01 marzo, 2016

San Albino de Vercelli




¡Oh!, San Albino de Vercelli, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su amado santo, y, el que, la metropolitana
iglesia reconstruyó, sobre las ruinas de la basílica que
San Eusebio, había construido, sobre la tumba del mártir
San Teofrasto. Amigo de San Germán, quien, os había
prometido asistir a vuestro rito inaugural, pero, por
cosas de Dios, él, cadáver hecho, volvió y las luces del
templo que no encenderse habían podido todo ese tiempo,
lo hicieron todas, a la sola presencia de su féretro,
como signo inequívoco del cumplimiento de su promesa,
de estar presente a vuestro lado. Y, así, sus palabras
recordasteis, ante aquél prodigio suscitado. Más tarde,
nombrado obispo de Vercelli, os disteis íntegro al servicio
de vuestra diócesis, tanto en la palabra, como en la obra,
hasta el día aquél, en que cumplido vuestro peregrinar
por este mundo, Dios, os premió, con corona de luz, como
premio justo a vuestra grande e increible entrega de amor;
¡Oh!; San Albino de Vercelli, “vivo amor y fe por Cristo”


 © 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1 Marzo San Albino de Vercelli Obispo

Obispo de la diócesis de Vercelli, fue consagrado en el 452, en un período histórico muy tormentoso en Italia.

Reconstruyó la iglesia metropolitana, sobre las ruinas de la pequeña basílica que San Eusebio había construido sobre la tumba del mártir San Teofrasto, y que el emperador Teodosio había hecho ampliar.

Para la solemne celebración del rito, Albino esperaba la visita de algún obispo importante. La espera fue premiada con el paso de San Germán, obispo de Auxerre, que se dirigía a Ravena. Como no podía esperar, el santo obispo prometió que asistiría al rito, cuando regresara.

San Germán murió durante su estadía en Ravena, y a Vercelli regresó solamente su cadáver. Cuando colocaron el féretro en el centro de la basílica, todas las velas se encendieron simultáneamente. El hecho, más prodigioso porque en los días anteriores ninguno había podido encenderlas, fue interpretado como el cumplimiento de la promesa que San Germán había hecho a San Albino.

Del obispo de Vercelli no sabemos sino que su culto es muy antiguo.