07 julio, 2012

San Fermín Obispo y Mártir

 
Oh, San Fermín, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y su amado
santo, que lustre disteis al significado
de vuestro nombre: “firmus”, "el
firme", "el valeroso". Y, que, al
pie de la letra, cumplisteis la tarea,
de convertir a los paganos, a la
fe de Nuestro Señor Jesucristo.
Pamplona y Navarra, de vuestra
entrega de amor y fe, saben y que,
a la pagana orden de no hacerlo
más, os negasteis. Y, aquél impío,
os mandó, la cabeza cortar, como
si, al hacerlo, terminara con vuestra
alma y vuestro espíritu, que raudos
hacia Dios,volaron con presteza.
Hoy, Pamplona, os recuerda con
grande alegría y fervor, pues, como
vos, nadie más, para evangelizar.
Vuestra sangre, con mucho amor
derramada, os convirtió en mártir,
y premiado fuisteis por Dios, con   
corona eterna de luz, como, justo
premio a vuestra entrega de amor, 
oh, San Fermín, "el firme y mártir".

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de julio
San Fermín Obispo y Mártir
Siglo IV

Este Santo es el famoso patrono de las “Corridas de San Fermín” en España. Su nombre proviene de “Firmus”, el firme, el valeroso.

Nació en Pamplona, España, lo convirtió a la Fé San Honesto, un discipulo de San Saturnino, y lo consagro el Obispo de Toulose, el cual lo envío a predicar por Francia. San Fermín construyó un templo en Amiens, y en esa ciudad convirtió muchos paganos al cristinanismo. Amiens recibió también el martirio por proclamar la fe en Jesucristo.

Predicó San Fermín con mucho fruto en las regiones de Pamplona y Navarra y logró dejar ahí muchos sacerdotes fervorosos, los cuales reafirmaron la fe católica en aquellas tierras. Cuando se fue de allí, la mayoría de los paganos de la región se habían vuelto cristianos. En Francia un gobernador lo puso preso, pero el pueblo invadió la cárcel y lo liberó.

Más tarde el jefe pagano de Amiens le ordenó que dejara de predicar la religión de Cristo. Como Santo no quiso dejar de predicar la verdadera religión, entonces el gobernador le mandó cortar la cabeza. Y así obtuvo lo que más quería en toda su vida : derramar su sangre por Jesucristo y llegar a ser mártir de nuestra santa religión.

La ciudad de Pamplona celebra su fiesta, cada 7 de julio con grandes regocijos populares. Quiera Dios que nuestros religiosos y apóstoles, no dejen nunca de predicar y enseñar, sin cansarse, ni desanimarse, la verdadera religión de Jesús. Aunque ello les cueste grandes sacrificios.