25 octubre, 2012

San Gaudencio de Brescia




Oh, San Gaudencio, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su
amado santo, que, intercedisteis
por San Crisóstomo, durante
la persecución de los cristianos
en Constantinopla. A vos, os
recuerdan las gentes de vuestro
tiempo, porque ocupáis en la
historia de la antigua literatura
cristiana, un lugar especial, por
vuestras incontables obras. Obras
que hablan por sí mismas de
vuestro amor a Cristo, Dios y
Señor Nuestro, en vuestras tareas
de evangelización y conversión.
Os gustaba escribir sermones
y homilías, basados en el libro
de la vida, con estilo, elegante,
fácil y ameno. También, sobre
Filastro, su vida y escritos, que
Titulasteis “Liber de vita sancti
Philatrii” y que gracias a vos
conocemos hoy día. Vuestra
alma, al cielo voló, y premiada
fue, con corona de luz eterna;
oh, San Gaudencio, “luz y fe”.


© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado

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25 de Octubre
San Gaudencio de Brescia
Obispo



San Gaudencio vivió a finales del siglo IV o principios del siglo V ignorándose su patria, la fecha de su nacimiento y aún la historia de sus primeros años. Pero se sabe que después de la muerte del obispo Filastro, ocurrida en el año 387, fue elegido obispo de Brescia y que aunque al principio no quiso aceptar el nombramiento, se vio obligado a ello por el afecto del pueblo y las repetidas instancias de los obispos de la provincia entre los cuales figuraba San Ambrosio.

San Gaudencio mantuvo una gran amistad con el obispo de Milán y fue uno de los latinos enviados a Constantinopla en los años 404 y 405 para interceder a favor de San Crisóstomo durante la persecución.

En la historia de la antigua literatura cristiana ocupa un distinguido lugar San Gaudencio por muchas obras que de él se conservan. Se le deben principalmente las noticias que nos quedan de Filastro, consignadas en un discurso suyo sobre la vida y escritos de este prelado y que suele también titularse Liber de vita sancti Philatrii.

Se conservan también diez sermones y algunas homilías sobre diferentes pasajes de la Biblia entre otras, las que pronunció el día de su consagración, muy interesante para la historia de su vida.

Dupín dice de él en su Nouvelle bibliothèque que su estilo es sencillo pero descuidado, sus alegorías violentas, sus sermones secos, estilo muy poco atractivo y superficial. Pero en cambio, Pablo Galearti afirma que su estilo, aunque sencillo, es elegante, fácil y ameno.