Oh, Beato de Álvaro de Zamora, vos,
sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo, y que célebre os
hicisteis por vuestro predicar y la
contemplación de la Pasión de Nuestro
Señor. Vuestras obras y ardorosa
predicación, más vuestro ejemplo y
obras, contribuyeron a la reforma
de la Orden. Os impactó el camino
al calvario en Tierra Santa, y por
deseoso de vivir una existencia en
soledad y perfección, fundasteis el
obervante convento de Sto. Domingo
Escalaceli, en cuyos oratorios se
reproducían la “vía dolorosa”, por
vos venerada en Jerusalén. Además,
con vos, se da origen a la devoción
de la “Vía Crucis”. Vos, a imitación
de vuestro Padre Domingo, orabais
y os flagelabais, convirtiéndose con
el tiempo, en meta de peregrinaciones
para los fieles. Poseíais el don de
profecía y obrasteis muchos milagros.
Llegado el tiempo de partir, vuestra
alma entregasteis al Padre, quien
os premió con corona de luz eterna;
Oh, Beato Álvaro de Zamora “luz”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de Febrero
Beato Álvaro de Zamora de Córdoba
Predicador Dominico
Martirologio Romano: En Córdoba, en la región española de Andalucía,
conmemoración del beato Álvaro de Zamora, presbítero de la Orden de
Predicadores, que se hizo célebre por su modo de predicar y contemplar la Pasión
del Señor (c. 1430).
Etimológicamente Álvaro = Aquel que es el defensor de todos, es de origen
germánico.
Fecha de beatificación: El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de
septiembre de 1741.
Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora
(1360?) y murió en Córdoba el año 1430. Perteneció a la noble familia
Cardona.
Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un
famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la
reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus
discípulos.
Después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado en el
corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador.
Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar
el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II
de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el
famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo),
donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada
en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando
origen a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad
cristiana.
De noche, se retiraba a una gruta distante del convento donde, a imitación de
su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en
meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró
milagros.
Murió el 19 de febrero de 1430 y fue sepultado en su convento.