05 noviembre, 2015

Santa Bertilla

 

 
¡Oh!, Santa Bertilla, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, que, en familia cristiana e ilustre, nacida
feliz, y, que, desde pequeña, deseos sentisteis de renunciar
al mundo material para dedicaros a la vida religiosa; deseo,
que, se os cumplió, cuando vuestros amados padres, os llevaron
al monasterio de Jouarre, donde acogida fuisteis con amor.
Allí, os formasteis bajo estrictas prácticas de perfección
monástica, pues, la gentileza combinanda con el rigor; la piedad
con la justicia; la humildad con el coraje y la prudencia
con la sencillez, moldearon vuestro carácter y santa vida.
Por vuestra caridad y voluntad de servicio con obediencia y
humildad asumisteis los cargos, que, os dieron. Y, con ello,
nos enseñasteis a encontrar el valor y el honor de servir a
los demás. Así lo hicisteis con todos y de especial manera
con varias reinas y damas de vuestro tiempo. Durante el tiempo
que fuisteis abadesa de Chelles por cuarentaiséis años, os
hicisteis cargo de Santa Bathilda, y más tarde de Heresvida,
la reina de Inglaterra, quien también se retiró junto a vos,
en busca de paz a Chelles. Y, ésa, fama de santidad, atrajo a
muchas mujeres ilustres a vuestro monasterio. Y, de pronto,
voló vuestra alma al cielo y vuestro cuerpo, enterrado fue
en la Iglesia de vuestra abadía, junto a la tumba de Santa
Bathilda. Hoy, coronada estáis, con corona de luz, como justo
premio a vuestra entrega incesante de amor, fe y esperanza;
¡Oh!, Santa Bertilla, “vivo Cristo, hecho caridad y servicio”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_______________________________________

5 de noviembre
Santa Bertilla
Abadesa
(¿630?-705)

Nació en la región de Soissons, Francia, en una de las familias cristianas más ilustres de la comarca. Desde que era apenas una niña, Santa Bertilla, o Bertille en francés, sintió deseos de renunciar al mundo material y dedicarse a la vida religiosa. Pero antes de revelar este anhelo a sus padres, la niña lo consultó con su preceptor, San Owen, quien la apoyó en su decisión.

Al ver a su hija tan determinada, sus progenitores terminaron convenciéndose, y de hecho la llevaron personalmente a Jouarre, un monasterio de grandes dimensiones a unas cuantas jornadas de Meaux, donde fue acogida con gran alegría.

En Jouarre, Santa Bertilla se formó bajo las más estrictas prácticas de la perfección monástica, combinando siempre la gentileza con el rigor, la piedad con la justicia, la humildad con el coraje, la prudencia con la sencillez.

Por la caridad y la voluntad de servicio que demostraba, la abadesa la puso al frente del priorato, nombrándola asistente suya en cuestiones de la administración del monasterio.

En 659 se terminó de construir en Chelles la abadía que Santa Bathilda, reina de Francia, había dispuesto para retirarse del mundo y pasar sus últimos días.

La reina le solicitó entonces a la abadesa de Jouarre que le aportara algunas hermanas religiosas y una abadesa para Chelles; y la abadesa pensó de inmediato en Santa Bertilla como principal del grupo.

Con discreción y vigor, Santa Bertilla fue abadesa de Chelles por cuarentaiséis años. Al principio ella se hizo cargo de Santa Bathilda, y más tarde también de Heresvida, la reina de Inglaterra, quien también se retiró en busca de paz a Chelles.

La fama de santidad de Santa Bertilla de Chelles atrajo a varias damas ilustres a su monasterio, el cual tuvo un gran auge durante su vida. Cuando falleció, Santa Bertilla fue enterrada en la iglesia de la abadía de Chelles junto a la tumba de Santa Bathilda.

SANTA BERTILLA nos enseña el valor de encontrar honor en servir a los demás.