¡Oh!, San Egidio; vos, sois el hijo del Dios de la vida, y,
el mismo que honor, disteis al significado de vuestro nombre:
“El Protegido o defendido”. Del Ródano, ermitaño y anacoreta;
milagros por cientos se os atribuyen, y, en el Medioevo, como
prueba de ello os llamó: Abogado de los pecadores, por haber
ayudado en su conversión al Rey Carlos; Protector de pobres,
tullidos y arqueros, por haber sido herido por una flecha;
Abogado contra el miedo y el incubo, por ayudar a una cierva
en peligro; y Defensor contra las enfermedades del cáncer y
la epilepsia, llamada “mal de San Gil”. Hasta hoy, se os
representa como anacoreta, con varios atributos: cierva,
lirio, flecha clavada en el brazo, dos puertas, regalo del Papa
a vuestro monasterio y un mensaje celeste en una filacteria
por haber descubierto un pecado oculto del Rey Carlos y hacérselo
confesar. Eso erais y sois, y por ello, hoy, con justicia lucís,
corona eterna de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Egidio, “vivo amor y defensa del Dios de la Vida”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1º de Septiembre
San Egidio
(“El Protegido o Defendido” en latín; o “cabrito” en griego).
Martirologio Romano: En la región de Nimes, de la Galia Narbonense (hoy Francia), san Egidio o Gil, cuyo nombre adopta la población que después se formó en la región de la Camargue y donde se dice que el santo había erigido un monasterio y acabado el curso de su vida mortal (s. VI/VII). (http://www.es.catholic.net/op/articulos/32158/gil-o-egidio-santo.html)
Martirologio Romano: En la región de Nimes, de la Galia Narbonense (hoy Francia), san Egidio o Gil, cuyo nombre adopta la población que después se formó en la región de la Camargue y donde se dice que el santo había erigido un monasterio y acabado el curso de su vida mortal (s. VI/VII). (http://www.es.catholic.net/op/articulos/32158/gil-o-egidio-santo.html)
Ermitaño de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII.
Algunas leyendas piadosas lo consideraban un rico heredero emigrado de
Marsella y establecido como anacoreta en un bosque, en la desembocadura
del río Ródano. Con el tiempo edificó un monasterio.
Se le atribuyen algunos milagros y la piedad en el Medioevo lo llamó:
Abogado de los pecadores, por haber ayudado en su conversión al Rey
Carlos; Protector de pobres, tullidos y arqueros, por haber sido herido
por una flecha; Abogado contra el miedo y el incubo, por ayudar a una
cierva en peligro; y Defensor contra las enfermedades del cáncer y la
epilepsia, llamada “mal de San Gil”.
Se le consideró uno de los “14 santos auxiliares”. Se le representa
como anacoreta, con varios atributos: cierva, lirio, flecha clavada en
el brazo, dos puertas (regalo del Papa a su monasterio) y un mensaje
celeste en una filacteria por haber descubierto un pecado oculto del Rey
Carlos y hacérselo confesar.