¡Oh!, San Francisco de Sales; vos, sois, el hijo del Dios
de la Vida, su “apóstol de la palabra y de la verdad” contra
los impíos protestantes, líder y escudo con vuestro verbo
prodigioso. Vos escribíais de día hojas clandestinas y la
metíais por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón,
os ganasteis el premio de ser “patrono de los periodistas”.
En uno de vuestros escritos llamado “Introducción a la vida
devota”, nos invitáis dulcemente a amar esta heroica
clase de vida. Vos, decíais: “¿No es una barbaridad querer
desterrar la vida devota del cuartel de los soldados, del
taller de los artesanos, del palacio, de los príncipes y
del hogar de los casados? !Claro que sí! Prescindir de Dios,
que es sólo Amor, es como estar muerto en vida, ir, ciego
y cojo por el mundo, y el cuerpo, atado al eterno fuego.
“No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos
con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor.
Y, te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no
te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en
tu corazón entrada al enojo”. ¡Maravilla de maravillas!
Como sabéis vos, vuestra dulzura, no fue algo fácil de lograr,
pues dicen que vos, en vuestra juventud teníais mal genio.
Pero, que vos, supisteis modelar, con vuestra lucha ascética
con el fin de aumentar vuestra capacidad de autodominio.
Prueba de ello, se cuenta que, al haceros la autopsia, os
encontraron con vuestro hígado duro como piedra. Al final,
de vuestra vida, vuestra alma voló al cielo luego de haberla
gastado en buena lid, ganándoos corona de luz, como premio
justo a vuestra entrega grande de amor y fe. Santo Patrono
de los escritores y periodistas del orbe de la tierra;
¡oh!, San Francisco de Sales, “viva dulzura del Dios Vivo".
© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de enero
San Francisco de Sales
Obispo
Patrono de los periodistas y escritores
(1567-1622)
Escribía de día hojas clandestinas y la metía por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón, se ganó el premio “patrono de los periodistas”.
Escribía como un ángel
De forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura. Montañés de cuerpo entero, nacido en los Alpes, en el castillo saboyano de Sales. Familia exquisita. Le llevan a estudiar a la universidad de París. Luego a Padua. Canónigo de Annecy, obispo auxiliar de Ginebra, líder de debates con los protestantes, apóstol de la región de Chablais. Vuelve a París, trata con san Vicente de Paul, en todas partes se le recibe con entusiasmo.
Hay un libro: “Introducción a la vida devota”, cuarenta ediciones en vida del autor, y en aquellos tiempos. Un libro utilizado muchísimo tiempo como lectura espiritual.
“¿No es una barbaridad -decía él- querer desterrar la vida devota del cuartel de los soldados, del taller de los artesanos, del palacio de los príncipes, del hogar de los casados?”
Hay una amistad que no se puede olvidar. La que mantuvo con Juana Chantal; con ella fundó la Orden de la Visitación.
Una virtud
La dulzura de este hombre, de quien dicen que en su juventud tenía tan mal genio.
Respecto a esto, es una constante en la biografía de todo santo su lucha ascética a fin de aumentar su capacidad de autodominio. Pero para demostrar que esta virtud no se consigue de la noche a la mañana, he aquí un detalle precisamente referida a nuestro santo.
Se cuenta que al hacerle al autopsia, le encontraron su hígado endurecido como un piedra. Esto se explica por la enorme violencia que tuvo que hacerse este hombre de fuerte carácter para hacerse y aparecer amable, delicado y bondadoso en el trato. Esa dulzura de la que hablamos antes, no le fue fácil conseguirla.
San Francisco de Sales escribió: “No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo”
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Francisco_de_Sales.htm)