¡Oh!, Santa Marta, vos, sois la hija del Dios de la vida
y su amada santa, la misma que, habéis hecho honor
al significado de vuestro nombre: “señora y jefe de hogar”.
Los escritos sobre vos, en el Sagrado Libro, dicen que
Jesús, os amaba, junto a María y a Lázaro, vuestros
hermanos, porque sus amigos erais de verdad. Y, vos,
recordareis, cuando preguntasteis a Jesús: “Señor, ¿cómo
os parece que mi hermana, me haya dejado a mí sola con
todo el oficio de la casa? Por qué no le dices que me
ayude un poco en esta tarea?”. Y, Él os dijo: “Marta,
Marta, os afanáis y os preocupáis por muchas cosas.
Sólo una cosa necesaria es. María ha escogido la mejor
parte, la que no le será quitada”. Y, vos, entendiendo,
también lo escuchasteis. Cuando Lázaro, murió, vos,
presta, a Él, recurristeis y Él, os dijo: “Tu hermano
resucitará”. Y, creísteis que seria al final de los
tiempos. Pero, Jesús, os dijo: “Yo soy la vida y la
resurrección. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto
vivirá”. ¿Crees esto?. Y, respondisteis: ¡Sí Señor, yo
creo!. Y, os dijo Jesús: “¿Dónde lo han colocado?” Y,
viéndoos llorar a vos, y a vuestros sus acompañantes,
Él, lloró también y las gentes decían: “Mirad cómo lo
amaba”. La piedra quitaron y dijisteis vos: “Señor
ya huele mal porque hace cuatro días que está enterrado”.
Y, Jesús os dijo: “¿No os he dicho que si creéis veréis
la gloria de Dios?”. Y, Jesús Dijo: “¡Lázaro, ven afuera!”.
Y, el muerto salió, llevando el sudario y las vendas
de sus manos. Santa Marta, Interceded pues, para que
los “lázaros” de este tiempo, que, por el pecado “muertos”,
por el mundo deambulan, al llamado de Jesús, resuciten
y mañana más tarde, como vos, brillen, en el cielo eterno,
¡oh!, Santa Marta de Betania, “vivos oídos para Jesucristo” .
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Julio
Santa Marta de Betania
Hermana de Lázaro y María
Martirologio Romano: Memoria de santa Marta, que recibió
en su casa de Betania, cerca de Jerusalén, a Jesús, el Señor, y muerto
su hermano Lázaro, proclamó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo,
que has venido al mundo» (s. I).
Etimoligía: Marta = ama de casa, señorial, atractiva. Viene de la lengua hebrea.
Marta es hermana de María y de Lázaro y vivía en Betania, pequeña
población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías
del Monte de los Olivos.
Jesús Nuestro Señor vivía en Galilea pero cuando visitaba Jerusalén
acostumbraba hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania,
que, tal vez, habían cambiado también su morada de Galilea por la de
Judea. Marta se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con
sus oraciones impetró la resurrección de su hermano.
San Juan nos dice que “Jesús amaba a Marta y a su hermana María y Lázaro” (Jn 11:5).
Lucas añade: “Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer,
llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada
María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras
Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile,
pues, que me ayude.» -Lucas 10:38-40
No podemos estar seguros de la motivación de Marta al hacer su
petición al Señor pero todo parece indicar que se quejaba contra su
hermana. Nuestro Señor aprecia el servicio de Marta, pero al mismo
tiempo sabía que era imperfecto. Muchas veces nuestro servicio, aunque
sea con buena intención, esta mezclado con el afán de sobresalir, la
compulsión por ser protagonistas, la competencia para sentirnos que
somos los mejores. Es entonces que salen las comparaciones. ¿Por que la
otra no hace nada y soy la que trabajo?
El Señor corrige a Marta, penetra en su corazón afanado y dividido y establece prioridades:
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay
necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte
buena, que no le será quitada.» -Lucas 10: 41-42
Esa única cosa de la que hay necesidad es de poner todo el corazón en
amar a Dios, atender a Jesús que nos habla, que quiere levantarnos de
nuestra miseria.
Toda vida activa debe surgir de la contemplación. La vida activa sin
contemplación lleva al alma a dispersarse perder de vista el fin. La
vida contemplativa se concentra en Dios y se une a El por la adoración y
el amor. La vida contemplativa es una especie de noviciado del cielo,
pues la contemplación es la ocupación de los bienaventurados del
paraíso. Por ello, Cristo alabó la elección de María y afirmó: “sólo una
cosa es necesaria”. Eso significa que la salvación eterna debe ser
nuestra única preocupación.
Si contemplamos como van las cosas en cualquier Iglesias podremos ver
muchas actividades, programas, ideas… Es relativamente fácil hacer
cosas por Jesús, pero cuanto nos cuesta estar en silencio ante su
Presencia. En seguida pensamos en cosas que hacer. No comprendemos que
lo primero y mas importante es atenderlo a El directamente por medio de
la oración.
