26 febrero, 2015

San Cesáreo de Nazianzo

 

¡Oh!, San Cesáreo, vos, sois el hijo del Dios de la vida
y su amado santo. Médico, no solo del cuerpo, sino del alma
y además, hermano de Gregorio, erudito en las cosas de Dios.
Dominabais la oratoria, la filosofía y la medicina, y también
os resististeis al impío Juliano, cuando éste, haceros quiso
vuestra fe abandonar, cosa que nunca jamás logró. En medio
de todo, un terremoto sucedió, que os hizo al mundo renunciar
y, dejando y repartiendo vuestros bienes entre los pobres,
os abrazasteis a la Cruz de Cristo. Cumplido vuestro tiempo,
voló vuestra alma al cielo, y fue vuestro hermano, quien os
dedicó un panegírico de emoción lleno, resaltando vuestra
calidad de cristiano y ser humano. Y, así, voló vuestra alma
al cielo, y Dios, en su infinita bondad os premió vuestra fe,
y entrega, coronándoos con corona de luz, como premio
a vuestro amor. Santo Patrono de los médicos de la tierra;
¡oh!, San Cesáreo Nacianzo, “fuerza, fe y luz del amor de Dios” 

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
____________________________________

26 de Febrero
San Cesáreo de Nazianzo
Laico
†: 369
País:Turquía

Otras formas del nombre: Casario de Nazianzo. Canonización:pre-congregación
Hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Nacianzo, de la región de Capadocia, san Cesáreo, médico, hermano de san Gregorio Nacianceno. Patronazgo: patrono de los médicos. Refieren a este santo: Santa Gorgonia, San Gregorio de Nacianzo, Santa Nona.

Cesáreo era hermano de san Gregorio de Nacianzo -el famoso teólogo- e hijo del obispo de dicha ciudad. Ambos hermanos recibieron una educación excelente; Gregorio estudió en Cesarea de Palestina y Cesáreo en Alejandría, donde se distinguó en todas las ramas del saber humano, especialmente en la oratoria, la filosofía y la medicina. Terminó sus estudios de medicina en Constantinopla y llegó a ser el mejor médico de su época. Aunque la ciudad del emperador Constancio quería conservarle, Cesáreo no quiso establecerse allí. Más tarde, Juliano el Apóstata le llamó de nuevo a Constantinopla, le nombró jefe de sus médicos y le exceptuó de los edictos que publicó contra los cristianos. Cesáreo resistió victoriosamente a todas las tentativas de Juliano por hacerle abandonar la fe; pero su padre y su hermano le convencieron de que abandonara la corte, a pesar de la oposición de Juliano. Joviano le restituyó a su antiguo puesto y Valente le nombró su tesorero particular, es decir, director de la hacienda pública, en Bitinia.

El año 368, Cesáreo estuvo a punto de perder la vida en un terremoto y quedó tan impresionado, que renunció al mundo. A su muerte, ocurrida poco después, dejó todos sus bienes a los pobres. Su hermano, san Gregorio, predicó su oración fúnebre, que es nuestra principal fuente de información. Dicho panegírico le mereció el título de santo y la conmemoración que de él hace el Martirologio Romano. Sin embargo, es casi seguro que san Cesáreo recibió el bautismo después del terremoto de Nicea, es decir, apenas unos meses antes de su muerte. Durante la mayor parte de los cuarenta años que pasó sobre la tierra fue, por su propia voluntad, siempre catecúmeno, sin derecho a participar en los sagrados misterios.

El panegírico puede verse en Migne PG 35, 755-788. La iglesia oriental lo celebra el 9 de marzo.
Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI