Oh, Santa Rosa de Viterbo, vos,
sois la hija del Dios de la vida, y
que, en vuestros padres, oro
en polvo tuvisteis, pues ellos
abrazaron sé, a la cruz de Cristo
y por ende, vos, misma, tanto
que, a los tres años, resucitasteis
a vuestra tía, ante la mirada
absorta de paganos y cristianos.
Convertisteis vuestra casa en
claustro y fuisteis penitencia y
oración, tanto, que, os afectaron
vuestra salud y María, Madre de
Dios y Señora Nuestra, os curó
de milagro, y os pidió que el
hábito, tomarais de la Tercera
Orden de San Francisco y las
puertas de San Damián, hasta
por dos veces tocasteis y no os
abrieron, quizás por niña ser y
pobre. Y, aunque, erais piadosa,
caritativa, devota, elocuente,
sabia, obediente y de profundo
amor por lo divino, hicisteis de
perpetua castidad votos. Con
vuestra paciencia, mansedumbre
y compasión, maravillabais a las
gentes de vuestro tiempo. En
vuestros éxtasis, veíais la Gloria
maravillosa de Dios. Celebrasteis
esponsales con Cristo, y exhortabais
a las gentes de vuestro tiempo a
enmendarse y arrepentirse de sus
pecados. "No me admitís viva, pero
tiempo vendrá en que me admitiréis
muerta", dijisteis, a las Damiantinas,
que más tarde, perplejas quedaron,
por que así fue, cuando ya no existíais.
¿Dónde estáis ahora? ¿Dónde? En
el mismo cielo, coronada de luz;
Oh, Santa Rosa de Viterbo, "luz".
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Marzo
Santa Rosa de Viterbo
Virgen
Nació en la ciudad de Viterbo, a 13 leguas de Roma, Italia, en el año de
1234. Sus padres Juan y Catalina la bautizaron en la parroquia de Santa María
del Podio, con el nombre de Rosa.
Virtudes
Adornaban a Rosa, aparte de su santidad, la piedad, caridad, devoción,
belleza de su rostro, elocuencia, gracia y donaire de sus acciones y
movimientos, infusa sabiduría, obediencia, amor por lo divino. A los 3 años
hizo votos de perpetua castidad, paciencia, mansedumbre, compasión y otros.
A los 3 años Resucita a su tía
Viendo Rosa tanta aflicción por el fallecimiento de la hermana de su madre;
en momentos que iban a sepultarla, tras breve oración, levantó sus ojos al
cielo, ante quien es dueño de la Vida y de la Muerte; tocó el frío rostro de su
tía llamándola por su nombre; ella, al momento se reincorporó, haciéndose más
tarde pregonera de las virtudes de su sobrina. Estos prodigios causaron en
Viterbo enconadas opiniones entre católicos e Imperiales, herejes, cismáticos y
seguidores del impío Federico II. De parte de los católicos, el sumo Pontífice
envió un regimiento al mando del Cardenal Rainero Capoci, quien con ayuda del
pueblo ferviente de Viterbo redujo al Gobernador el Conde Simión, éste a su vez
dio aviso a Federico II, quien no tardó en mandas un ejército bien pertrechado,
trabándose en fieros combates, de cuyas lides salieron victoriosos los
católicos, retirándose los Imperiales con falsos pretextos.
Su retiro
Después de estos sucesos, la Santa Niña reconoció en las alabanzas y
aplausos, aquel peligro que hace zozobrar la virtud y, cautelando su temor
decidió por el retiro. Tratando de vestir el hábito de las Damianitas se dirigió
al Convento de Santa María de las Rosas, donde fue rechazada pretextándosele
minoría de edad. Así lo quizo Dios, le tenía deparada mayores empresas que
cumplir en la Tierra en favor de la Divinidad. Buscó la soledad del retiro en su
misma casa al lado de sus padres; durante 3 años vivió en continuas oraciones,
ayunos, mortificaciones y penitencias; visitada solo por sus padres, su confesor
el cura del Convento de Santa María del Podio y su tía quien fuera resucitada.
El Señor la dotó de ciencias sobrenaturales, erudición sagrada, revelándole los
Misterios de la Sagrada Escritura.
Padece de grave enfermedad a los 9 años
Los rigores de su retiro penitente hicieron que cayera enferma de fiebre
maligna durante una año. En su éxtasis visualizaba la perfección de la Gloria
maravillosa de Dios y decía de su Madre, que no había fuerza en el corazón
humano para contener los impulsos del amor Divino. Cuando la creían ya sin
esperanzas de vida, la Santísima Virgen la visitó, la reconfortó y le ordenó que
la día siguiente visitase las Iglesias de San Francisco de Asis, la de Juan
Bautista y de Santa María del Podio; vistiese el humilde hábito de San
Francisco, celebrase dichosos desposorios con su dulcísimo Hijo y, saliese a las
calles de Viterbo a exhortar a los pobladores a enmendarse y arrepentirse de sus
corrompidas costumbres; que no la acobardasen las persecuciones, que tendría su
apoyo en todo momento, dicho esto la bendijo y desapareció.
