10 febrero, 2013

Santa Escolástica





Oh, Santa Escolástica; vos, sois
la hija del Dios de la vida, y su
amada santa y la gemela hermana
de San Benito, que, os abrazasteis
también a la cruz de Cristo, fundando
la comunidad primera de occidente
y que, con vuestra entrega de amor
y fe, supisteis, el labraros la gloria 

del cielo, por el angosto camino 
transitando, que os condujo al gozo 
de la vida eterna; allá, donde mora 
Aquél que todo lo ve, y juzga con 
la verdad y amor único. Vos, una 
noche cualquiera, a Benito le pedisteis, 
que se quedara, para “cosas del cielo” 
conversar; y, él, os respondió: ¿Cómo 
se te ocurre hermana semejante petición? 
¿No sabes que nuestros reglamentos 
nos prohíben pasar la noche fuera 
del convento? Y, ella a Dios orando,
os contestó: “¿Ves hermano? Te rogué
a ti y no quisiste hacerme caso. Le 

rogué a Dios, y El, sí atendió mi petición”. 
Y, hablando se quedaron sobre las 
delicias del cielo, mientras corría la
 feroz tormenta. Hoy, de luz coronada 
estáis, por la eternidad, como premio 
a vuestro amor,  fe y total entrega;
oh, Santa Escolástica, “amor y luz”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de Febrero

Santa Escolástica
Religiosa (año 543)


Era hermana gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de occidente. Nació el año 480, en Nursia, Italia. Desde muy joven se dedicó también ella a la vida religiosa y fue superiora de un convento de monjas. Su hermano dirigía un gran convento para hombres en el Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para mujeres a los pies de ese mismo monte.

Aunque eran hermanos y se amaban mucho, sin embargo San Benito no iba a visitar a Escolástica sino una vez cada año, pues él era muy mortificado en hacer visitas. El día de la visita lo pasaban los dos hablando de temas espirituales.

Pocos días antes de la muerte de la santa fue su hermano a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547.

Escolástica le pidió a San Benito que se quedara aquella noche charlando con ella acerca del cielo y de Dios. Pero el santo le respondió: ¿Cómo se te ocurre hermana semejante petición? ¿No sabes que nuestros reglamentos nos prohiben pasar la noche fuera del convento? Entonces ella juntó sus manos y se quedó con la cabeza inclinada, orando a Dios. Y en seguida se desató una tormenta tan espantosa y un aguacero tan violento, que San Benito y los dos monjes que lo acompañaban no pudieron ni siquiera intentar volver aquella noche a su convento. Y la santa le dijo emocionada: “¿Ves hermano? Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y El sí atendió mi petición”. Y pasaron toda aquella noche rezando y hablando de Dios y de la Vida Eterna.

Benito volvió a su convento de Monte Casino y a los tres días, al asomarse a la ventana de su celda vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo. Entonces por inspiración divina supo que era el alma de su hermana que viajaba hacia la eternidad feliz. Envió a unos de sus monjes a que trajeran su cadáver, y lo hizo enterrar en la tumba que se había preparado para él mismo. Pocos días después murió también el santo. Así estos dos hermanos que vivieron toda la vida tan unidos espiritualmente, quedaron juntos en la tumba, mientras sus almas cantan eternamente las alabanzas a Dios en el cielo.

El trabajo ofrecido por Dios es una gran oración (San Benito).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Escolástica.htm)