¡Oh! Santa Clara de la Cruz de Montefalco, vos, sois la hija
del Dios de la Vida, su sierva y amada santa. Vos, movida
a ser ermitaña, escogisteis el hábito franciscano y en
compañía de vuestra hermana Giovanna y sus compañeras entraron
a la vida mosástica para vivirla estrictamente. Vos, hicisteis
vuestros votos de pobreza, castidad y obediencia, y así os
convertisteis en religiosa agustina. Vuestra hermana fue electa
primera abadesa y vuestra ermita fue dedicada como un monasterio.
Al fallecimiento de vuestra hermana Giovanna, os eligieron como
abadesa por imposición de obediencia a vuestro obispo. En la
celebreación de la Epifanía y después de hacer una confesión
general frente a vuestras hijas, entrasteis en éxtasis y os
mantuvisteis asi por varias semanas. Estando imposibilitada de
comer, las religiosas os mantenían dándoos agua azucarada. Y,
vos, os visteis siendo juzgada delante de Dios. Y, también
dijisteis haber visto a Jesús, vestido como un pobre viajero.
Durante una visión arrodillándoos delante de Jesus, tratasteis
de detenerlo y le preguntasteis: «¿Mi Señor a donde vas?»
y Jesús os respondió: «He buscado en todo el mundo un lugar fuerte
donde plantar esta Cruz firmemente y no lo he encontrado». Luego,
vos, mirasteis la Cruz y haciéndole saber vuestro deseo de ayudar
a cargarla, os respondió Jesús: «Clara, he encontrado el lugar
para mi Cruz aquí. He encontrado finalmente alguien a quien
pueda confiar mi Cruz». Y, Jesús, implantó su Cruz en vuestro
corazón. EL intenso dolor que sentisteis en todo vuestro ser,
cuando recibíais la Cruz de Cristo, vivió en vos, para siempre.
Y, así, el resto de vuestros años los pasasteis en la pena y en
el dolor y aún así, continuasteis sirviendo a vuestras hermanas
con alegría. Vos, servisteis como abadesa, maestra, madre y
directora espiritual de vuestras amadas hijas por largo tiempo.
Y, un día vos enfermasteis gravemente y pedisteis recibir la
Extrema Unción, hicisteis vuestra última confesión y vuestra
alma, voló al cielo luego de haberla gastado en buena lid,
para ser coronada con corona de luz. Os beatificó, el Papa
Clemente Doce, en el Día de la Inmaculada Concepción. El Papa
León Trece, la canonizó en la Basílica de San Pedro en Roma.
Luego de vuestra muerte, vuestro corazón fue extraído de
vuestro cuerpo, y luego de él, se extrajeron un crucifijo, tres
clavos, la corona de espinas y un látigo. Y, entonces noticiado
el obispo viajó a Montefalco, indignado pensando que las
religiosas habían sembrado los símbolos. Investigaron físicos,
juristas y teólogos, los cuales descartaron la posibilidad de
fabricación de aquellas reliquias. El vicario del obispo, quién
vino a Montefalco a castigar al responsable del fraude, se
convenció de la autenticidad de los descubrimientos después
de verificar personalmente que los signos no eran resultado
de trucos. Pero, las dudas persistieron aun en el proceso de
vuestra canonización, hasta quisieron canonizaros como
franciscana y no como agustina ya que vos habíais sido secular
terciaria franciscana. El crucifijo encontrado en vuestro
corazón es del tamaño de un pulgar, la cabeza de Cristo esta
inclinada hacia el lado derecho, su cuerpo es blanco con
excepción de la abertura en el costado derecho que tiene un
rojo intenso. El látigo y la corona de espinas son, formados
por fibras nerviosas y los tres clavos están formados por
una tela de fibras oscuras. Hoy vuestro cuerpo, está incorrupto,
y vuestro corazón es venerado en la iglesia de Santa Clara
en Montefalco, donde vuestro cuerpo, vestida con el hábito
agustino, reposa gloriosamente bajo el altar mayor. ¡Aleluya!
¡Oh! Santa Clara de la Cruz de Montefalco, «vivo amor por Cristo».
© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
17 de Agosto
Santa Clara de la Cruz de Montefalco
Abadesa
Martirologio Romano: En Montefalcone, de la Umbría, santa Clara de la Cruz, virgen de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que estuvo al frente del monasterio de la Santa Cruz con un amor ardiente a la pasión de Cristo (1308).
Nació en Montefalco, Umbría (Italia), alrededor de 1268; sus padres fueron Damiano e Iacopa Vengente. Su hermana Giovanna vivía como ermitaña. En 1274, cuando Clara tenía 6 años, el obispo de Spoleto permitió a Giovanna recibir a mas hermanas y fue cuando Clara entra a la Tercera Orden de San Francisco, movida a ser ermitaña adopta el hábito franciscano. En 1278, la comunidad creció lo suficiente que tuvieron que construir una ermita más grande a las afueras del pueblo.
