¡Oh!, San
Andrés Avelino; vos, sois el hijo
del Dios de
la vida y su amado santo, y,
porque así,
lo quiso Dios, y el mismo letrado,
que, al leer
en el Libro Santo, la frase:
“La boca que
miente, mata el alma”, fue
suficiente
argumento, para todo abandonarlo
Y, así,
supisteis que, volveríais jamás a
ser como
antes y por ello, os entregasteis
con amor, fe
y pasión, a abrazar la Cruz
de Cristo,
atrás dejando fama, posición y
dinero, para
el uniforme de sacerdote vestir
y con él,
deslumbrar a propios y extraños,
usando
vuestra palabra, por donde fuisteis,
maravillas y
milagros haciendo. Acudieron
grandes
multitudes a visitaros en vuestro ataúd,
y durante
setentaidos horas vuestros cadáver
echó sangre
cada vez que le hicieron alguna
pequeña
herida y ella, la recogieron en frascos,
y cuatro
años después empezó a hervir, en el
aniversario
de vuestra muerte. Había dicho
Nuestro
Señor Jesucristo: “Quien renuncie a
algo
importante por amor a mí, recibirá cien
veces más”.
Y, claro, vos, lo recibisteis, y
hoy, gozáis
de las alegrías del cielo eterno,
coronado
todo, de luz, como premio justo,
a vuestra
entrega increíble de gran amor;
¡oh! San
Andrés Avelino; “amor y renuncia”.
© 2015 by
Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de
Noviembre
San Andrés
Avelino
Año 1608
Que Dios que
es tan bueno y tan generoso, nos envíe muchos predicadores que como San Andrés
Avelino conviertan a los pecadores que asistan a sus sermones.
Quien
renuncie a algo importante por amor a mí, recibirá cien veces más (Jesucristo).
El hecho más
conocido de este santo es que siendo un abogado de fama, un día en un pleito
dijo una mentira, pero luego leyó en la S. Biblia la frase que dice: “La boca que
miente, mata el alma”, y se asustó tanto que dejó la abogacía y se dedicó al
sacerdocio, a predicar y salvar almas.
San Andrés
Avelino nació en Nápoles (Italia) en 1521. Entró a la comunidad de Padres
Teatinos y allí dio tales muestras de sabiduría, que fue nombrado maestro de
novicios y superior.
San Carlos
Borromeo, que era Arzobispo de Milán, quedó tan admirado de las cualidades de
ciencia y de santidad de San Andrés que pidió a los superiores de esa comunidad
que se lo enviaran a Milán, y lo obtuvo, consiguiendo con ello un gran progreso
para su ciudad, porque las predicaciones de Avelino convertían muchos
pecadores.
Había un
convento muy relajado y San Carlos envió al Padre Andrés a tratar de
reformarlo. Lo amenazaron de muerte si se atrevía a entrar allá, pero fue
valiente y acabó con todos los abusos. En la ciudad de Piacenza su predicación
produjo un cambio tan grande en las costumbres, que los cantineros y dueños de
casas de juegos se quejaron ante el gobernador porque se les había acabado la clientela.
El gobernador llamó al santo para que le diera explicaciones y este le habló
tan hermosamente acerca de lo importante que es evitar el pecado y salvar el
alma, que desde ese día la esposa del gobernante lo escogió como director
espiritual.
En su ciudad
de Nápoles su predicación convertía miles de pecadores, y él acompañaba sus
palabras con admirables milagros y sanaciones. San Andrés Avelino murió a la
edad de 80 años en noviembre de 1608, y murió en el preciso momento en el que
empezaba la santa misa. Al hacer la señal de la cruz para comenzar la
celebración, cayó muerto de un ataque de apoplejía.
Acudieron
grandes multitudes a visitarlo en su ataúd, y durante 72 horas su cadáver echó
sangre cada vez que le hicieron alguna pequeña cortada. Esa sangre la
recogieron en frascos, y cuatro años después empezó a hervir, en el aniversario
e su muerte.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Avelino.htm)