¡Oh!, San Bonifacio, vos, sois el hijo del Dios, de la vida
y su amado santo, que, ordenado sacerdote y con dos
compañeros más, os encaminasteis a Turingia y más
adelante viajasteis a Roma a solicitar permiso a
Gregorio II, Papa, para misionar en el continente.
Él, os escuchó muy feliz y os dijo, bendiciéndoos:
“Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio”, o sea
“bienhechor”. En Hesse, convertisteis a gran número
de bárbaros y, en Amoneburg, a orillas del río Olm,
fundasteis vuestro primer monasterio, regresando a
Roma, el Papa os ordenó Obispo. Después, en Hesse,
fundasteis el convento de Fritzlar y en Turingia
el monasterio de Ordruf. Presidisteis un concilio y,
en Roma, el Papa, os elevó a Arzobispo de Maguncia,
uniéndoos a vos, muchos colaboradores, tantos que,
desde Inglaterra, mujeres llegaron para contribuir a
la conversión de Alemania. Vos, ansiabais regresar a
a Frisia, pues vuestros conversos habían apostatado.
Y, así fue, y con cincuenta y dos compañeros miles
de habitantes de Frisia fueron bautizados. Un día,
os encontrabais leyendo y salisteis de vuestra tienda
y os encontrasteis con una turba, con intenciones
de mataros y vos gritasteis: “Dios salvará nuestras
almas”. Y, un malhechor se os arrojó sobre vos, y
levantando el libro del evangelio os cubristeis para
protegeros y, la espada partió el libro y vuestra
santa cabeza. Y así, voló vuestra alma la cielo,
para coronada ser con coronada del luz, como justo
premio a vuestra entrega increíble de amor y fe;
Apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos;
¡oh!, San Bonifacio, “vivo soldado de la fe y de la luz”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Junio
San Bonifacio
Apóstol de Alemania
Bonifacio nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex
(Inglaterra). Su verdadero nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en
el año 716 con dos compañeros se encaminó a Turingia; pero aún no era la
hora de su apostolado. Regresó a su monasterio y en el año 718 viajó a
Roma para solicitar del papa Gregorio II autorización de misionar en el
continente. El Sumo Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de
otorgarle la bendición, le dijo: “Soldado de Cristo, te llamarás
Bonifacio”. Este nombre significa “bienhechor”.
En 719 se dirigió a Frislandia. Allí estuvo tres años; luego se
marchó a Hesse, convirtiendo a gran número de bárbaros. En Amoneburg, a
orillas del río Olm, fundó el primer monasterio. Regresó a Roma, donde
el papa lo ordenó obispo.
Poco después, en el territorio de Hesse, fundaba el convento de
Fritzlar. En el año 725 volvió a dirigirse a Turingia y, continuando su
obra misionera, fundó el monasterio de Ordruf. Presidió un concilio
donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío de Carlomagno,
quien lo apoyó en su empresa. En el año 737, otra vez en Roma, el papa
lo elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia. Prosiguió su misión
evangelizadora y se unieron a él gran cantidad de colaboradores.
También llegaron desde Inglaterra mujeres para contribuir a la
conversión del país alemán, emparentado racialmente con el suyo. Entre
éstas se destacaron santa Tecla, santa Walburga y una prima de
Bonifacio, santa Lioba. Este es el origen de los conventos de mujeres.
Prosiguió fundando monasterios y celebrando sínodos, tanto en Alemania
como en Francia, a consecuencia de lo cual ambas quedaron íntimamente
unidas a Roma.
El anciano predicador había llegado a los ochenta años. Deseaba
regresar a Frisia (la actual Holanda). Tenía noticias de que los
convertidos habían apostatado. Cincuenta y dos compañeros fueron con él.
Atravesaron muchos canales, hasta penetrar en el corazón del
territorio. Al desembarcar cerca de Dochum, miles de habitantes de
Frisia fueron bautizados. El día de pentecostés debían recibir el
sacramento de la confirmación.
Bonifacio se encontraba leyendo, cuando escuchó el rumor de gente que
se acercaba. Salió de su tienda creyendo que serían los recién
convertidos, pero lo que vio fue una turba armada con evidente
determinación de matarlo.
Los misioneros fueron atacados con lanzas y espadas. “Dios salvará
nuestras almas”, grito Bonifacio. Uno de los malhechores se arrojó sobre
el anciano arzobispo, quien levantó maquinalmente el libro del
evangelio que llevaba en la mano, para protegerse. La espada partió el
libro y la cabeza del misionero. Era el 5 de junio del año 754.
El sepulcro de san Bonifacio se halla en Fulda, en el monasterio que
él fundó. Se lo representa con un hacha y una encina derribada a sus
pies, en recuerdo del árbol que los gentiles adoraban como sagrado y que
Bonifacio abatió en Hesse. Es el apóstol de Alemania y el patriarca de
los católicos de ese país.
Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy
Sancho, Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino, Nicanor, Faustino,
Apolonio, Marciano, Zenaida, Ciria, Valeria, Marcia, Doroteo, Claudio,
Adalaro, Lupercio, mártires; Eutiquio, obispo; Doroteo, presbítero;
Félix, monje; beato Fernando de Portugal.
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