14 de septiembre
El Señor de Huanca
Valle Sagrado de los Incas
Fe en su máximo esplendor: así es la festividad del Señor del Señor de Huanca
A 50 km de la ciudad del Cusco, en el distrito de San Salvador (provincia de Calca), se encuentra una de las imágenes más importantes y veneradas del Perú: el Señor de Huanca. Considerada como milagrosa, se trata de una representación del Cristo martirizado ubicada en el interior del santuario del mismo nombre y a donde cada año llegan fieles y visitantes de todo el mundo para rendirle culto por su valiosa trascendencia; peregrinación que ha sido declarada en 2014 como Patrimonio Cultural de la Nación.
La festividad del Señor de Huanca se distingue de otras celebraciones por su carácter mágico, religioso y andino. En ella, se expresa la divinidad religiosa de dos maneras: la andina, en la cual el Apu Pachatusan es el espíritu guardián de la comunidad, y la europea, a través de la religión cristiana. Asimismo, también se aprecian distintas manifestaciones culturales y cultos religiosos relacionados a la identidad cusqueña.
El origen de una fiel devoción
Existen muchas versiones sobre cómo se inició el fervor por la imagen del señor de Huanca. Una de ellas se remonta al siglo XVII y narra la historia de un joven indio quien, cansado de los maltratos por parte de sus patrones españoles, escapó hasta Huanca y rezó durante todo el día para que no lo encontraran. Al caer la noche, mientras se encontraba oculto, se le apareció ante él la imagen de un Cristo sangrante. Emocionado por la revelación, el joven decidió llevar a uno de los pintores más destacados de la localidad a aquel lugar para inmortalizar sobre una piedra la figura que había visto. Según la leyenda, una fuerza divina guiaba el trazo del dibujante que a su vez realizaba la pintura exacta. Fue allí mismo donde posteriormente se construyó una capilla que luego se volvería el actual santuario.
Otra versión cuenta la historia de un minero llamado Pedro Valero quien se encontraba en grave estado de salud. Un día, conoció a un doctor de nombre Enmanuel que, milagrosamente, lo curó. Agradecido por el tratamiento, Pedro le preguntó cómo podría retribuir la atención; el joven médico solo le respondió que podía ir a visitarlo a su casa en el poblado de Huanca. Grande fue su sorpresa cuando, en 1778, llegó al lugar y los pobladores le dijeron que aquella localidad se encontraba deshabitada y que tan solo se encontraba una capilla abandonada. Contrariado por la noticia, Pedro insistió yendo hacia la pequeña ermita y halló una piedra pintada con un Jesucristo azotado. Lo increíble fue que el rostro del hijo de Dios era el mismo de la persona que lo había sanado.
Esta peregrinación ha sido declarada como Patrimonio Cultural de la Nación en 2014 .
Lo cierto es que las leyendas alrededor de esta imagen han logrado que la devoción hacia el Señor de Huanca se incremente con los años, lo que lo convierte en un punto de encuentro de oraciones y peticiones no solo para los pobladores de la zona, sino para los católicos de todo el mundo.(Enturperú).