Viste el hábito
de la Tercera Orden de San Francisco y celebra dichosos Desposorios con
Cristo
Rosa que había estado tan grave, se encuentra ahora en perfecta salud, debido
a la protección de la Santísima Virgen María, cuyas órdenes comunicó a su Madre;
disponiendo que una piadosa matrona noble de nombre Sita, oficiara de Madrina de
Bodas. La vistieron con bonitas galas, adornos y joyas con el hábito talar de
paño áspero que no fue previsto; que sin embargo, Rosa hizo aparecer debajo de
la almohada, bien doblado y a su medida, vio como cordón el cabestro de
jumentillo. Así salió de su casa, seguida de la gente devota, visitó las
Iglesias enunciadas, su confesor ofició una misa en donde recibió en su corazón
al Inmaculado Cordero celestial, al final de la misma dio gracias a su Divino
Esposo por haberla elegido. Se despojó de todas la joyas y galas, ya de
rodillas, su madrina le cortó su dorada cabellera y, con el crucifijo en la mano
hizo los tres votos simples de Obediencia, Pobreza y Castidad.
Su padre cambia de actitud
Su Padre, por obra del demonio muy furioso castigó a Rosa, por las frecuentes
prédicas y exposiciones en plazas y calles de Viterbo, con el consiguiente
peligro sedicioso a que se exponía, más ella contestó: “Mucho temo que un vano
temor turbe la luz de tu entendimiento y que más pueda las ilusiones del miedo
que las evidencias de tanta maravillas como has visto a favor de mi celo.” En su
Padre obró un cambio, que pidió perdón a su hija de 10 años de vida.
El Señor, atendiendo los amorosos deseos de Rosa, se le aparece en la Cruz
vertiendo sangre y desfigurado su rostro, diciéndole que así, el amor a los
hombres lo llevó hacia la afrentosa Cruz. Visión que le causó honda pena; mas
queriendo consolarla se le aparece nuevamente pero esta vez con el rostro dulce,
benigno y hermoso.
Bendiciones y aliento del Señor
Era maravilloso, Rosa de 10 años, que jamás manejó libros, poseyera sabiduría
del más erudito, gracia de Dios con la que convertía masivamente a la fe, así:
“Mientras Rosa predicaba en la Plaza principal de Viterbo, un pervertido hereje,
lleno de furia diabólica pasando en medio de los oyentes, lastimó a la Niña en
un brazo, ella, serenamente le dijo que sería castigado por Dios; en efecto, al
tercer día se le cayó toda la barba y la cabellera, hecho que causó revuelo en
Viterbo. En la Plaza principal en otra ocasión, subida ella sobre una piedra, se
le perdía el Sermón, por su baja estatura, por lo que nuestro Señor hico que se
levantara la piedra con ella, a una altura tal, que todos pudieron verla y
escucharla suspensa hasta terminar la maravillosa exposición, descendiendo luego
lentamente hasta su lugar de origen. Así el Altísimo bendecía y alentaba el
corazón de Rosa.
Su destierro
Las masivas conversiones de herejes y cismáticos en Viterbo eran frecuentes y
numerosas. El Gobernador del lugar cautelosamente arrestó a la Niña y a sus
padres, temeroso de que se repitiese la sublevación anterior por parte de los
creyentes. Imponiéndose ante la Niña y sus padres les dijo que depusieran su actitud, al
no conseguirlo, estuvo a punto de ordenar su ejecución, mas, sus acusadores
disuadieron al tirano proponiéndole ocultarla. De todas maneras se ordenó su
prisión, dictaminando finalmente el Juez su perpetuo destierro y la confiscación
de bienes. Fue así, que una tarde helada de invierno fue sacada con su padres en
dirección de la ciudad de Soriano; la Santa Niña disimulando su dolor por no
afligir más a sus ancianos padres, pues consolándolos les decía: “Ahora sí se
conoce lo que Dios nos ama, porque estas penas son momentáneas, en cambio el
premio es eterno”, palabras que atenuaron en parte sus tribulaciones y de no ser
por la protección Divina, habrían muerto de frío aquella noche en medio de la
tempestad, porque iban escasos de abrigo y la Niña descalza. Así, tras una larga
peregrinación llegaron a la ciudad de Soriano donde tuvieron un feliz
recibimiento.
