Oh, María, Santa Madre del Redentor,
Vos, que visitasteis a vuestra prima
Isabel, porque , os enterasteis que,
también ella, un hijo esperaba. Y,
que, gracias al Espíritu Santo, que
os Iluminó, comprendisteis que,
al hacerlo, os llevaríais gracias y
bendiciones del Hijo de Dios, que
se os había encarnado en Vos. Ya
lo dijo San Ambrosio, de que, Vos,
os adelantasteis a saludar a Isabel,
porque, sois la que siempre os
adelantáis a dar cariño y amor, a
quienes amáis. Por vuestra visita,
llevasteis a Jesús, y con Él, el Espíritu
Santo a Isabel, la alegría a Juan y el
don de Profecía. San Bernardo, dice
que, Vos, os constituisteis, en un
“Canal inmenso”, por medio del
cual el amor de Dios, envía hacia
nosotros cantidades admirables de
gracias, favores y bendiciones. Vos,
cuando marchasteis a servir a vuestra
prima Isabel, no acudisteis como “reina
y señora”, sino, como sierva humilde
a atender dispuesta a todos los que
os necesitaban en aquella casa. Vos,
estaréis hasta el fin de los siglos en
el mundo, auxilios prestando a todos
quienes os necesitamos de vuestros
favores y gracias. María, ayer, hoy, y
siempre, amor y misericordia eternos;
oh, María, Santa Madre del Redentor.
© 2012Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________
31 de Mayo
Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel
Fiesta Litúrgica
Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.
Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un “Canal inmenso” por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.
Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.
Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.