¡Oh!, Santos Ponciano e Hipólito, vosotros sois los hijos
del Dios de la vida y sus amados santos y mártires, que,
deportados a Cerdeña, y con igual condena, entregasteis
vuestras santas vidas, por la gloria de la Iglesia. Vos,
Ponciano, ya en la Cátedra de Pedro, hallasteis la Iglesia
por un cisma dividida, por vos, Hipólito creado. Por
entonces, famoso erais, por vuestro conocimiento de la
Escritura Sagrada, y por vuestro profundo pensamiento.
Además, vos, Hipólito, no aceptasteis la elección Calixto
como Papa y os erigisteis como jefe de los disidentes,
creyendo que vos, la tradición representabais. Maximino,
por entonces, perseguidor de cristianos ordenó que os
arrestasen a ambos y os condenó a trabajos forzados.
Entonces, vos, Ponciano por amor a Cristo, renunciasteis
a vuestro cargo, y por vos, Hipólito seguido fuisteis.
Compañeros deportados, ya en Cerdeña, os unió una misma
confesión de fe. Y, así, juntos, entregasteis vuestras
santas vidas a Dios. Pero, a Él, gracias, y concluida
la persecución, Fabián, Papa, os llevó a Roma, hechos ya,
santos mártires, para daros cristiana sepultura. Mucho
antes, Dios, os había coronado, con corona de luz, como
justo premio a vuestra entrega de amor, constancia y fe;
¡Oh!, Santos Ponciano e Hipólito, “viva luz de Cristo”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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13 de Agosto
Santos Ponciano Papa e Hipólito presbítero
Mártires.
Martirologio Romano: Santos mártires Ponciano, Papa, e Hipólito,
presbítero, que fueron deportados juntos a Cerdeña, y con igual condena,
adornados, al parecer, con la misma corona, fueron trasladados
finalmente a Roma, Hipólito, al cementerio de la vía Tiburtina, y el
papa Ponciano, al cementerio de Calisto (c. 236).
Al llegar Ponciano a la Cátedra de Pedro, en el año 230, encontró a
la Iglesia dividida por un cisma, cuyo autor era el sacerdote Hipólito,
un maestro afamado por su conocimiento de la Escritura y por la
profundidad de su pensamiento. Hipólito no se había avenido a aceptar la
elección del diácono Calixto como papa (217) y, a partir de ese
momento, se había erigido en jefe de una comunidad disidente, estimando
que él representaba a la tradición, en tanto que Calixto y sus sucesores
cedían peligrosamente al último capricho.
El año 235 estalló la persecución de Maximiano. Constatando que los
cristianos de Roma se apoyaban en los dos obispos, el emperador mandó
que arrestasen a ambos, y les condenó a trabajos forzados.
Para que la Iglesia no se viera privada de cabeza en circunstancias
tan difíciles, Ponciano renunció a su cargo e Hipólito hizo otro tanto.
Deportados a Cerdeña, se unieron en una misma confesión de fe, y no
tardaron en encontrar la muerte. Después de la persecución, el papa
Fabián (236-250), pudo llevar a Roma los cuerpos de ambos mártires. El
13 de agosto es precisamente el aniversario de esta traslación.
Pronto se echó en olvido que Hipólito había sido el autor del cisma.
Sólo se tuvo presente al mártir y doctor, hasta tal punto que un dibujo
del siglo IV asocia sus nombres a los de Pedro y Pablo, Sixto y Lorenzo.