Triunfos en la ciudad de Soriano
Esta ciudad estaba infestada de herejes y cismáticos, Rosa llevando las
maravillas de su erudición acerca del Evangelio logró convertirlos a la fe. En
esta ciudad anunció el fallecimiento de Federico II, cruel Emperador perseguidor
de la Santa Iglesia y desobediente al Sumo Pontífice; en efecto, días más tarde,
en el año 1250, murió ahogado con una almohada por manos de su propio hijo
poseído por la codicia y la ambición de ocupar el trono. Este anuncio maravilló
a toda la ciudad.
Rosa predica en la ciudad de Vitorchianio
De Soriano prosigue a Vitorchiano. Aquí los pocos católicos que habían,
estaban sojuzgados y oprimidos por una hechicera llamada Maliarda, instrumento
del demonio, a quien Rosa opacó con sus sabias y elocuentes prédicas sobre el
Evangelio. Con sólo sus 13 años de edad alcanzó gran número de conversiones;
pero la finalidad de Rosa era convertir a la hechicera, antes que despreciarla
por el mal que había ocasionado en este pueblo.
Rosa convierte a Maliarda
Rosa cura a una niña llamada Delicada de una ceguera congénita, imponiendo
sus manos, toca los párpados con sus dedos y pronuncia en voz alta: “Delicada,
en nombre del Dulcísimo Jesús, te doy la vista” y luego de hacer la señal de la
Cruz, se abrieron sus ojos, como dos bellas estrellas. Este milagro en presencia
de tanta gente fue un pregón clamoroso. Como decíamos, Rosa quería ganar para
Dios el alma de la hechicera Maliarda y dejar burlada la astucia del demonio.
Así que tanto a católicos como a cismáticos les pareció forzoso una contienda de
Rosa contra Maliarda en el Templo Principal de la ciudad; pues, luego de una
elocución nada convincente de Maliarda, Rosa contestó… que ella predicaba las
enseñanzas del Salvador escritas en el Sagrado Evangelio y que Dios la había
puesto a vista de todos para alumbrar tanta ceguedad.
Al día siguiente entraría
dentro de una pira encendida, para que todo el que viere las llamas y luces dé
testimonio de la verdad; la Santa Niña, luego de orar y encomendarse, subió y
entró a la hoguera encendida, cuyos resplandores publicaron la grandeza del
Creador y descubrieron la hermosura de Rosa como cuando el oro sale del crisol.
Este estupendo prodigio corrió los vicios y errores a todos los habitantes de
Vitorchiano y permitió que se sujetaran a la obediencia del Sumo Pontífice y la
Santa Iglesia.
Solemne Bula de Inocencio IV
El papa Inocencio IV informado de los servicio de Rosa a favor de la Iglesia,
resolvió expedir una solemne Bula dirigida al Prior de Santo Domingo y al
Archipiestre de San Sixto de Viterbo, para que se hiciera exacta y jurídica
averiguación de las virtudes, obras y milagros de rosa. Esta Bula, es sin duda
uno de los más esclarecidos elogios, que se pueden hacer de Santa rosa de
Viterbo.
Rosa solicita vestir el hábito de las Damianitas y se la
niegan
A Rosa le pareció que ya convenía tomar otro modo de vida más apropiado a su
sexo y vocación. Al haber observado notoria mejoría en el estado espiritual de
la ciudad de Viterbo, con menos herejes y cismáticos, pues tampoco el encierro
en su casa cumplía los objetivos, dado que, sus paisanos la obligaban a dejar el
retiro así que, determinó pedir el hábito de las Damianitas en el Convento de
Santa María de las Rosas, donde su petición fue denegada por segunda vez; ya no
con la excusa de su minoría de edad, sino por falta de vacancia. Conoció en
pero, que la causa de no ser admitida era otra y respondió: “No me admitís viva,
pero tiempo vendrá en que me admitiréis muerta”, lo cual se cumplió tal y
conforme lo había anunciado. Resolvió entonces no predicar más y vivir en
soledad, sepultando el silencia las voces de su fama.
Su muerte
Rosa, envuelta en su amada soledad se prepara para morir. avisada y revelada
por luz del Cielo, días antes, previno a sus padres con gran discreción,
consolándolos. Su acentuada debilidad, producto de sus fervorosas penitencias,
dio lugar a su fallecimiento el 06 de Marzo de 1252, antes que cumpliera sus 18
años. Su cadáver quedó hermosísimo como si sólo durmiese. Su confesor, que la
había asistido con la Santa Unción, estimó prudente dar secreta sepultura en el
Templo de Santa María del Podio, su parroquia. La numerosa feligresía procedente
de todos los estados concurría acongojada y muy afligida por su sentida
muerte.
Nota: El presente documento es una trascripción del original suscrito por Don
Hugo Mosquera Díaz (Sec. Adm. Sec.), quien lo presentó con motivo del 102
Aniversario del plantel el año de 1988. A él nuestro agradecimiento y
reconocimiento a su encomiable labor.