¡Oh! San Juan Damasceno, vos, sois el hijo del Dios de la vida
y su amado santo, y, sois considerado el último representante
de la patrología griega y el equivalente oriental de San Isidoro
de Sevilla por vuestra obra simpar y fuente del conocimiento.
Vuestra actividad literaria os encumbró, pues desde la poesía
arribasteis a la liturgia, la filosofía y a la apologética. Vuestra
amistad con el príncipe Yazid, os promovió al mismo puesto
vuestro padre, como ministro de Hacienda y además como
“Logothete”, o representante de la comunidad cristiana ante
las autoridades árabes. Más tarde, renunciasteis a la corte y a
ser el representante de los cristianos, por el anticristiano califa.
En medio de todo, y junto con vuestro hermano Cosme, os
retirasteis al monasterio de San Sabas, en Jerusalén, donde
fuisteis ordenado sacerdote, adentrándoos en el mundo de
Dios para luego, predicador ser de la basílica del Santo Sepulcro.
En medio de todo, León III Isáurico, inauguró la política iconoclasta,
desterrando las imágenes sagradas, cuyo culto consideró que era
un acto de idolatría. Pero, el patriarca de Constantinopla, San
Germán, defendió su culto, explicando la verdadera naturaleza
su homenaje, siendo desterrado. Desde Jerusalén, bajo el
dominio árabe, llegó vuestra voz y con Tres discursos en favor
de las sagradas imágenes os impusisteis en su favor. Entonces,
el emperador, no pudiéndoos atacar, os calumnió con vileza ,
falsificando una carta vuestra, en la que vos habríais apoyado
restituir la ciudad de Jerusalén al impío emperador. Pero Dios,
estuvo siempre con vos, pues en el segundo concilio de Nicea,
en reparación de las injurias, proclamó no sólo vuestra ciencia,
sino también vuestra santidad. Y, así, un día os llamó el Amo
de la vida, luego de haber gastado la vuestra en buena lid,
para, coronado ser con coronado de luz. León XIII Papa, os
proclamó doctor de la Iglesia y nosotros os recordamos con fe;
¡Oh! San Juan Damasceno, “testimonio vivo de la verdad”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de Diciembre
San Juan Damasceno
Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de
la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó
valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico
para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la
laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí
murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c. 750).
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.
Breve Biografía
Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn Mansur, nacido a mediados del
siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749) es
considerado el último representante de la patrología griega y el
equivalente oriental de San Isidoro de Sevilla por sus obras
monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es
multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la
elocuencia a la filosofía y a la apologética. Hijo de un alto
funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del
príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que
corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de
“Logothete”, fue representante civil de la comunidad cristiana ante las
autoridades árabes.
A un cierto punto Juan renunció a la corte y a su alto cargo,
probablemente por las tendencias anticristianas del califa. En compañía
del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de
San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó
su formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular
de la basílica del Santo Sepulcro.
Era el período en el cual el emperador de Bizancio, León III
Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas
las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de
idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió
el culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que
se les rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de
valentía. Desde Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz
en favor del culto de las imágenes, la del entonces desconocido monje
Juan Damasceno o de Damasco, que con sus Tres discursos en favor de las
sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la atención del mundo
cristiano. El emperador, no pudiendo atacar directamente al monje,
recurrió vilmente a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan,
en la que éste habría tramado una conjuración para restituir el dominio
de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.
En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo
demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo del
patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo
concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el
defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su
santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.
La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se
mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.
Fuente: Catholic.net
(http://www.es.catholic.net/op/articulos/31853/juan-damasceno-santo.html)