20 julio, 2014

El Divino Niño

 
 
¡Oh!, Divino Niño, Vos, sois
el Hijo de Dios Padre, y, a
quien desde tiempo los católicos
han honrado Vuestra Santa
infancia, pues, a esta edad,
desbrozabais sólo inocencia y
amabilidad. San Francisco de Asís,
os recordó por vez primera
en la Navidad, de aquél tiempo
con José y María, en un pesebre
y entre pastores, ovejas, bueyes
y asnos, él mismo, la Santa Misa
de la medianoche celebró y
un bello sermón de Nochebuena
dijo, la gran bondad recordando
de Vos, Hijo de Dios Padre,
al haceros, en Belén hombre
por salvar nuestra pecadora alma;
¡oh!, Divino Niño, “amor y luz”.
 
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Oraciones al Divino Niño Jesús
Súplica para Tiempos Difíciles
 
Divino Niño Jesús
Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón paternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme. Amén.
 
Un minuto con el Divino Niño Jesús
 
¡Bendíceme Divino Niño Jesús!
Y ruega por mi sin cesar.
Aleja de mí el pecado hoy y en todo momento.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, tú no te olvides de mí.
Si me dejas Divino Niño, ¿qué será de mí?
En los peligros del mundo, asísteme.
Quiero siempre vivir y morir bajo tu mano.
Quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión y ¡no me dejes Divino Niño!
Y, al final, de mi vida recíbeme y llévame junto a Ti.
Divino Niño Jesús, que tu bendición me acompañe siempre. Amén.

Oración al Divino Niño Jesús
 
Divino Niño Jesús, Dios de mi corazón y
modelo de mi conducta, estate siempre conmigo
para separarme del mal y hacerme semejante a Ti,
haciendo que crezca en sabiduría y gracia
delante de Dios y de los hombres.
¡Oh dulce y pequeño Niño Jesús,
yo te amaré siempre con todo mi corazón!
Divino Niño Jesús, Bendíceme
Divino Niño Jesús, Escúchame
Divino Niño Jesús, Óyeme. Amén.
 
Historia de la devoción al Niño Jesús
Millones de creyentes han hecho la experiencia de pedir favores a Dios por los méritos de la infancia de Jesús y han conseguido maravillas
 
Desde tiempos muy antiguos los católicos han tenido mucha devoción al Divino Niño Jesús, y han honrado su santa infancia, considerando esta edad de Jesucristo como una maravilla de inocencia y amabilidad.
 
Ya hacia el año 1200 San Francisco de Asís dispuso recordar con mucha solemnidad la Navidad haciendo un pesebre lo más parecido posible al de Belén y celebrando así entre pastores, ovejas, bueyes y asnos la misa de la medianoche, y haciendo él mismo un hermoso sermón de Nochebuena recordando la gran bondad del Hijo de Dios al quererse hacer hombre en Belén por salvar nuestra alma.
 
Más tarde San Antonio de Padua fue un devoto tan entusiasta del Niño Jesús que según las imágenes que de él se conservan, mereció que el Divino Niño se le apareciera.
Otro santo al que se le presenta en las imágenes teniendo entre sus brazos al Niño Jesús es San Cayetano, el cual lo que necesitaba pedir lo pedía por los méritos de la infancia de Jesús.
Modernamente los santos que más contribuyeron a difundir la devoción al Niño de Belén fueron Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
 
Santa Teresa de Jesús le tenía un amor tan grande al Divino Niño que un día al subir una escalera obtuvo tener una visión en la que contemplaba al Niño Jesús tal cual había sido en la tierra. En recuerdo de esta visión la santa llevó siempre en sus viajes una estatua del Divino Niño, y en cada casa de su comunidad mandó tener y honrar una bella imagen del Niño Jesús que casi siempre ella misma dejaba de regalo al despedirse.
 
Millones de creyentes han hecho la experiencia de pedir favores a Dios por los méritos de la infancia de Jesús y han conseguido maravillas. Y nosotros vamos a hacer lo mismo. Queremos honrar la infancia de Jesús y darle gracias por haber nacido en Belén para salvarnos.
 
Desde hace unos trescientos años la devoción al Niño Jesús se ha extendido rápidamente por Europa, América, Asia, Africa y Oceanía. Las gentes empezaron a experimentar que cuando piden favores a Dios por los méritos de la infancia de Jesús consiguen maravillas.
Existen alrededor de todo el mundo muchas figuras e imágenes representando al Niño Jesús mediante las cuales se han obtenido grandes milagros. Entre las más conocidas se encuentran: El Niño Jesús de Praga, en Checoslovaquia; el Santo Niño de Atocha, en México; el Divino Niño de Arenzano, en Italia y el milagroso Niño Jesús de Bogotá en Colombia, entre otros.
 
En el año 1636 Nuestro Señor le hizo a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento esta promesa: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y tu oración será escuchada”.

(http://es.catholic.net/jovenes/135/1972/articulo.php?id=14269)