios levantados en aquellos parajes.
El 22 de septiembre del 515 pronunció San Avito, obispo de Viena, una homilía para la inauguración de la abadía de Agauna, fundada por el piadoso rey Segismundo. El abad Alteo, pariente de Carlomagno, hizo levantar una iglesia mayor a fines del siglo VIII, conservada cuando se construyó otra nueva basílica en el siglo XI.
Los canónigos regulares se establecieron en Agauna el año 1128, y allí han perdurado siempre. La actual abadía fue reconstruida en el siglo XVII. Los mártires de la legión Tebea fueron venerados por todas partes, y de ellos hay reliquias en infinidad de iglesias, como Viena del Delfinado, San Cugat del Valles, El Escorial, catedral de Toledo, etc. En Francia sesenta y dos municipios llevan el nombre de Saint-Maurice.
Hasta las armas de este Santo fueron objeto de veneración. Carlos Martel quiso servirse de la lanza de San Mauricio y de su morrión cuando presentó batalla a los sarracenos en Poitiers. Los duques de Saboya, en cuyo territorio está comprendido el lugar de su martirio, llevaron siempre el anillo de este Santo como una de las más preciosas señales de su soberanía.
También hay una orden militar, fundada en 1434 por Amadeo VIII, primer duque de Saboya, que está encomendada a San Mauricio, gran protector de esta casa. Carlos Manuel la fundió posteriormente con la Orden de San Lázaro. La Orden del Toisón de Oro le tiene igualmente por patrono, lo que explicaría la devoción que le profesaba Felipe II. Estos mártires gozaron de oficio con antífonas propias, de gran belleza musical literaria. He aquí algunas, aunque pierdan mucho color al ser traducidas:
“La santa legión de los mártires agaunenses, mientras resistía a los adversarios, merced a la intervención de San Mauricio, su general, alcanzó el premio de la inmortalidad.”
“He aquí cómo por la intervención de estos santos se ha convertido Agauna en lugar sagrado que sirve de salud a los presentes y de defensa a los venideros.”
En efecto, parece que la historia ha confirmado el voto de la liturgia, pues en la alta Edad Media la abadía de Agauna se hizo famosa por la santidad de sus monjes.
CASIMIRO SÁNCHEZ ALISEDA
(http://www.mercaba.org/SANTORAL/Vida/09/09-22_S_Mauricio.htm)