06 abril, 2014

San Pedro de Verona


Oh San Pedro de Verona, vos sois el hijo
del Dios de la vida, su amado santo y
Dominico Mártir, y que a pesar de nacido
haber de padres maniqueos, aún niño
abrazasteis la fe católica y, luego ya
adolescente, recibisteis del mismo santo
Domingo, vuestro bendito hábito. A combatir
aquella herejía os dedicasteis, y, en ruta
hacia Como, caísteis víctima de vuestros
enemigos. Vos, con entereza os dedicasteis
al estudio y la oración, con austeridad
y penitencia, viviendo constantemente a
imitación de Santo Domingo de Guzmán.
Predicador y polemista; les predicasteis
a los cátaros, y a la vez dialogabais
con aquellos herejes. Defendisteis la fe
a través de las “Asociaciones de la fe” y
la “Cofradía para la alabanza de la Virgen
María”. El amor a Cristo, os hace sufrir
pruebas, pero ello mismo, es aliento vuestro
apoyado en la oración. Qué dicha la vuestra
de recibido haber la visita de las Santas
Mártires: Inés, Cecilia y Catalina, con
quienes dialogasteis en vuestra celda,
motivo de escándalo en vuestro convento.
Un día dijisteis ante un crucifijo: “¿Qué
mal he hecho, Señor, para verme como estoy?”
Y Cristo Crucificado os dijo: “Y, yo, Pedro,
¿Qué mal hice?”. Así, de maravillosa era
vuestra comunicación con Dios, por medio
de vuestra oración. Aunque vuestros enemigos
de celos ardían por dentro, os mataron
vuestro cuerpo, de dos golpes de hacha
en la cabeza, pero vos, agonizante aún,
recitasteis en alta voz el Credo, y con
vuestra propia sangre a escribir alcanzasteis:
“CREO”, y luego voló vuestra alma al Padre.
Y, así, como el mismo “Credo”, vuestra vida
fue, siempre unido a Cristo Crucificado a
quien amasteis y amas hoy, en la eternidad.
Santo Protomártir de la Orden Dominicana,
Oh, San Pedro de Verona, “luz, hecha Credo”.


© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Abril
San Pedro de Verona
Mártir Dominico


Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía, pasión de san Pedro de Verona, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual, nacido de padres maniqueos, todavía niño abrazó la fe católica y, siendo aún adolescente, recibió del mismo santo Domingo el hábito. Dedicado a combatir la herejía, de camino hacia Como cayó víctima de los enemigos, recitando en los últimos momentos el símbolo de la fe († 1252).

Fecha de canonización: 25 de marzo de 1253 por el Papa Inocencio IV.

San Pedro, mártir dominico, nace hacia 1205, en Verona, la ciudad de la Lombardía italiana presa de la herejía de los Cátaros, propagadores del maniqueísmo en el centro y norte de Italia. Estos herejes puritanos, de espíritu belicoso y sectario. Pedro es un niño muy inteligente, sincero, agradable y firme en sus decisiones; parece predestinado a ser un apóstol del mundo herético; su familia no tiene inconvenientes que la educación del niño esté a cargo de un maestro católico.
 
Pedro ha crecido. La Universidad de Bolonia tiene fama merecida; pero todavía goza de mayor influencia Santo Domingo de Guzmán, el Fundador de los dominicos y sus seguidores que cautivan tanto a estudiantes como a profesores. Son muchos los que se incorporan a la recientemente fundada Orden de Predicadores.
 
Pedro con 16 años, queda fascinado por la palabra ardiente de fray Domingo de Guzmán y recibe el hábito dominicano de sus manos.
 
Con ímpetu juvenil se dedica al estudio, la oración y vive la austeridad y la penitencia con radicalidad; en todo es fiel imitador de Domingo de Guzmán. Terminada la formación eclesiástica, es ordenado sacerdote y nombrado Predicador del Evangelio de Jesús.
 
Pronto la Región Toscana, el Milanesado y la Romaña conocen a este fogoso predicador y formidable polemista; se dedicó a la predicación especialmente entre los cátaros. Una Característica importante es que siempre fue hombre de diálogo.
 
Pedro es piadoso, austero y corre la voz de su santidad por todas partes. Se preocupó de la defensa de la fe, para ello instituyo las “Asociaciones de la fe” y la “Cofradía para la alabanza de la Virgen María”. Fue solícito de bien espiritual de las hermanas a quienes brindó su consejo y ayuda espiritual. Como buen religioso es un convencido de la vida de comunidad.
 
Ama a Jesucristo y como Él, experimenta la prueba, el menosprecio de algunos sectores y el ataque de quienes pensaban distinto. Su presencia evangelizadora a través de la Predicación continúa con intensidad, su capacidad organizadora le lleva a coordinar y fundar muchos mas pequeños grupos organizados. Pero todo esto no hubiera sido posible sin la intensa oración. Se comenta que un día en su contemplación, en su celda dominicana, recibe la visita de las Santas Mártires: Inés, Cecilia y Catalina que dialogan en su habitación. Otros frailes llevan la noticia al Padre Prior. En el Capítulo Conventual es reprendido y corregido porque ha violado la clausura y ha recibido a mujeres en su celda religiosa. Su respuesta es un prudente silencio y es enviado al Convento de la Marca Ancona donde intensifica su estudio y oración…
 
Un día se desahoga ante un crucifijo: “¿Qué mal he hecho, Señor, para verme como estoy?”. Cristo Crucificado le dice: “Y, yo, Pedro, ¿qué mal hice?”. Estas atribuciones que la tradición le dan, son fiel reflejo de la intensa comunicación que con Dios tenía a través de la Oración. Algo que había trascendido a los demás. La gente de Oración profunda transpira esa experiencia y no hace falta que publique sus experiencias místicas. Por lo general, éstas se convierten en reflexiones profundas y acciones apostólicas.
 
El Papa Gregorio IX le conoce y le nombra en 1232 Inquisidor General: Roma, Florencia y Milán conocerán a este apóstol de Cristo. Los milagros refrendan su vida abnegada por Cristo y por los hombres.
 
Sucesivamente es superior de los Conventos de Piaccenza, Como y Génova. En 1243 Inocencio IV confirma a Pedro como Inquisidor General; pero una conjura pesa sobre él para asesinarle.
 
Su martirio es como un eco de la muerte de Cristo, pues es fruto de 40 libras (moneda de Milán) . Era el 6 de abril de 1252. Regresaba de Milán a su Convento de Como, donde era Prior. Cerca de la aldea de Barsalina recibe dos golpes de hacha en la cabeza, comienza a recitar en voz alta el credo, las fuerzas le faltan y mojando un dedo en su sangre escribe en el suelo “CREO”.
 
El Credo es la síntesis de su vida, de su abnegada entrega, de una fidelidad emocionante a Cristo Crucificado a quien ama. Tenía 46 años. Su cuerpo es trasladado al convento de Milán.
 
El 25 de marzo del año siguiente Inocencio IV le canoniza. Es el protomártir de la Orden Dominicana
Su fiesta se celebra, de acuerdo al actual Martirologio Romano el 6 de abril.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)