Jesús encontró más digna de alabanza la actitud contemplativa de
María. Cuanto quisiera El Señor que todos, como María, nos sentáramos
ante el para escucharle. Ella se consagraba a la única cosa realmente
importante, que es la atención del alma en Dios. También el Padre nos
pide que, ante todo, escuchemos a Su Hijo (Mt 17-5).
Entonces, ¿no es necesario trabajar? Claro que sí lo es. Pero para
que el trabajo de fruto debe hacerse después de haber orado. El servicio
de Marta es necesario, pero debe estar subordinado al tiempo del Señor.
Hay que saber el momento de dejar las cosas, por importantes que
parezcan, y sentarse a escuchar al Señor. Esto requiere aceptar que
somos criaturas limitadas. No podemos hacerlo todo. No podemos siquiera
hacer nada bien sin el Señor
San Agustín escribe: “Marta, tú no has escogido el mal; pero María ha
escogido mejor que tú”. San Basilio y San Gregorio Magno consideran a
la hermana María modelo evangélico de las almas contemplativas y su
santidad no está en duda, sin embargo, es curioso que, de los tres
hermanos, solo Marta aparece en el santoral universal.
La resurrección de Lázaro
El capítulo 11 de San Juan narra el gran milagro de la resurrección
de Lázaro. En aquella ocasión vuelve a hablarse de Marta. Lázaro se
agravó de muerte mientras Jesús estaba lejos. Las dos hermanas le
enviaron un empleado con este sencillo mensaje: “Señor aquel que tú
amas, está enfermo”. En un mensaje de confianza en que Jesús va actuar a
su favor.
Pero Jesús, que estaba al otro lado del Jordán, continuó su trabajo
sin moverse de donde estaba. A los apóstoles les dice: “Esta enfermedad
será para gloria de Dios”. Y luego les añade: “Lázaro nuestro amigo ha
muerto. Y me alegro de que esto haya sucedido sin que yo hubiera estado
allí, porque ahora vais a creer”.
A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia
Betania, la casa estaba llena de amigos y conocidos que habían llegado a
dar el pésame a las dos hermanas. Tan pronto Marta supo que Jesús
venía, salió a su encuentro y le dijo: “Oh Señor, si hubieras estado
aquí no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo sé que cuánto pidas a
Dios te lo concederá”
Jesús le dice: “Tu hermano resucitará”.
Marta le contesta: “Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de los muertos”.
Jesús añadió: “Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?”
Marta respondió: “Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.”
Jesús dijo: “¿Dónde lo han colocado?”. Y viendo llorar a Marta y a sus acompañantes, Jesús también empezó a llorar. Y las gentes comentaban: “Mirad cómo lo amaba”.
Jesús dijo: “¿Dónde lo han colocado?”. Y viendo llorar a Marta y a sus acompañantes, Jesús también empezó a llorar. Y las gentes comentaban: “Mirad cómo lo amaba”.
Y fue al sepulcro que era una cueva con una piedra en la entrada.
Dijo Jesús: “Quiten la piedra”. Le responde Marta:“Señor ya huele mal
porque hace cuatro días que está enterrado”. Le dice Jesús: “¿No te he
dicho que si crees verás la gloria de Dios?”. Quitaron la piedra y Jesús
dijo en voz alta: “Lázaro ven afuera”. Y el muerto salió, llevando el
sudario y las vendas de sus manos.
El Banquete
Marta aparece también en un banquete en el que participa también Lázaro, poco después
Marta de Betania, Santa
Marta de Betania, Santa
de su resurrección: también esta vez aparece Marta como la mujer ocupada en el servicio, pero puede ser que para entonces ya lo sabía someter al Señor con mas amor, sin quejarse ni compararse.
De los años siguientes de la santa no tenemos ningún dato
históricamente seguro, aunque según la leyenda de la Provenza, Marta fue
con su hermana a Francia y evangelizó Tarascón donde según cuenta la
leyenda Santa Marta derroto a la Tarasca, un dragón que amenazaba a la
ciudad. Ahí se dice que encontraron, en 1187, sus pretendidas reliquias,
que todavía se veneran en su santuario.
Los primeros en dedicar una celebración litúrgica a santa Marta
fueron los franciscanos en 1262, el 29 de julio, es decir, ocho días
después de la fiesta de santa María Magdalena, identificada por algunos
como su hermana María.
S. Marta es la patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien.
ORACIÓN DE LAS MADRES DE FAMILIA A SANTA MARTA
Oh Santa Marta dichosa, que tantas veces tuviste el honor y la alegría de hospedar a Jesús en el seno de tu familia, de prestarle personalmente tus servicios domésticos, y que juntamente con tus santos hermanos Lázaro y María Magdalena, gozaste de su divina conversación y doctrina, ruega por mí y por mi familia, para que en ella se conserve la paz y el mutuo amor, para que todos sus miembros vivan en la observancia de la Ley de Dios, y para que sólo Dios, y no el mundo ni el pecado, reine en nuestro hogar. Libra a mi familia de toda desgracia espiritual y temporal, ayúdame en el cuidado de mis hijos y subordinados, y concédeme la dicha de verlos unidos bajo la mirada paternal de Dios en la tierra, para volver a verles reunidos en las moradas del cielo.
Amén.
(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=611)