¡Oh! San Víctor el moro, vos sois el hijo del Dios de la Vida,
su mártir y amado santo, que soldado del ejército imperial,
y al imponer el emperador Maximiano la obligación de sacrificar
a los ídolos, depusisteis vuestras armas, por lo que os llevaron a la
ciudad de Lodi, donde fuisteis decapitado. San Ambrosio dice
vos, erais uno de los patronos de Milán, junto con san Félix
y san Nabor. Además, según la tradición, vos, erais originario
de Mauritania; por ello se os llamó “el Moro”, para distinguiros
de otros confesores del mismo nombre. Cristiano desde vuestra
juventud, formasteis parte de la guardia pretoriana y fuisteis
hecho prisionero cuando erais ya muy anciano. Después de soportar
crueles torturas, os decapitaron en Milán, durante el reinado
de Maximiano. Vuestro cuerpo, por orden del obispo san Materno,
fue enterrado junto a un bosquecito, donde más tarde se construyó
una iglesia. San Gregorio de Tours, afirma que Dios glorificó
vuestra tumba con numerosos milagros. San Carlos Borromeo, trasladó
vuestras reliquias a la nueva iglesia de los monjes olivetanos,
que aún lleva vuestro santo nombre. Durante vuestro
martirio os vertieron plomo derretido sobre vuestra cabeza, que
al instante se enfrió al contacto de vuestra piel y no os causó
daño alguno, ante el asombro de propios y extraños. ¡Aleluya!
¡Oh!, San Victor el moro, “vivo crisol del Amor del Dios de la Vida”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgadosu mártir y amado santo, que soldado del ejército imperial,
y al imponer el emperador Maximiano la obligación de sacrificar
a los ídolos, depusisteis vuestras armas, por lo que os llevaron a la
ciudad de Lodi, donde fuisteis decapitado. San Ambrosio dice
vos, erais uno de los patronos de Milán, junto con san Félix
y san Nabor. Además, según la tradición, vos, erais originario
de Mauritania; por ello se os llamó “el Moro”, para distinguiros
de otros confesores del mismo nombre. Cristiano desde vuestra
juventud, formasteis parte de la guardia pretoriana y fuisteis
hecho prisionero cuando erais ya muy anciano. Después de soportar
crueles torturas, os decapitaron en Milán, durante el reinado
de Maximiano. Vuestro cuerpo, por orden del obispo san Materno,
fue enterrado junto a un bosquecito, donde más tarde se construyó
una iglesia. San Gregorio de Tours, afirma que Dios glorificó
vuestra tumba con numerosos milagros. San Carlos Borromeo, trasladó
vuestras reliquias a la nueva iglesia de los monjes olivetanos,
que aún lleva vuestro santo nombre. Durante vuestro
martirio os vertieron plomo derretido sobre vuestra cabeza, que
al instante se enfrió al contacto de vuestra piel y no os causó
daño alguno, ante el asombro de propios y extraños. ¡Aleluya!
¡Oh!, San Victor el moro, “vivo crisol del Amor del Dios de la Vida”.
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8 de mayo
San Victor el Moro
Mártir
Por: Alban Butler | Fuente: Vida de los Santos
Martirlogio Romano: En Milán, en la región de Liguria,
conmemoración de san Víctor, mártir, el cual, originario de Mauritania,
era soldado del ejército imperial, y al imponer el emperador Maximiano
la obligación de sacrificar a los ídolos, depuso sus armas, por lo que
le llevaron a la ciudad de Lodi, donde fue decapitado († c. 303).
Breve Biografía
San Ambrosio dice que san Víctor era uno de los patronos de Milán,
junto con san Félix y san Nabor. Según la tradición, san Víctor era
originario de Mauritania; por ello se le llamó Mauro o Moro, para
distinguirle de otros confesores del mismo nombre. Fue cristiano desde
su juventud, formó parte de la guardia pretoriana y fue hecho prisionero
cuando era ya muy anciano. Después de soportar crueles torturas, fue
decapitado en Milán, hacia el año 303, durante el reinado de Maximiano.
Por orden del obispo san Materno, su cuerpo fue enterrado junto a un
bosquecito, donde más tarde se construyó una iglesia. San Gregorio de
Tours afirma que Dios glorificó la tumba del mártir con numerosos
milagros. San Carlos Borromeo, en 1576, trasladó las reliquias de san
Víctor a la nueva iglesia de los monjes olivetanos, que todavía lleva el
nombre del mártir. En las Actas de San Víctor, como de costumbre, se
acumulan los acontecimientos fantásticos. Por ejemplo, se cuenta que el
plomo derretido que le vertieron sobre la cabeza, se enfrió
instantáneamente al contacto de su piel y no le causó ningún daño. Pero
la existencia real del martirio de san Víctor y del culto que se le
profesó en Milán desde muy antiguo, está fuera de duda.
(http://www.es.catholic.net/op/articulos/57502/victor-el-moro-santo.html)