En 1290, Clara, su hermana Giovanna y sus compañeras deciden entrar a la vida mosástica en el mas estricto sentido. Su obispo ubica el monasterio en Montefalco según la regla de San Agustín. Clara hace sus votos de pobreza, castidad y obediencia, y se convierte en religiosa agustina. Su hermana Giovanna fue electa la primera abadesa y su pequeña ermita fue dedicada como un monasterio. El 22 de noviembre de 1291 Giovanna muere, después Clara fue elegida abadesa. Clara, inicialmente, no aceptó la posición, pero después de la intervención del obispo de Spoleto, finalmente aceptó ser abadesa por imposición de obediencia de su obispo.
1294 fue decisivo para la vida espiritual de Clara. En la celebreación de la Epifanía, después de hacer una confesión general frente a sus hijas, sintió un éxtasis y se mantuvo asi por varias semanas. Imposibilitada de comer, las religiosas mantenían a su Madre Abadesa dándole agua azucarada. Durante este tiempo, Clara reportó tener una visión en la cual se vió siendo juzgada delante de Dios.
Clara también comentó tener una visión de Jesús vestido como un pobre viajero. Durante una visión arrodillándose delante de Jesus trató de detenerlo y preguntarle «»Mi Señor a donde vas?»» y Jesús le respondió «He buscado en todo el mundo un lugar fuerte donde plantar esta Cruz firmemente y no lo he encontrado».» Después, Clara miró la Cruz y haciéndole saber su deseo de ayudar a Jesús a cargarla, le dijo: «»Clara, he encontrado el lugar para mi Cruz aquí. He encontrado finalmente alguien a quien pueda confiar mi Cruz»» y Jesús, implantó su Cruz en el corazón de Clara. EL intenso dolor que sintió en todo su ser cuando recibía la Cruz de Cristo, vivió con ella para siempre. El resto de sus años los pasó en la pena y en el dolor y aún así continuaba sirviendo a sus hermanas con alegría.
En el año de 1303 Clara pudo construir una iglesia en Montefalco la cual no solo sirvió como capilla para las religiosas, sino también para todas las personas de la ciudad. La primera piedra fue bendecida el 24 de junio de 1303 por el obispo de Spoleto y aquel dia la iglesia fue dedicada a la Santa Cruz.
Clara sirvió como abadesa, maestra, madre y directora espiritual de sus amadas hijas por 16 años. Mientras la reputación de santidad y milagros atraían visitantes al monasterio, ella continuaba gobernándolo de manera sabia, cuidadosa y sin romper la armonía de la comunidad.
En agosto de 1308, enfermó grave que la dispuso en cama; el 15 de agosto, pidió recibir la Extrema Unción. Hizo su última confesión el 17 de agosto y al dia siguiente, muere en su convento de Montefalco en 1308.
El proceso de canonización fue iniciado en 1328, pero fue hasta el 13 de abril de 1737 que Clara fue beatificada por el Papa Clemente XII. El 8 de diciembre de 1881, fiesta de la Inmaculada Concepción, el Papa León XIII la canonizó en la Basílica de San Pedro en Roma.
Reliquias
Inmediatamente después de la muerte de Clara, su corazón
fue extraído del cuerpo y después de una inspección, se reportó que los
instrumentos de la Pasion de Cristo: un crucifijo, 3 clavos, la corona
de espinas y un látigo fueron encontrados en su corazón hechos por los
tejidos cardiacos. Escuchado estas noticias, el vicario del obispo de
Spoleto viajó a Montefalco lleno de indignación sospechando que las
religiosas del convento habían plantado los símbolos. Una comisión de
físicos, juristas y teólogos se reunieron para llevar a cabo una
investigación , la cual descartó la posibilidad de fabricación. El
vicario del obispo, quén vino a Montefalco como un inquisidor a castigar
al responsable del fraude, se convenció de la autenticidad de los
descubrimientos después de verificar personalmente que los signos no
eran resultado de trucos. Sin embargo, dudas de la veracidad de los
hallazgos persistieron aun en el proceso de canonización, hasta querían
canonizarla como franciscana y no como agustina ya que habia sido
secular terciaria franciscana.
El crucifijo encontrado en el corazón de santa Clara es del tamaño de un pulgar, la cabeza de Cristo esta inclinada hacia el lado derecho, su cuerpo es blanco con excepción de «la pequeña abertura en el costado derecho que tenia un rojo intenso». El látigo y la corona de espinas son, aparentemente formados por fibras nerviosas y los 3 clavos estan formados por una tela de fibras oscuras.
El cuerpo de Santa Clara permanece incorrupto, sin embargo la piel de sus manos se ha oscurecido con el tiempo. El corazón fue dispuesto para la veneración en la iglesia de Santa Clara en Montefalco, donde su cuerpo, vestida con el hábito agustino, reposa bajo el altar mayor.
(http://es.catholic.net/op/articulos/36613/clara-de-la-cruz-de-montefalco-santa.html)