Oh, Santa Hilda de Whitby, vos, sois la hija
del Dios de la vida y su amada santa, que,
fundando un monasterio en Whitby, permanecisteis
en él, el resto de vuestra santa vida, hasta
vuestra muerte. En vuestro tiempo, las propiedades
y los bienes eran de todos y los valores
cristianos, ejercidos eran de igual manera,
sobre todo la paz y la caridad. Todos también,
estudiaban la Santa Biblia y hacían obras
de caridad. Cinco hombres del monasterio
se convirtieron en obispos y uno venerado
fue como santo: San Juan de Beverley. La
Reina Eanfleda de Deira, y su hija Alfleda
se convirtieron al cristianismo, luego en
monjas y más tarde en abadesas de Whitby,
después de que vos, moristeis. El gran
Beda, os describe como una mujer de gran
energía y una audaz y eficaz administradora
y maestra. Vos os ganasteis la reputación
de sabiduría, pues, incluso reyes, príncipes
y obispos buscaban vuestra ayuda. Os preocupaba
también, la gente sencilla, como Caedmon,
un pastor y poeta religioso. Aunque vos,
teníais un carácter fuerte, inspirabais
cariño, aprecio y afecto. Beda dijo: “Todos
aquellos que la conocían la llamaban madre
por su gran devoción y gracia“. Una fiebre
rara, os abrazó un tiempo largo, y a pesar
de ello, seguisteis trabajando hasta el día
en que, vuestra alma, voló al cielo, y os
acompañó el tañer repentino de las campanas,
mientras coronada era, con corona de luz;
oh, Santa Hilda de Whitby, “amor, fe y luz”.
del Dios de la vida y su amada santa, que,
fundando un monasterio en Whitby, permanecisteis
en él, el resto de vuestra santa vida, hasta
vuestra muerte. En vuestro tiempo, las propiedades
y los bienes eran de todos y los valores
cristianos, ejercidos eran de igual manera,
sobre todo la paz y la caridad. Todos también,
estudiaban la Santa Biblia y hacían obras
de caridad. Cinco hombres del monasterio
se convirtieron en obispos y uno venerado
fue como santo: San Juan de Beverley. La
Reina Eanfleda de Deira, y su hija Alfleda
se convirtieron al cristianismo, luego en
monjas y más tarde en abadesas de Whitby,
después de que vos, moristeis. El gran
Beda, os describe como una mujer de gran
energía y una audaz y eficaz administradora
y maestra. Vos os ganasteis la reputación
de sabiduría, pues, incluso reyes, príncipes
y obispos buscaban vuestra ayuda. Os preocupaba
también, la gente sencilla, como Caedmon,
un pastor y poeta religioso. Aunque vos,
teníais un carácter fuerte, inspirabais
cariño, aprecio y afecto. Beda dijo: “Todos
aquellos que la conocían la llamaban madre
por su gran devoción y gracia“. Una fiebre
rara, os abrazó un tiempo largo, y a pesar
de ello, seguisteis trabajando hasta el día
en que, vuestra alma, voló al cielo, y os
acompañó el tañer repentino de las campanas,
mientras coronada era, con corona de luz;
oh, Santa Hilda de Whitby, “amor, fe y luz”.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Mayo
Santa Hilda de Whitby (Ilda)
Abadesa
Santa Hilda de Whitby (Ilda)
Abadesa
No se sabe el lugar de nacimiento de Hilda, pero de acuerdo a Beda el Venerable fue en el año 614. Ella fue la segunda hija de Hereric, sobrino de Edwin de Northumbria, y su esposa Breguswita. Su hermana mayor, Hereswita, se casó con Ethelric, hermano del rey Anna de Anglia Oriental. Cuando era apenas una bebe su padre fue envenenado mientras pasaba su exilio en la corte del rey de Elmet (en lo que hoy en día es West Yorkshire). Se asume que ella creció en la corte de Ediwn en Northumbria.
En 627 el rey Edwin de Northumbria fue bautizado durante la Pascua junto a toda su corte, la cual incluía a Hilda, en una pequeña capilla de madera construida especialmente para la ocasión, cerca de lo que hoy en día es la Catedral de York Minster.
La ceremonia fue oficiada por el monje-obispo Paulinus, quien había venido desde Roma junto a San Agustín de Canterbury. Luego acompaño a Ethelburga, una princesa cristiana, cuando ella regreso a Kent para casarse con Edwin.
Hilda como monja
No se sabe dónde fue que Hilda empezó su vida como monja, excepto que fue al norte de las orillas del río Wear. Aquí, con unos cuantos compañeros aprendieron las tradiciones del monasticismo del Cristianismo Celta el cual San Aidan había traído desde Iona. Después de un año San Aidan nombró a Hilda como la segunda Abadesa de Hartlepool. No quedan rastros de esta abadía pero el cementerio monástico se ha encontrado cerca de la presente Iglesia de Santa Hilda.
En 657 Hilda fundo un nuevo monasterio en Whitby (en ese entonces conocida como Streonshalh), donde permaneció el resto de su vida hasta su muerte en 680.
Vida monástica en Whitby
En el acantilado oriental de Whitby se levantan las impresionantes ruinas de un abadía benedictina del siglo XII. Este, sin embargo, no fue el edificio que Hilda conoció. Evidencia arqueológica muestra que el monasterio era en estilo celta con sus miembros viviendo en pequeñas casas para dos o tres personas. La tradición de monasterios dobles, como los de Hartlepool y Whitby, era para que hombres y mujeres vivieran separadamente pero que pudieran rezar juntos en misa.
No se sabe donde exactamente la iglesia monástica de Hilda se levantó, tampoco sabemos cuantos monjes y monjas vivían en Whitby. Lo que Beda nos cuenta es que las ideas originales de monasticismo eran estrictamente seguidas en la abadía de Hilda. Todas las propiedades y bienes eran de propiedad común, los valores cristianos eran ejercidos, especialmente paz y caridad, todos tenían que estudiar la Biblia y hacer obras de caridad.
Cinco hombres del monasterio se convirtieron en obispos y uno fue venerado como santo, San Juan de Beverley.
La Reina Eanfleda de Deira, y su hija Alfleda se convirtieron en monjas y juntas fueron abadesas de Whitby después de la muerte de Hilda.
Carácter de Santa Hilda
Beda describe a Hilda como una mujer de gran energía quien era una audaz y eficaz administradora y maestra. Ella se ganó una reputación de sabiduría, que incluso reyes, príncipes y obispos buscaban su ayuda, pero también se preocupaba por la gente ordinaria como Caedmon, un pastor y bardo religioso. Aunque Hilda tenía un carácter fuerte ella también inspiraba afecto. Beda dijo “Todos aquellos que la conocían la llamaban madre por su gran devoción y gracia“.
Muerte de Santa Hilda
Hilda sufrió de una fiebre los últimos seis años de su vida, pero continuó trabajando hasta su muerte en el 680, en lo que entonces era una edad muy avanzada de sesenta y seis. En su último año ella fundo otro monasterio, a 14 millas de Whitby, en Hackness. Ella murió después de recibir el viaticum, y según la leyenda, en el momento de su muerte las campanas del monasterio en Hackness sonaron.