05 marzo, 2016

San Adrian y Eubolo de Cesarea

 

¡Oh! San Adrian y Eubolo de Cesarea, vosotros, sois los hijos
del Dios de la vida, sus amados santos y mártires, que, en la
persecución bajo el emperador Diocleciano, en el día en que
celebrarse solían los festejos de la “Fortuna de los Cesarienses”,
por mandato del procurador impío y por vuestra fe en Cristo
Jesús Dios y Señor Nuestro, arrojado Adriano, fuisteis a un león y
luego, degollado a espada. Mucho antes de que ésto sucediera,
los guardias de la ciudad os interrogaron sobre el motivo de
vuestro viaje, vosotros, fieles a a la verdad de Cristo, respondisteis
sin rodeos que, a visitar a los cristianos habían ido. Y, luego,
os condujeron ante el gobernador, quien, os mandó golpear,
azotar y desgarrar vuestras carnes con los garfios de hierro,
para luego ser arrojados a las fieras. Dos días más tarde, en las
fiestas de la diosa fortuna, fuisteis decapitado Adriano, después
de haber sido atacado por un león. Eubolo, vuestro fiel amigo,
la suerte misma corrió, días después. Pero, el juez antes de ello,
le había prometido la libertad, pero, luego de que apostatase
de vuestra fe, pero el santo varón, la muerte prefirió. Y, así,
volaron vuestras santas almas al cielo, para coronadas ser con
coronas de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡No celebrasteis nada! por la “fortuna de los cesarienses”,
pero, sí, por otra más grande y eterna: ser de Cristo Jesús;
¡Oh!, San Adrián y Eubolo, “vivos mártires del Dios vivo”.

 
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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5 de marzo
San Adriano y Eubolo de Cesarea
Mártire
s



Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, san Adriano, mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano, en el día en que solían celebrarse los festejos de la Fortuna de los Cesarienses, por mandato del procurador y por su fe de Cristo fue arrojado ante un león y después degollado a espada (309).


Etimológicamente: Adriano = Adrián = Aquel que viene del mar, es de origen latino.


En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo (o Eusebio) fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe.


Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos.


Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.


Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.


Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.

Autor: Fuente: Oremosjuntos.com

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=35446)