¡Oh!, Espíritu Santo, tomad mi vida como
huésped vuestro y rogar a cada Don perenne
su compañía por el bien de mi vida toda.
huésped vuestro y rogar a cada Don perenne
su compañía por el bien de mi vida toda.
Espíritu de Sabiduría, ayudadme a buscar
a Dios y que sea Él, el centro de mi vida
para que en mi alma reine el amor y la paz.Espíritu de Entendimiento, mi mente
iluminad para que conozca yo y ame
las verdades de la fe y las haga vida.
Espíritu de Consejo, iluminadme y guiadme
para que de mí, salgan palabras justas y
de luz llenas, para hablar de Vos, Dios mío.
Espíritu de Fortaleza, vigorizad mi alma
en tiempos de prueba, adversidad y dadme
lealtad, confianza y fuerza en el Dios vivo.
Espíritu de Ciencia, a distinguir ayudadme
entre el bien y el mal. Y, enseñadme a
con rectitud a obrar en presencia de Dios.
Espíritu de Piedad, tomad mi corazón e
inclinadlo hacia el dolor de mis hermanos
para que yo, os imite con toda mi alma.
Espíritu de Temor de Dios, lo más íntimo
de mi corazón penetrad, para que pueda
yo, del pecado huir al recordaros a Vos.
¡Oh!, Espíritu Santo, tomad mi vida como
huésped vuestro y rogar a cada Don perenne
su compañía por el bien de mi vida toda.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Domingo 24 de Mayo
Solemnidad de Pentecostés
Jesús había establecido los fundamentos de la Iglesia en el curso de
su vida apostólica, y le había comunicado sus poderes después de
resucitar. Pero el Espíritu Santo debía completar la formación de los
apóstoles y revestirlos de la Fuerza de lo Alto.
Al reino visible de Cristo sucedía el reino invisible del Espíritu
Santo, que venía a terminar y pulir la obra ya admirable de Jesús, “a
renovar, la faz de la tierra”. Pentecostés celebra la primera
manifestación del Espíritu Santo a los discípulos de Jesucristo.
Jesús había anunciado a sus discípulos la llegada del Espíritu
Paráclito. Se apodera del Cenáculo el Espíritu Santo, y un viento
huracanado que de repente sopla en torno y la aparición de lenguas de
fuego en el interior, el gozo y la pérdida de temor, son las señales
maravillosas de Su presencia.
Meditación
El Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, es
Dios. Verdadero Dios como lo son el Padre y el Hijo. Es el Amor del
Padre y el Hijo. Cristo prometió que este Espíritu de Verdad iba a venir
y moraría dentro de nosotros. “Yo rogaré al Padre y les dará otro
Intercesor que permanecerá siempre con ustedes.Este es el Espíritu de
Verdad que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Pero
ustedes saben que él permanece con ustedes, y estará en ustedes” (Jn 14,
16-17)
El Espíritu Santo vino el día de Pentecostés y nunca se ausentará
Cincuenta días después de la Pascua, el Domingo de Pentecostés, los
Apóstoles fueron transformados de hombres débiles y tímidos en valientes
proclamadores de la fe; los necesitaba Cristo para difundir su
Evangelio por el mundo.
El Espíritu Santo está presente de modo especial en la Iglesia,
comunidad de quienes creen en Cristo como el Señor. Ayuda a su iglesia a
que continúe la obra de Cristo en el mundo. Su presencia da gracia a
los fieles para unirse más a Dios y entre sí en amor sincero, cumpliendo
sus deberes con Dios y los demás.
La gracia y vida divina que prodiga hacen a la Iglesia ser mucho más
grata a Dios; la hace crecer con el poder del Evangelio; la renueva con
sus dones y la lleva a unión perfecta con Jesús. El Espíritu Santo guía
al Papa, a los obispos y a los presbíteros de la Iglesia en su tarea de
enseñar la doctrina cristiana, dirigir almas y dar al pueblo la gracia
de Dios por medio de los Sacramentos. Orienta toda la obra de Cristo en
la Iglesia: solicitud por los enfermos, enseñar a los niños, preparación
de la juventud, consolar a los afligidos, socorrer a los necesitados.
Es nuestro deber honrar al Espíritu Santo amándole por ser nuestro
Dios y dejarnos dócilmente guiar por Él en nuestras vidas. San Pablo nos
lo recuerda diciendo: “¿No saben ustedes que son templo de Dios y que
el Espíritu de Dios habita en ustedes?”(1 Cor 3, 16).
Conscientes de que el Espíritu Santo esta siempre con nosotros,
mientras vivamos en estado de gracia santificante, debemos pedirle con
frecuencia la luz y fortaleza necesarias para llevar una vida santa y
salvar nuestra alma.
La Palabra de Dios “En verdad te digo: El que no nazca de agua y de
Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es
carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu (Jn 3, 5-6). “Os he dicho
estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu
Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os
recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn 14, 25-26). ” Al llegar el día
de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa donde se encontraban. Se les
aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se postraron
sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se
pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse (Hech 2, 1-4). ”
A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho
común. Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a
otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro fe, en el mismo
Espíritu; a otros carismas de curaciones, en el unico Espíritu; a otro,
poder de milagros; a otro, profecía, a otro, discernimiento de
espíritus; a otro diversidad de lenguas; a otro don de interpretarlas.
Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu,
distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad” (1Cor 12,
7-11).
