¡Oh!, Señor de los Milagros, Vos, Sois el Dios de la Vida,
y que pintáis Octubre de morado color y, con la multitud
de fieles por todo el orbe de la tierra esparcidos, hacéis
sublime y grandiosa la mística expresión católica de la fe
porque, en octubre, de manos de un negro esclavo angoleño
guiado por el Espíritu Santo, plasmó vuestra sagrada efigie
Redentora, para que patrocinarais sus reuniones y os sirvieses
de guía en todo tiempo y circunstancia. Con los años, bajo
vuestro amparo, todas las sangres unís, en una sola fe,
en un sólo amor y luz. Y, así, desde siempre, la fervorosa
multitud eleva oraciones, súplicas y gracias, a Vos, Dios
de la Vida y del Amor, visando el sólo tocaros y besaros. La fe,
montañas mueve, y las voluntades más recias, mansas se
vuelven gracias al destello de Vuestra luz divina, que cae sobre
vuestros fieles, mientras el andar cansino de vuestra imagen
desbroza por doquier amor y paz. Os rindió culto,
el Conde de Lemos, y ordenó que se os venerase en el mismo
lugar, donde Vos, pintado fuisteis. Y, de pronto, un terremoto,
midió fuerzas con vuestra divinidad, y rajaduras produjo,
pero, nunca en vuestro mural, por designios de Dios. Y, así,
Sebastián de Antuñano, amoroso y fiel siervo vuestro, inició
la procesión con una réplica de vuestra santa imagen, así
originando las procesiones de octubre, con Vos, que tiñen
de morado y de incienso estos tiempos. “Es ya tiempo que esta
iglesia se edifique y siendo el fondo principal con que debe
contar la devoción de este vecindario que juró a este Divino
Señor Patrón de la Ciudad contra los temblores que en ella
se repiten, a dispuesto una Misa para el Domingo cuatro
de Mayo en la puerta del Colegio de los Desamparados, allí
esperaran de su generoso ánimo aquella prueba que le dictare
su piedad”. Rezaba así, la invitación, que con apoyo del Virrey,
las Madres Nazarenas, esparcieron por toda la ciudad de Lima,
haciendo hasta hoy, y por los siglos de los siglos morado el mes
de octubre, lleno de fe y de esperanza por Vuestro grande Amor;
¡oh!, Señor de los Milagros, “Regalo Vivo de Amor y Fe de Dios Padre”.
© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________________
La Fe de Octubre
¡Oh!, Señor de los Milagros,
desde el angoleño aquél,
que Vuestra imagen pintó,
mares de gentío por el
mundo todo, en Octubre
se vuelcan tras de Vos,
en pos de la eternidad
prometida y Vos, no los
dafraudais Dios de la vida;
¡Oh!, Señor de Los Milagros.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
________________________________________
28 de Octubre
El Señor de los Milagros
Historia del Señor de los Milagros
El cielo de
Lima se torna de color morado, entre el carmín y el azul, todos los
octubres de nuestras vidas. La procesión del Señor de los Milagros, el
Cristo de Pachacamilla, el Cristo moreno o cuanta denominación ostente,
es considerada una de las más multitudinarias de todo el orbe, tanto por
el inmenso mar humano que alberga como por la sublimidad y grandiosidad
espiritual que trae consigo esta mística expresión de fe católica del
pueblo limeño. En una Lima en donde conviven y luchan por sobrevivir en
circunstancias adversas cholos, negros, blancos, chinos y demás razas
que la conforman, octubre es el momento cumbre que los une a todos bajo
el eslabón de una sola creencia, una sola fe, una sola y anhelada
esperanza en el milagro que algún día recaerá en ellos.
Atrás queda el
agotador y, a veces, sofocante apretujamiento de la fervorosa multitud
por acercarse a la imagen para poder tocarla y besarla. Dicen que la fe
mueve montañas y hasta las voluntades más reprimidas se vuelven
inquebrantables gracias al destello de luz que despabila sobre la gente,
el andar cansino pero señorial y ubérrimo de la imagen del Señor de los
Milagros.
Pero, ¿cómo empezó a
forjarse toda esta mágica religiosidad en el espíritu limeño?, ¿qué tuvo
que pasar para que germinara en los corazones la solidaridad cristiana y
la unción religiosa en torno a la imagen del Cristo de Pachacamilla?
Primera Misa
Después de estos
extraordinarios sucesos, la parroquia de San Marcelo como de San
Sebastián quisieron trasladar el mural a sus parroquias en ambos casos
no dio resultados. El Conde de Lemos personalmente rindió culto a la
imagen y acordó con la autoridad eclesiástica que en definitiva se le
venerase en el mismo lugar para lo cual ordeno inmediatamente se
levantara una ermita provisional.
Siempre con el apoyo
de los fieles del lugar la imagen quedó cercada con adobes, lo techaron
con esteras y levantaron un sencillo altar al pie del Cristo
Crucificado. Una vez terminado estos trabajos se logro que se oficiara
la primera misa ante la sagrada imagen del Cristo de Pachacamilla, un
día lunes 14 de setiembre de 1671. A está ceremonia religiosa asistió el
Virrey y su señora esposa, altas autoridades civiles como eclesiásticas
y un gran número de vecinos y devotos.
