¡Oh!, San Juan Gualberto, sois vos, el hijo del Dios
de la vida, y su amado santo, y, el mismo en que un Santo
Viernes, vuestro hermano perdió la vida y hallando a
su asesino, éste, de rodillas y suplicante os dijo:
“Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por
nosotros en la cruz, perdóname la vida”. Y, vos, al ver
los brazos en cruz de aquél hombre a Cristo Crucificado
recordasteis y bajando de vuestra cabalgadura lo abrazasteis
diciendo: “¡Por amor a Cristo, te perdono!”. Y, luego,
entrando a la Iglesia os arrodillasteis ante la imagen
de Cristo Crucificado e inclinando la cabeza, Él mismo
os dijo: “¡Gracias Juan!”. Y, desde aquel día vuestra vida
cambió y en premio, Jesús os concedió la vocación y vos,
dejando uniforme y armas, marchasteis al convento benedictino
de monjes de vuestro pueblo y pedisteis que os admitieran
como religioso. Vuestro padre enterado, se opuso y exigió
al superior del convento que os devolvieran, pero cuando
os vio vestido de monje humilde, lloró, y, os bendijo
amorosamente. En aquellos días campeaba en la Iglesia,
la “simonía”, para la compra de algunos altos cargos, y
así, a dirigir la Santa Iglesia llegaban hombres indignos.
Y, vos, soportar no pudisteis esta indignidad y retirándoos
del convento con otros monjes, declarasteis públicamente
que el superior y el Obispo, habían cometido tal pecado,
y lograsteis que los destituyeran. Luego, marchasteis
a un sitio apartado y silencioso, llamado Valleumbroso y
allá fundasteis un monasterio de mojes benedictinos,
que se propusieron cumplir con la regla de San Benito. Y,
os llegaron vocaciones de todas partes, y con los mejores
religiosos, fuisteis fundando varios monasterios más,
difundiendo buenas costumbres y atacasteis sin cuartel
la simonía. Del aprecio papal enorme gozasteis y de muchos
obispos también. Y, así, habiendo grande obra hecho,
vuestra alma voló al cielo para recibir corona de luz,
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor;
¡oh!, San Juan Gualberto, “vivo perdón y amor del Dios Vivo”.
de la vida, y su amado santo, y, el mismo en que un Santo
Viernes, vuestro hermano perdió la vida y hallando a
su asesino, éste, de rodillas y suplicante os dijo:
“Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por
nosotros en la cruz, perdóname la vida”. Y, vos, al ver
los brazos en cruz de aquél hombre a Cristo Crucificado
recordasteis y bajando de vuestra cabalgadura lo abrazasteis
diciendo: “¡Por amor a Cristo, te perdono!”. Y, luego,
entrando a la Iglesia os arrodillasteis ante la imagen
de Cristo Crucificado e inclinando la cabeza, Él mismo
os dijo: “¡Gracias Juan!”. Y, desde aquel día vuestra vida
cambió y en premio, Jesús os concedió la vocación y vos,
dejando uniforme y armas, marchasteis al convento benedictino
de monjes de vuestro pueblo y pedisteis que os admitieran
como religioso. Vuestro padre enterado, se opuso y exigió
al superior del convento que os devolvieran, pero cuando
os vio vestido de monje humilde, lloró, y, os bendijo
amorosamente. En aquellos días campeaba en la Iglesia,
la “simonía”, para la compra de algunos altos cargos, y
así, a dirigir la Santa Iglesia llegaban hombres indignos.
Y, vos, soportar no pudisteis esta indignidad y retirándoos
del convento con otros monjes, declarasteis públicamente
que el superior y el Obispo, habían cometido tal pecado,
y lograsteis que los destituyeran. Luego, marchasteis
a un sitio apartado y silencioso, llamado Valleumbroso y
allá fundasteis un monasterio de mojes benedictinos,
que se propusieron cumplir con la regla de San Benito. Y,
os llegaron vocaciones de todas partes, y con los mejores
religiosos, fuisteis fundando varios monasterios más,
difundiendo buenas costumbres y atacasteis sin cuartel
la simonía. Del aprecio papal enorme gozasteis y de muchos
obispos también. Y, así, habiendo grande obra hecho,
vuestra alma voló al cielo para recibir corona de luz,
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor;
¡oh!, San Juan Gualberto, “vivo perdón y amor del Dios Vivo”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Julio 12
San Juan Gualberto
Religioso Benedictino
Año 1073
Nació en Florencia, de familia muy rica y su único hermano fue
asesinado. Era heredero de una gran fortuna y su padre deseaba que
ocupara altos puestos en el gobierno. Un Viernes Santo iba este santo
por un camino rodeado de varios militares amigos suyos, y de pronto se
encontró en un callejón al esesino de su hermano. El enemigo no tenía a
donde huir, y Juan dispuso matarlo allí mismo. El asesino se arrodilló,
puso sus brazos en cruz y le dijo: “Juan, hoy es Viernes Santo. Por
Cristo que murió por nosotros en la cruz, perdóname la vida”. Al ver
Gualberto aquellos brazos en cruz, se acordó de Cristo crucificado. Se
bajó de su caballo. Abrazó a su enemigo y le dijo: “Por amor a Cristo,
te perdono”.
Siguió su camino y al llegar a la próxima iglesia se arrodillo ante
la imagen de Cristo crucificado y le pareció que Jesús inclinaba la
cabeza y le decía: “Gracias Juan”. Desde aquel día su vida cambió por
completo. En premio de su buena acción, Jesús le concedió la vocación, y
Juan dejó sus uniformes militares y sus armas y se fue al convento de
los monjes benedictinos de su ciudad a pedir que lo admitieran como
religioso.
Su padre se opuso totalmente y exigió al superior del convento que le
dovolvieran a Juan inmediatamente. Cuando el papá vio al antiguo
guerrero convertido en sencillo y piadoso monje se echó a llorar, y
dándole su bendición se retiró. En aquellos tiempos, el peor defecto que
había en la Iglesia era la Simonía, es decir, algunos compraban los
altos cargos, y así llegaban a dirigir la Santa Iglesia algunos hombres
indignos. En el convento de florencia, donde estaba Juan, se murió el
superior, uno de los monjes fue con el obispo y con dinero hizo que lo
nombraran superior a él. También el obispo había comprado su cargo.
Gualberto no pudo soportar esta indignidad y se retiró de aquel
convento con otros monjes y antes de salir de la ciudad, declaró
publicamente en la plaza principal que el superior del convento y el
obispo merecían ser destituidos porque habían cometido el pecado de
simonía. Más tarde logró que los destituyeran.
Fundador
Se fue a un sitio muy apartado y silencioso, llamado Valleumbroso y
allá fundó un monasterio de mojes benedictinos que se propusieron
cumplir exactamente todo lo que San Benito había recomendado a sus
monjes. El monasterio llegó a ser muy famoso y le llegaron vocaciones de
todas partes. Con los mejores religiosos de su nuevo convento fue
fundando varios monasterios más y así logró difundir por muchas partes
de Italia las buenas costumbres, y fue atacando sin misericordia la
simonía y las costumbres corrompidas. Las gentes sentían gran veneración
por él.
Después de haber logrado que muchas personas abandonaran sus vicios y
se convirtieran y que muchos sacerdotes empezara a llevar una vida
santa, y gozando del enorme aprecio del Papa y de numerosos obispos,
murió el 12 de julio de 1073, dejando muchos monasterios de religiosos
que trataban de imitarlo en sus virtudes y llegaron a gran santidad. Que
sus ejemplos sean de gran provecho para nuestra alma.