¡Oh!, San Irineo, vos, sois el hijo del Dios de la vida y,
el mismo que, a la cristiandad librasteis de falsarias
gnósticas enseñanzas; que, llenar intentaban las mentes
de las gentes de vuestro tiempo, la fe y la revelación
de lado dejando. A, vos, que, el privilegio tuvisteis de
educado ser por San Policarpo, otrora del gran San Juan
evangelista discípulo; os bastaron cinco libros solo, para
rebatir su doctrina oscura. “Con un poquito de ciencias
raras que aprenden, los gnósticos ya se imaginan que bajaron
directamente del cielo; se pavonean como gallos orgullosos
y parece que estuvieran andando de gancho con los ángeles”.
Así, escribisteis vos, con brillantez suma, que, vuestros
libros traducidos y divulgados fueron por las iglesias
todas, de aquél tiempo. Y, así de cumplir luego, con el
esplendor de mostrar la verdad; a la patria celeste os
fue vuestra alma, para coronada ser con corona de luz
como premio a vuestra entrega de grande y especial amor;
¡oh!, San Irineo, “fe, oración y caridad del Dios vivo”.
el mismo que, a la cristiandad librasteis de falsarias
gnósticas enseñanzas; que, llenar intentaban las mentes
de las gentes de vuestro tiempo, la fe y la revelación
de lado dejando. A, vos, que, el privilegio tuvisteis de
educado ser por San Policarpo, otrora del gran San Juan
evangelista discípulo; os bastaron cinco libros solo, para
rebatir su doctrina oscura. “Con un poquito de ciencias
raras que aprenden, los gnósticos ya se imaginan que bajaron
directamente del cielo; se pavonean como gallos orgullosos
y parece que estuvieran andando de gancho con los ángeles”.
Así, escribisteis vos, con brillantez suma, que, vuestros
libros traducidos y divulgados fueron por las iglesias
todas, de aquél tiempo. Y, así de cumplir luego, con el
esplendor de mostrar la verdad; a la patria celeste os
fue vuestra alma, para coronada ser con corona de luz
como premio a vuestra entrega de grande y especial amor;
¡oh!, San Irineo, “fe, oración y caridad del Dios vivo”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de junio
San Ireneo de Lyon
Obispo y Mártir 28 de junio
San Ireneo de Lyon
Obispo y Mártir 28 de junio
Martirologio Romano: Memoria de san Ireneo, obispo, que, como
atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de
Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos.
Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y,
según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio.
Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica
y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la
herejía. († c.202)
Breve Biografía
Pacificador de nombre y de hecho (el nombre “Ireneo” en griego quiere
decir pacífico y pacificador), san Ireneo fue presentado al Papa por
los cristianos de la Galia con palabras de grande elogio: “Guardián del
testamento de Cristo”. En Roma honró su nombre sugiriendo moderación al
Papa Víctor, aconsejándole respetuosamente que no excomulgara a las
Iglesias de Asia que no querían celebrar la Pascua en la misma fecha de
las otras comunidades cristianas.
Con los mismos fines pacificadores este hombre ponderado insistió a
los obispos de las otras comunidades cristianas para que trabajaran por
el triunfo de la concordia y de la unidad, sobre todo manteniéndose
unidos a la tradición apostólica para combatir el racionalismo gnóstico.
De sus escritos nos quedan, efectivamente, Los cinco libros del
Adversus hæreses, en los que Ireneo aparece no sólo como el teólogo más
equilibrado y penetrante de la Encarnación redentora, sino también como
uno de los pastores más completos, más apostólicos y más católicos que
hayan servido a la Iglesia. Se nota que sus argumentaciones contra Los
herejes, aunque nacieron de la polémica, son fruto de la oración y de la
caridad.
Ireneo era oriundo de Asia Menor. Entre sus recuerdos de juventud se
encuentra el contacto con Policarpo de Esmirna, el santo obispo “que fue
instruido por los testigos oculares de la vida del Verbo”, sobre todo
por el apóstol Juan, que había fijado su sede en Esmirna. Ireneo, pues,
por medio de Policarpo se une a los Apóstoles. Después de dejar el Asia
Menor, pasa a Roma y sigue para Lyon (Francia). No perteneció a la lista
de los mártires de Lyon, víctimas de la persecución del 177, porque
precisamente en ese tiempo su Iglesia lo había enviado a Roma para
presentar al Papa Eleuterio algunos asuntos de orden doctrinal,
relacionados sobre todo con el error montanista. Este error se debía a
un grupo de fanáticos que habían llegado de Oriente, predicando el
disgusto por las cosas del mundo y anunciando el inminente regreso de
Cristo. De regreso a Lyon, Ireneo sucedió en el 178 al obispo mártir san
Fotino, y gobernó la Iglesia de Lyon hasta su muerte, hacia el año 200.
Aunque no está comprobado su martirio, la Iglesia lo venera como
mártir.
En todo caso, él fue un auténtico testigo de la fe en un período de
dura persecución; su campo de acción fue muy vasto, si se tiene en
cuenta que probablemente no había ningún otro obispo en las Galias ni en
las tierras limítrofes de Alemania. Su lengua era el griego, pero
aprendió las lenguas “bárbaras” para poder evangelizar a esos pueblos.