Después de está
primera misa el Virrey y su esposa continuaron rindiéndole culto a la
imagen, aumentando así los devotos, que venían desde lejos inclusive,
para conocer y reverenciar a la portentosa imagen del mural de
Pachacamilla que pronto comenzaron a llamarlo el Santo Cristo de los
Milagros o de las Maravillas.
Primera procesión
El terremoto del 20
de Octubre de 1687 produjo rajaduras y desmoronamientos en la Capilla,
pero el sagrado mural quedó incólume, como muestra de los designios
divinos. Fue así que Sebastián de Antuñano inicio la procesión con una
replica de la imagen, originando así las tradicionales procesiones de
octubre del Señor de los Milagros de Nazarenas. En su primer recorrido
llegó hasta la Plaza Mayor, al Cabildo limeño, donde recibió en ambos
lugares fervorosa pleitesía contando con el acompañamiento de
acongojados fieles así como vecinos del lugar. Se tiene la seguridad que
aquella replica es la misma que hoy en día nos sigue acompañando en los
meses de octubre en su recorrido por la gran Lima.
Fundación del Monasterio
Después del entierro
de la madre Antonia Lucia del Espíritu Santo, le sucedió en el cargo la
madre Josefa de la Providencia. Bajo su dirección se enfrento a un a
situación económica apremiante, recibiendo ayuda de Antuñano y del
benefactor José de Lorenzana fiel devoto del Señor de los Milagros
cuando la madre Josefa inicio las gestiones encaminadas a conseguir la
Real Célula y la Bula Pontificia para poder fundar el Monasterio tuvo
que luchar y superar muchas dificultades y contratiempos. Hacia 1718 un
caballero llamado Jerónimo Machado fue a visitar a la madre Josefa de la
Providencia, acompañado de su esposa e hija y al enterarse que estaba
iniciando las gestiones para la fundación se ofreció gentilmente a
conseguir la licencia del Rey para la clausura aprovechando su próximo
viaje a España y Roma.
La ansiada licencia
que se encuentra en el archivo del Monasterio fue concedida por el
Monarca Felipe V el día 8 de Febrero de 1720.
Años más tarde la
madre Josefa tuvo la oportunidad de conocer al Padre Maestro Juan de
Gazitúa de la Orden de los Predicadores, quien se ofreció gentilmente a
obtener de su Santidad la Bula respectiva. Estando en Roma inicio las
debidas gestiones ante la Santa Sede y el 27 de Agosto de 1727 Su
Santidad Benedicto XIII concedió la ansiada Bula. Quedó aprobado entre
otras cosas el uso del hábito morado y el característico modo de vestir
de las Nazarenas.
Cuando la madre
Josefa tuvo en sus manos la Bula Pontificia inicio de inmediato las
gestiones necesarias para conseguir la ansiada clausura.
Conseguir está
aprobación era considerado por la sufrida madre Josefa como coger el
cielo con las manos hasta que por fin el Marqués de Casa Concha redacto
la debida solicitud y el 14 de Noviembre 1729 expidió la aprobación el
Arzobispado y seis días después el Virrey Marqués de Castelfuerte
autorizó como patrono la respectiva fundación.
La Iglesia de Nazarenas
La iglesia
reedificada por Sebastián Antuñano y el Monasterio fundado en 1730,
sufrieron los estragos del violento sismo del 28 de Octubre de 1746, la
construcción de un nuevo templo era necesario. A comienzos de 1766, por
decisiva influencia de la Pericholi, ferviente devota del Señor de los
Milagros, el XXXI Virrey Don Manuel Amat y Junient, fue a visitar la
Iglesia de Nazarenas y al contemplar su lamentable estado, decidió la
construcción de un nuevo templo para tan portentosa efigie, se puso de
acuerdo con la Madre Priora Grimanesa Josefa de Santo Toribio C.D. y con
la Benefactora Doña Maria Fernández de Córdova y Sande, sugiriéndole la
idea de despertar los dormidos sentimientos del devoto pueblo limeño.
Contando con el
importante apoyo del Virrey, las Madres Nazarenas, repartieron por toda
la ciudad una invitación que decía: “…es ya tiempo que está iglesia se
edifique y siendo el fondo principal con que debe contar la devoción de
este vecindario que juro a este Divino Señor Patrón de la Ciudad contra
los temblores que en ella se repiten, a dispuesto una mesa para el
Domingo 4 de Mayo en la puerta principal del Colegio de los
Desamparados….allí esperaran de su generoso ánimo aquella prueba que le
dictare su piedad…”.
Fue con está
invitación que al fin las madres Nazarenas después de 20 años del
terremoto de 1746 tenían esperanzas de construir un nuevo templo para el
Señor de los Milagros.
(http://www.hsmbh.com/esp/?pg=historia_intro)