Oh, San Juan de Dios, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y aquél
siervo, que fundó la Comunidad
de los Hermanos Hospitalarios,
que lleva vuestro nombre. Pastor
y soldado fuisteis, y allí, os hicisteis
fuerte, resistente y sufrido. La divina
providencia, siempre de vuestro
lado estuvo, tanto que, Nuestra
Señora, os salvó de ser ahorcado.
Después de la milicia, os hicisteis
vendedor ambulante de estampas
y religiosos libros. Jesús, bajo la
apariencia, de “niño pobre” os
dijo: “Granada será tu cruz”, y así
fue. “Misericordia Señor, que soy un
pecador”, dijisteis y gritando por las
calles, pedisteis perdón a Dios. Os
confesasteis con San Juan de Avila y
os propusisteis penitencia especial:
el loco haceros, para que la gente os
humillara y os hiciera sufrir. La gente,
loco os creyó y os lanzaban piedras
y os daban de golpes y más en el
manicomio, donde fuisteis azotado,
para calmaros. Pero, vos, no os
atormentabais, ni disgustaban los
los azotes que os daban, sino que,
los ofrecíais a Dios. Visteis, como a
los pobres y enfermos, trataban en
el manicomio y decidisteis fundar
un hospital. Allí, lego como erais en
médicas cuestiones, erais más, cuando
enseñabais a curar el alma y después
el cuerpo. Loco de amor, gastasteis
toda vuestra vida, en ayudar a los
enfermos más miserables por amor a
Cristo Jesús. Hicisteis de enfermero,
cocinero, barrendero, mandadero, padre,
amigo y hermano de todos. Por la noche,
limosnas pedíais para vuestros pobres,
diciendo: ¡Haced el bien hermanos, para
vuestro bien!. “Jesús, Jesús, en tus manos
me encomiendo”, fueron vuestras últimas
palabras. Y, voló, vuestra alma, a la gloria
eterna, para coronado ser con corona de luz.
Patrono de los que trabajan en hospitales
y de los que propagan libros religiosos
oh, San Juan de Dios; “fe, esperanza y amor”.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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8 de Marzo
San Juan de Dios
Fundador de la Comunidad
de Hermanos Hospitalarios
de San Juan de Dios
Año 1550
Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en
Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad.
De familia pobre pero muy
piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como
religioso en un convento.
En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca
donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón y así
quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso permanecer libre
de compromisos económicos y caseros pues deseaba dedicarse a labores más
espirituales.
Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V
en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y
sufrido.
La Sma. Virgen lo salvó de ser ahorcado, pues una vez lo pusieron en
la guerra a cuidar un gran depósito y por no haber estado lo suficientemente
alerta, los enemigos se llevaron todo. Su coronel dispuso mandarlo ahorcar, pero
Juan se encomendó con toda fe a la Madre de Dios y logró que le perdonaran la
vida. Y dejó la milicia, porque para eso no era muy adaptado.
Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a
hacer de vendedor ambulante de estampas y libros religiosos.
Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy
necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel “pobrecito” era
la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: “Granada será tu cruz”, y
desapareció.
Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto
llegó a predicar una misión el famoso Padre San Luis de Avila. Juan
asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el
predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se arrodillo y
empezó a gritar: “Misericordia Señor, que soy un pecador”, y salió gritando por
las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.
Se confesó con San Juan de Avila y se propuso una penitencia muy especial:
hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir
muchísimo.
Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería,
empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por
todos su pecados.
La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y
golpes.
Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas,
pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos:
azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por
los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo
corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que
tenían de tratar a los pobres enfermos.
Aquella estadía de Juan en ese manicomio, que era un verdadero infierno, fue
verdaderamente providencial, porque se dio cuenta del gran error que es
pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura. Y cuando quede
libre fundará un hospital, y allí, aunque él sabe poco de medicina, demostrará
que él es mucho mejor que los médicos, sobre todo en lo relativo a las
enfermedades mentales, y enseñará con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que
curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su
cuerpo.
Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con
grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la
bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura.
Cuando San Juan de Avila volvió a la ciudad y supo que a su convertido lo
tenían en un manicomio, fue y logró sacarlo y le aconsejó que ya no hiciera más
la penitencia de hacerse el loco para ser martirizado por las gentes.
Ahora se dedicará a una verdadera “locura de amor”: gastar toda su vida y sus
energías a ayudar a los enfermos más miserables por amor a Cristo Jesús, a quien
ellos representan.
Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier
enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda.
Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de
enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por
la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.
Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las
calles. El iba con unos morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien
hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de sus casas
y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de
medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se
echaba a dormir un rato debajo de una escalera. Un verdadero héroe de la
caridad.
El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba
haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila ,y empezó a llamarlo “Juan
de Dios”, y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre
cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que
encontraba en las calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así
se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios
siglos.
Un día su hospital se incendió y Juan de Dios entró varias veces por
entre las llamas a sacar a los enfermos y aunque pasaba por en medio de enormes
llamaradas no sufría quemaduras, y logró salvarle la vida a todos aquellos
pobres.
Otro día el río bajaba enormemente crecido y arrastraba muchos troncos y
palos. Juan necesitaba abundante leña para el invierno, porque en Granada hace
mucho frío y a los ancianos les gustaba calentarse alrededor de la hoguera.
Entonces se fue al río a sacar troncos, pero uno de sus compañeros, muy joven,
se adentró imprudentemente entre las violentas aguas y se lo llevó la corriente.
El santo se lanzó al agua a tratar de salvarle la vida, y como el río
bajaba supremamente frío, esto le hizo daño para su enfermedad de artritis y
empezó a sufrir espantosos dolores.
Después de tantísimos trabajos, ayunos y trasnochadas por hacer el
bien , y resfriados por ayudar a sus enfermos, la salud de Juan de Dios se
debilitó totalmente. El hacía todo lo posible porque nadie se diera cuenta de
los espantosos dolores que lo atormentaban día y noche, pero al fin ya no fue
capaz de simular más. Sobre todo la artritis le tenía sus piernas
retorcidas y le causaba dolores indecibles. Entonces una venerable señora de la
ciudad obtuvo del señor obispo autorización para llevarlo a su casa y cuidarlo
un poco.
El santo se fue ante el Santísimo Sacramento del altar y por largo
tiempo rezó con todo el fervor antes de despedirse de su amado hospital. Le
confió la dirección de su obra a Antonio Martín, un hombre a quien él había
convertido y había logrado que se hiciera religioso, y colaborador suyo, junto
con otro hombre a quien Antonio odiaba; y después de amigarlos, logró el santo
que le ayudaran en su obra en favor de los pobres, como dos buenos
amigos.
Al llegar al la casa de la rica señora, exclamó Juan: “Oh, estas
comodidades son demasiado lujo para mí que soy tan miserable pecador”.
Allí trataron de curarlo de su dolorosa enfermedad, pero ya era demasiado
tarde.
El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se
arrodilló en el suelo y exclamó: “Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo”, y
quedó muerto, así de rodillas.
Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de
pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la
calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad,
que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más indigno pecador. El
que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo,
las autoridades y todo el pueblo, como un santo.
Después de muerto obtuvo de Dios muchos milagros en favor de sus devotos y el
Papa lo declaró santo en 1690. Es Patrono de los que trabajan en
hospitales y de los que propagan libros religiosos.
San Juan de Dios: alcánzanos de Dios un gran amor hacia los enfermos y los
pobres.
NOTA: Los religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios son 1,500 y
tienen 216 casas en el mundo para el servicio de los enfermos. Los primeros
beatos de Colombia pertenecieron a esta santa Comunidad.
Todo lo que hicisteis con cada uno de estos mis hermanos enfermos,
conmigo lo hicisteis (Jesucristo Mt. 25,40).