Oración propia de la Novena Espíritu Santo
Tercera Persona de la Santísima Trinidad, Espíritu de Verdad, amor y
santidad, que procedes del Padre y del Hijo y en todo son iguales, te
adoro y te amo con todo mi corazón.
Espíritu Santo muy querido, confiando en el hondo y personal amor que
me tienes, hago esta novena para pedirte, si así es tu voluntad, me
concedas esta gracia en particular (Mencione el favor que desea).
Enséñame, Espíritu Divino, a conocer y buscar mi último fin; dame
Santo temor de Dios, verdadera contrición y paciencia. No me dejes caer
en pecado. Aumenta mi fe, esperanza y caridad y has florecer en mi alma
las virtudes propias de mi estado de vida. Hazme fiel discípulo de Jesús
y obediente hijo de la Iglesia.
Dame gracia eficaz con que pueda cumplir los Mandamientos y recibir
dignamente los Sacramentos. Dame las cuatro virtudes cardinales, tus
siete dones y los doce frutos. Llévame a perfección en el estado de vida
al cual me has llamado y después de una muerte dichosa concédeme la
vida eterna.
Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.
Consagración
Espíritu Santo, divino Espíritu de luz y amor, te consagro mi entendimiento, mi corazón, mi voluntad y todo mi ser, en el tiempo y en la eternidad.
Que mi entendimiento este siempre sumiso a tus divinas inspiraciones y enseñanzas de la doctrina de la Iglesia católica que tu guías infaliblemente.
Que mi corazón se inflame siempre en amor de Dios y del prójimo. Que
mi voluntad este siempre conforme a tu divina voluntad. Que toda mi vida
sea fiel imitación de la vida y virtudes de Nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. A El, contigo y el Padre sea dado todo honor y gloria por
siempre.
Dios Espíritu Santo, infinito amor del Padre y del Hijo, por las manos purísimas de María, tu esposa inmaculada, me pongo hoy y todos los días de mi vida sobre tu altar escogido, el Sagrado Corazón de Jesús, como un sacrificio en tu honor, fuego consumidor, con firme resolución ahora más que nunca de oír tu voz y cumplir en todas las cosas tu santísima y adorable voluntad.
Los Siete Dones del Espíritu Santo
Bendito Espíritu de Sabiduría, ayúdame a buscar a Dios. Que sea el
centro de mi vida, orientada hacia Él para que reine en mi alma el amor y
armonía.
Bendito Espíritu de Entendimiento, ilumina mi mente, para que yo
conozca y ame las verdades de fe y las haga verdadera vida de mi vida.
Bendito Espíritu de Consejo, ilumíname y guíame en todos mis caminos,
para que yo pueda siempre conocer y hacer tu santa voluntad. Hazme
prudente y audaz.
Bendito Espíritu de Fortaleza, vigoriza mi alma en tiempo de prueba y adversidad. Dame lealtad y confianza.
Bendito Espíritu de Ciencia, ayúdame a distinguir entre el bien y el
mal. Enséñame a proceder con rectitud en la presencia de Dios. Dame
clara visión y decisión firme.
Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón; inclinalo a
creer con sinceridad en Ti, a amarte santamente, Dios mio, para que con
toda mi alma pueda yo buscarte a ti, que eres mi Padre, el mejor y más
verdadero gozo.
Bendito Espíritu de Santo Temor, penetra lo mas intimo de mi corazón
para que yo pueda siempre recordar tu presencia. Hazme huir del pecado y
concédeme profundo respeto para con Dios y ante los demás, creados a
imagen de Dios.
Te pedimos, Dios todopoderoso, nos concedas agradar al Espíritu Santo con nuestras oraciones de tal modo que podamos con su gracia vernos libres de tentaciones y merezcamos obtener el perdón de los pecados. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen
Ven, Espíritu Santo
Oh, Espíritu Santo, ven,
Danos el ansiado bien
De Tu lumbre celestial;
Padre del pobre clemente,
De eternos dones la fuente,
Luz para todo mortal.
Supremo consolador,
Huésped del alma, dulzor,
Refrigerio en los rigores,
Dulce tregua en la fatiga,
Templanza que ardor mitiga,
Consuelo en nuestros dolores.
Luz sacrosanta del mundo,
Abraza lo mas profundo
Del corazón de tus fieles;
Sin tu bella claridad,
Sólo existiría maldad,
Y serían los hombres crueles.
Limpia toda sordidez,
Fructifica la aridez,
Sana lo que se halla herido,
Doblega la vanidad,
Enardece la frialdad,
Torna recto lo torcido.
Bríndales la concesión
De tu septiforme don
A la grey que en Ti confía,
Úngelos con la virtud,
Dales éxito y salud,
Y perdurable alegría.
Amén. ¡Aleluya!
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
¡Oh Dios! Tu has instruido los corazones de tus fieles enviándoles la
luz de tu Espíritu Santo. Concédenos, por el mismo Espíritu, valorar
rectamente las cosas y disfrutar siempre de su ayuda. Por Cristo Nuestro
Señor. R. Amen
Oración corta al Espíritu Santo
Sopla sobre mí, Espíritu Santo, para que todos mis pensamientos
sean santos. Actúa en mi, Espíritu Santo, para que también mi trabajo
sea santo. Induce mi corazón, Espíritu Santo, para que ame solamente a
aquello que es santo. Fortaléceme, Espíritu Santo, para defender todo lo
que es santo. Guárdame, Espíritu Santo, para que yo siempre sea santo.
(http://www.ewtn.com/spanish/prayers/el_espíritu_santo.htm#Meditación)