08 febrero, 2017

Santa Josefina Bakhita



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8 de Febrero
Santa Josefina Bakhita
Virgen


¡Oh!, Santa Josefina Bakhita, vos, sois la hija del Dios de la vida
y su amada santa, que, siendo niña, fuisteis raptada y vendida
en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura
cautividad. Pero , Dios, nunca os abandonó, y al obtener libertad,
abrazasteis la fe cristiana ingresando en el Instituto de Hijas
de la Caridad Canosianas, y pasasteis el resto de vuestra vida
entregada a Cristo y al servicio del prójimo. Vuestro nombre
“Bakhita” significa “afortunada” y vos, ciertamente lo fuisteis,
a pesar, de que el nombre “Bakhita”, lo recibisteis cuando fuisteis
secuestrada, mientras que fuisteis bautizada con el de Josefina.
“Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos”, dijisteis
cuando os secuestraron. Vos, fuisteis vendida a cinco distintos
amos, en el mercado de esclavos, intentando escapar, sin éxito.
Pero, felizmente, el comerciante italiano Calixto Leganini os
Compró, y escribisteis: “Esta vez fui realmente afortunada porque
el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui
maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente
irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.
Vos, y vuestra amiga Minnina, ingresaron al noviciado del Instituto
de las Hermanas de la Caridad en Venecia y fue allí, donde a
Cristo conocisteis, porque “Dios había permanecido en mi corazón”,
y Él, os dio fuerzas para poder soportar la esclavitud, recibiendo
el bautismo, la primera comunión y la confirmación, de manos
del Cardenal de Venecia, tomando el nombre cristiano de Josefina
Margarita Afortunada. Al ser bautizada expresasteis: “¡Aquí llegué
a convertirme en una de las hijas de Dios!”. Escribisteis vuestra
autobiografía y se os ordenó ir a Venecia a contar la historia de
vuestra vida. Y, así, gastasteis vuestra santa vida, en favor de Dios,
en buena lid, entregando vuestra alma a quien os la dio: ¡Dios!,
y, quien os coronó, con corona de luz, como premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Josefina Bakhita, “vivo amor por el Dios de la Vida”.

 
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Por: n/a | Fuente: Corazones.org

Martirologio Romano: Virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo († 1947).

Fecha de beatificación: 17 de mayho de 1992 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa San Juan Pablo II

Breve Biografía

La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre “Bakhita” significa “afortunada” y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.

De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: “Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos”. También cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.

Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: ´Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco´. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: ´Si gritas, morirás! Síguenos!´”.

Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría. Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. Ella cuenta en su biografía: “Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”.

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: “Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que “Dios había permanecido en su corazón”, por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, “pero recién en ese momento sabía quien era”. Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

Al ser bautizada expresó: “¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas de Dios!”. Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, “que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma”.

La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: “Madonna! Madonna!”

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como “Nostra Madre Moretta”.

Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia.

A LOS ALTARES


En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia.

Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.

La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón. Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: “Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”. El Papa la llamó “Nuestra Hermana Universal”.

“Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/34868/josefina-bakhita-santa.html)