Oh, San Juan I Papa; vos, sois
el hijo del Dios de la vida. El
mismo que fustigasteis a los
arrianos herejes, con verdad y
coraje, la fe de nuestra Santa
Madre Iglesia, defendiendo. Y,
aquellos, con vos temblaron
como viento en tempestad plena
y, desde el día aquél, no fueron
nunca más. Y, aunque Teodorico
reyezuelo, cobró venganza con
vos; Aquél que todo lo ve os
premió coronándoos con corona
de luz, que hoy lucís y gozáis;
Oh, San Juan I, Papa y Mártir.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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San Juan
I
Papa y
mártir(año 526)
Era italiano, de Toscana. En 523 fue elegido
Sumo Pontífice. En Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la herejía de
los arrianos. Y sucedió que el emperador Justino de Constantinopla decretó
cerrar todos los templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que los que
pertenecían a la herejía arriana ocuparan empleos públicos (los arrianos niegan
que Jesucristo es Dios y esto es algo muy grave y contrario a la religión
Católica). El rey Teodorico obligó entonces al Papa a que fuera a Constantinopla
y tratar de obtener que el emperador Justino quitara las leyes que habían dado
contra los arrianos. Pero Juan no tenía ningún interés en que apoyaran a los
herejes. Y así lo comprendió la gente de esa gran ciudad.
Más de 15,000 fieles salieron en Constantinopla a recibir al Papa Juan, con velas encendidas en las manos, y estandartes. Y lo hicieron presidir muy solemnemente las fiestas de Navidad. Y claro está que el emperador Justino, aunque les devolvió algunas iglesias a los arrianos, no permitió que ninguno de estos herejes ocupara puestos públicos.
Y Teodorico se encendió en furiosa rabia, y al
llegar el Santo Padre a Ravena (la ciudad donde el rey vivía) lo hizo encarcelar
y fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió, que al poco
tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos grandes
consejeros, Boecio y Símaco.
Y dicen los historiadores que el rey Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero, que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el almuerzo.