¡Oh!, Santos Timoteo y Tito, vosotros sois los hijos del Dios
de la vida, sus amados santos y que, honor hicisteis al significado
de vuestros nombres. Vos, Timoteo decíais: “Tengo un gran respeto
a Dios”, pues engreído de Aquél y que, no siendo de los Doce,
os convertisteis en alguien importante de vuestro tiempo. Saulo
de Tarso, su verdadero nombre era, y más tarde Pablo, a quien
servisteis, como si hijo suyo fuerais, obedeciéndole en todo y
para todo, para gloria del Dios vivo, Jesucristo, Señor Nuestro.
Y, vos, Tito, el otro amigo engreído de San Pablo. Secretario
fiel, por donde anduvieron, y nunca os guardasteis para vos nada,
y, fielmente seguisteis, el ejemplo de Cristo, hasta el final
de vuestros días, como Obispo sirviéndolo. Y, así, cada quien
cuando la hora os llegó, ofrendaron vuestras santas vidas, por
la entrega increíble, de vuestras santas vidas, que coronadas
fueron con coronas de luz, como premio a vuestro amor sin fin;
¡oh!, Santos Timoteo y Tito, “Amor a Dios, vida, fe y luz”.
de la vida, sus amados santos y que, honor hicisteis al significado
de vuestros nombres. Vos, Timoteo decíais: “Tengo un gran respeto
a Dios”, pues engreído de Aquél y que, no siendo de los Doce,
os convertisteis en alguien importante de vuestro tiempo. Saulo
de Tarso, su verdadero nombre era, y más tarde Pablo, a quien
servisteis, como si hijo suyo fuerais, obedeciéndole en todo y
para todo, para gloria del Dios vivo, Jesucristo, Señor Nuestro.
Y, vos, Tito, el otro amigo engreído de San Pablo. Secretario
fiel, por donde anduvieron, y nunca os guardasteis para vos nada,
y, fielmente seguisteis, el ejemplo de Cristo, hasta el final
de vuestros días, como Obispo sirviéndolo. Y, así, cada quien
cuando la hora os llegó, ofrendaron vuestras santas vidas, por
la entrega increíble, de vuestras santas vidas, que coronadas
fueron con coronas de luz, como premio a vuestro amor sin fin;
¡oh!, Santos Timoteo y Tito, “Amor a Dios, vida, fe y luz”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Enero
San Timoteo y San Tito
Martirologio Romano: Memoria de los Santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
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San Timoteo y San Tito
Martirologio Romano: Memoria de los Santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
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San Timoteo
Obispo y Mártir
Año 97
Obispo y Mártir
Año 97
San Timoteo fue un discípulo muy amado de san Pablo. Era de Listra.
Los Hechos de los Apóstoles dicen: Había en Listra un discípulo llamado
Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego. Los
creyentes de la ciudad y de los alrededores daban de él muy buenos
testimonios. Pablo quiso que se fuera con él.
San Pablo le impuso las manos y le confió el misterio de la
predicación, y en adelante lo consideró siempre como un hijo suyo y un
discípulo muy amado. En la carta a los Corintios, el apóstol lo llama
“Timoteo: mi hijo amado” (1 Cor. 4,7) y de la misma manera lo llama en
las dos cartas que le escribió a él.
Timoteo acompañó a San Pablo en su segundo y tercer viajes
misioneros. El apóstol al escribirle más tarde le recordará lo buena que
fue su familia: “Quiero refrescar el recuerdo de la gran fe que había
en tu familia: en tu abuela Loida y en tu madre Eunice. Que esa fe se
conserve en ti, ya que desde tu más tierna infancia te hicieron leer y
meditar las Sagradas Escrituras” (1 Tim. 1,5;4,14)
La familia de Timoteo progresó mucho en santidad cuando San Pablo y
San Bernabé estuvieron hospedados en su casa en Listra. Y allí aquella
ciudad les sucedió a los dos apóstoles un hecho muy singular.
Las gentes al ver cómo Pablo curó instantáneamente a un tullido,
bendiciéndolo en nombre de Jesucristo, se imaginaron que estos
predicadores eran dos dioses disfrazados de hombres.
Que Bernabé, por alto y elegante, era Júpiter, y que Pablo, por lo
bien que hablaba, era Mercurio, el mensajero de los dioses y patrono de
los oradores. Y corrieron a llamar a los sacerdotes del Templo de
Júpiter, los cuales llegaron trayendo un toro para ofrecérselo en
sacrificio a los dos dioses. San Pablo se dio cuenta del engaño en que
estaban, y rasgándose la camisa les gritó: “Hombres, nosotros no somos
dioses, somos pobres criaturas como todos ustedes.”
Y entonces la situación cambió por completo. Los judíos incitaron al
populacho contra los predicadores y los apedrearon dejándolos medio
muertos. Fueron llevados a casa de Timoteo y allí les hicieron las
curaciones más necesarias y en la madrugada salieron de la ciudad.
Seguramente que a Timoteo le debió impresionar muy profundamente el modo
tan extraordinariamente heroico y alegre que tenía San Pablo para
ofrecer sus padecimientos por amor a Dios y por la salvación de las
almas, y esto lo movió más y más a dedicarse a seguirlo en sus trabajos
de apostolado.
Después de viajar con él en sus correrías de predicación por varios
países, Timoteo acompañó a San Pablo en la prisión que tuvo que sufrir
en Roma, pues en las cartas que desde Roma escribió el gran apóstol
anuncia que lo está acompañando Timoteo, su fiel discípulo.
Muy famosas son las dos cartas de San Pablo a Timoteo. En ellas le
recomienda: “Que nadie te desprecie por tu juventud. muéstrate en todo
un modelo para los creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad,
la pureza y la fe”(1 Tim. 4,12) y hasta desciende a detalles prácticos:
“Timoteo: no tomes sólo agua. Mézclale de vez en cuando un poco de vino,
por tus continuos males de estómago” (1 Tim. 5,23).
El historiador Eusebio dice que San Pablo nombró a Timoteo como
obispo de Efeso, y San Juan Crisóstomo afirma que fue nombrado
presidente de los obispos de esa región. Se cuenta también que en
tiempos del emperador Domiciano, hacia el año 97, Timoteo fue
martirizado, apaleado y apedreado por haber tratado de impedir una
fiesta muy corrompida en aquella ciudad.
San Juan Crisóstomo y San Jerónimo narran que junto a los restos o
reliquias de San Timoteo, los cristianos obtenían muy grandes favores de
Dios (y ojalá los obtengamos también hoy nosotros al recordarlo con
cariño).
Lo que más simpatía le atrae a San Timoteo es haber sido discípulo
siempre fiel y muy preferido del gran San Pablo. (Que bueno que él nos
prendiera un poquito de su aprecio por las palabras de tan gran
apóstol).
San Tito
Obispo
Siglo I
Obispo
Siglo I
Tito fue discípulo y secretario de San Pablo. Acompañó al apóstol en
muchos de sus viajes. En las dos cartas a los Corintios San Pablo
declara que él confía plenamente en su discípulo Tito, y a él lo envía a
tratar de que los cristianos cumplan lo que les ha dicho en sus cartas.
Y después dice que ha quedado muy satisfecho por las noticias que Tito
le ha traído.
San Pablo lo nombró obispo de la isla de Creta y le escribió una
bella carta, señalándole las cualidades que deben tener los sacerdotes.
Parece que murió muy anciano y venerado. Tito significa: defensor.
Que él sea nuestro defensor contra los errores que atacan a nuestra religión.