12 agosto, 2011

San Eleazar


Oh, San Eleazar; sois vos el hijo
del Dios de la vida, y el mismo que
disteis honor al significado de vuestro
nombre: “Dios es mi ayuda” y dando
fe de las mismas, respondisteis a
vuestros captores con vuestra célebre
respuesta:“a mi edad no es digno fingir
hacer lo malo, aunque lo que se haga
sea bueno. Porque después muchos
jóvenes, creyendo que Eleazar a los
noventa años se ha pasado a las costumbres
de los que no tienen ninguna religión,
se podrán desviar, y yo por haber
simulado lo que no era cierto con el
pretexto de conservar el poco tiempo
de vida que aún me queda atraería deshonra
e infamia a mi vejez. Porque aunque yo
lograra en el presente librarme de los
castigos de los hombres, ni vivo ni muerto
podré librarme de los castigos que
Dios tiene reservados para los que van
contra su santa Ley. Por eso al sacrificar
ahora valientemente la vida, me mostraré
digno de mi ancianidad, dejando a los
jóvenes un ejemplo noble, al morir
generosamente, con valentía y nobleza, por
defender las leyes de nuestra sagrada
religión”; y así, partisteis, glorioso mártir
a la eternidad de la vida, para coronado
ser, con laureles de luz eternamente;
oh, San Eleazar, de Dios, fidelísimo siervo.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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12 de Agosto
San Eleazar
Mártir
Siglo II aC


Eleazar es un nombre que significa: “Dios me ayuda”. La Santa Biblia, en el 2o. libro de los Macabeos (capítulo 6) narra así la historia de ese mártir. “Eleazar era de los principales especialistas en explicar al pueblo la Ley del Señor. Era varón de avanzada edad y de muy noble aspecto. Los enviados del impío rey Antíoco, querían obligarlo a desobedecer la santa ley de Dios, pero él prefiriendo una muerte honrosa a una vida infame, dispuso marchar voluntariamente al suplicio del apaleamiento, después de rechazar valientemente todo lo que iba contra las leyes santas”.

“Los que estaban ecargados de obtener que los israelitas renunciaran a sus antiguas y sagradas costumbres, lo invitaban a simular que sí hacía lo que la ley prohibía, aunque no lo hiciera, para que obrando así se librara de la muerte y por su antigua amistad con ellos alcanzara benevolencia y buen trato.” Tomando una noble resolución, digna de su edad, de la venerablidad de su ancianidad, del inmejorable proceder que había tenido desde niño, y sobre todo de su inmensa veneración a las leyes santas dadas por Dios, se mostró consecuente con lo que profesaba, y pidió que más bien lo enviaran a la muerte, en vez de hacerle propuestas que iban en contra de su conciencia.

Y dijo estas inmortales palabras: “a mi edad no es digno finjir hacer lo malo, aunque lo que se haga sea bueno. Porque después muchos jóvenes, creyendo que Eleazar a los 90 años se ha pasado a las costumbres de los que no tienen ninguna religión,se podrán desviar, y yo por haber simulado lo que no era cierto con el pretexto de conservar el poco tiempo de vida que aún me queda atraería deshonra e infamia a mi vejez. Porque aunque yo lograra en el presente librarme de los castigos de los hombres, ni vivo ni muerto podré librarme de los castigos que Dios tiene reservados para los que van contra su santa Ley. Por eso al sacrificar ahora valientemente la vida, me mostraré digno de mi ancianidad, dejando a los jóvenes un ejemplo noble, al morir generosamente, con valentía y nobleza, por defender las leyes de nuestra sagrada religión”.

Al terminar Eleazar de decir las bellas palabras anteriores, se fue enseguida al suplicio. Los que lo llevaban, cambiaron su suavidad de poco antes en dureza, después de oír sus valientes declaraciones, y empezaron a apedrearlo sin compasión. El, cuando ya estaba a punto de morir, dijo entre suspiros: “El Señor Dios que posee la ciencia santa, sabe muy bien que yo pudiéndome librar de la muerte, soporto por su amor los crueles dolores que produce en mí este apaleamiento, pero en mi alma lo sufro con gusto porque se trata de demostrarle a mi Dios cuanto lo quiero y lo estimo”. De este modo murió santamente. Y Eleazar no dejó sólo a los jóvenes sino a todos los creyentes, con su heróica muerte, un ejemplo de nobleza, valor y generosidad y una invitación a preferir morir antes que pecar. No tengas respetos humanos que vayan contra tu alma. (Eclesiásticos).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Eleasar.htm)